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ELIMINA EL AZÚCAR DE TU DIETA SIN SUFRIR DEMASIADO

1- Mira las etiquetas. El mismo producto puede llevar cantidades industriales de azúcar si escoges una marca y una cantidad razonable si apuestas por otra. Y probablemente ni siquiera lo notes. Un buen ejemplo son las galletas o los cereales de desayuno: fíjate en las etiquetas e intenta apostar por opciones lo menos azucaradas. Tu paladar tardará unos días en acostumbrarse, y tu cuerpo probablemente también muestre un ligero síndrome de abstinencia, pero será solo cuestión de días: enseguida integrarás estos nuevos alimentos a la dieta.

2- Más vale añadir. En la línea del punto anterior, conviene evitar los productos con azúcares añadidos. Mejor escoger un yogur o postre lácteo sin azúcar y añadirla nosotros mismos llegado el caso, pues de buen seguro acabaremos incorporando menos de la que lleva de serie. Esta norma sirve para todos los postres lácteos, zumos y bebidas vegetales, entre otros. Y es que más que evitar por completo el consumo de azúcar, la idea es ir reduciéndolo poco a poco, y de esta manera lo haremos de forma sencilla y efectiva sin apenas notarlo.

3- Sí a los endulzantes alternativos. De la stevia al sirope de agave. Son igualmente calóricos, pero mucho más sanos que el azúcar. Podemos añadirlos al café, las infusiones e incluso la repostería y no vamos a notar la diferencia.

4- Acuérdate de la miel. Es también un endulzante fantástico, saludable y energético, que podremos incorporar a nuestras tostadas del desayuno o a nuestras infusiones, batidos y zumos. También va a funcionar muy bien con yogures, cuajadas y postres de cuchara en general, hasta el punto de que en unos días no echaremos para nada en falta el azúcar.

5- Repostería siempre casera. Además de que es mucho más sana porque no lleva aditivos que desconocemos y sabemos los ingredientes que estamos utilizando, con la repostería ocurre lo mismo que con los yogures. Las versiones procesadas contienen siempre una enorme cantidad de azúcar añadido, incluso una tercera parte más del que utilizaremos en nuestra versión casera.

6- No al azúcar glass. Se ha convertido en un básico para decorar pasteles, pero ya es hora de sustituirlo. Mejor utilizar virutas de chocolate negro, alguna crema casera suave o, directamente, nada: si la pieza de repostería es buena, probablemente no requerirá decoración. Lo mismo podemos decir de los rebozados con azúcar que solemos usar en buñuelos, torrijas y otros dulces caseros: antes de usar azúcar, debemos preguntarnos si de verdad es necesario.

7- Cada día un poco menos. Además de apostar por endulzantes saludables, también podemos intentar ir reduciendo poco a poco la cantidad de azúcar que incorporamos a cafés e infusiones hasta que, en poco tiempo, ya no necesitemos añadir nada. Si somos de los que tomamos dos sobres, empecemos a añadir uno y medio durante una semana, después reduzcamos a uno, posteriormente a medio y así poco a poco hasta que ya no necesitemos nada. Va en serio: te acostumbrarás rapidísimo a los nuevos sabores.

8- Olvida los frappucinos y demás pijadas cafeteras. Suelen ser una bomba de relojería de azúcar que no nos aporta nada más que calorías vacías y un subidón de insulina. Si sales a tomar un café opta mejor por uno solo o uno con leche vegetal. Pero ojo, vigila también con las leches vegetales, pues a menudo consumes bebida de soja, avena o arroz pensando que estás siendo la persona más sana del mundo sin saber que algunas marcas añaden cantidades industriales de azúcar a estas bebidas supuestamente saludables.

 

Fuente: Cocinatis