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Preparar helado casero

Los helados caseros son un postre de lujo. Exquisitos y de bonita presentación, resultan de efecto seguro ante los invitados y hasta el más reacio a engordar no sabrá resistirse a un postre tan tentador y tan suavemente se deshace en la boca. Además, resultan muy fáciles de hacer y no se necesita ningún equipo especial ¿Quieres saber cómo triunfar preparando helados caseros?

Después de probar un helado casero bien hecho, los comerciales resultan muy inferiores. Existen tres tipos básicos de helado, cada uno de los cuales se hace de forma diferente. Los dos primeros son rápidos y fáciles. El helado de natillas, a base del clásico helado de vainilla, lleva un poco más de tiempo, pero no presenta ningún problema si se siguen las siguientes instrucciones paso a paso.

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Sencillísimo: de frutas

Uno de los helados más sencillos es el de frutas ¿Quién puede resistirse a un helado de fresas o al fresco aspecto de uno de limón, en un día de verano? Para permitirse el lujo, basta con hacer un puré de frutas y se le agrega un poco de nata montada. En realidas, es lo mismo que hacer una crema de frutas y ponerla a helar. La ventaja de este tipo de helado es que no quiere cocción, en caliente, o sólo muy poca.

La fruta debe hacerse puré, si se tritura la fruta en la batidora, el helado tendrá mejor consistencia. Si la fruta tiene muchas pepitas, siempre hay que colar el puré para eliminar las semillas. El azúcar glas es el que mejor liga con la fruta tamizada. La proporción básico del helado de frutas incluye partes iguales de puré de frutas y nata, aunque puede variar unpoco de una receta a otra.

El método para hacer el helado consiste en mezclar el puré de frutas con la nata, con movimientos envolventes para que esta no pierda aire. Luego, se echa la mezcla en el molde. Se cubre el recipiente y se pone en el congelador. Se deja durante 45 minutos. Cuando el helado haya formado una película semicongelada, se retira del congelador.

Se pasa a un cuenco y se bate a fondo con una cuchara de madera, para romper los cristales de hielo. Entonces se vuelve al congelador, otros 45 minutos. Se vuelve a retirar y se bate por segunda vez. De nuevo al congelador hasta que haya cuajado. Así queda listo para servir o guardar.

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Muy fácil: cremas heladas

Este tipo de helado se hace a partir de sorbetes. Al puré o zumo de frutas se le añade un almíbar muy espeso. Luego, la mezcla se congela y se bate, alternativamente. Para hacer un sorbete, se termina batiendo clara de huevo a punto de nieve firme y congelando después. Para hacer crema helada, no se añaden claras, sino que se las reemplaza por nata montada. Luego se congela el resultado.

El añadido de almíbar al puré de fruta hace que estos helados resulten más engorrosos de confeccionar y hasta pueden jugar una mala pasada durante la congelacion. Debemos hacer un almíbar, las proporciones de agua y azúcar varían de una receta a otra y dependen de la fruta que haya de emplearse. También varían las proporciones entre zumos o purés de frutas y almíbar.

Cuando la mezcla está hecha, se cubre y se pone en el congelador durante 45 minutos, hasta que se forme una película semicongelada. Se pasa a un cuenco y se bate. Se bate ligeramente la nata líquida, hasta que forme picos blancos y se incorpora al helado a medio congelar. Se vuelve a pasar al cuenco, se cubre y se devuelve al congelador. Al cabo de 45 minutos más, se vuelve a retirar y batir. Se cubre y se lleva de nuevo al congelador listo para servir o guardar.

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Más complicado: helado completo

Este es el método más pesado de hacer helado, pero, como era de esperar, también es el que proporciona mayores satisfacciones. Se preparan unas natillas clásicas de nata y huevo. Luego, hay muchas variedades de gustos para añadir. Los agregados, tales como frutas picadas o frutos secos triturados, se añaden cuando el helado está ya a medio congelar. Como alternativa, este helado se puede combinar con purés de frutas, lo que produce un resultado similar al de las cremas heladas, pero aún más fino y exquisito.

El más famoso de los helados, el de vainilla, se hace con una base de crema que contiene nata (o leche), huevos y azúcar. Cuando está frío se le incorporan los ingredientes que quieran añadírseles, los cuales pueden ser zumos de frutas, fruta hecha puré o picada, frutas secas picadas o molidas, o licores. También se añade nata líquida.

Esta crema es una forma enriquecida de lo que llamamos natillas, y se confecciona con la técnica clásica, tanto si se usa leche como nata. Se deja enfriar la crema y luego se pone a congelar. Para ello, se adapta el frigorífico a su punto más bajo, como para los demás helados, y se hiela el recipiente. Luego se ponen las natillas dentro, se cubre y se deja congelar 45 minutos o hasta que empiece a formar una ligera escarcha.

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Luego se retira y se revuelve de fuera hacia adentro, ya son los bordes lo primero que se congela. Se incorpora luego la nata líquida, y no hace falta batirla. Todos los agregados deben ponerse en este momento, cuando el helado está a medio congelar. Se vuelve entonces la mezcla al cuenco, se cubre y se pone nuevamente a congelar.

Al cabo de otro período de 45 minutos, se vuelve a sacar y se bate por segunda vez. Esto es especialmente importante si se ha usado nata líquida, ya que esta tiene mayor tendencia a dar una consistencia granulosa al helado. Se congela una vez más, hasta que cuaje, y ya queda listo para servir.

La heladera y sus secretos

Las heladeras eléctricas hacen helado con gran eficacia y, además, ahorran trabajo. Dentro de las eléctricas, que son las más cómodas, hay diferentes modelos para elegir. Su gran ventaja es que tienen una paleta que se mueve constantemente y revuelve el helado mientras se está congelando. Esto impide que se formen cristales.

También ahorra tiempo y problemas al cocinero, ya que no hay necesidad de vigilar periódicamente la mezcla ni de batirla con regularidad. Las heladeras, por lo general, sólo deben llenarse hasta los tres cuartos de su capacidad, ya que el batido dilata la mezcla. Las antiguas heladeras de mano también son efectiva, aunque hoy en día apenas se encuentran.

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Cómo servir un helado

Hay que tener la precaución de retirar el helado del congelador un poco antes de servirlo, ya que, de lo contrario, será difícil meterle la cuchara. El tiempo para que quede más blando varía según la receta de que se trate, pero los helados de consistencia blanda deben retirarse unos 15 minutos antes de servirlos. Los más duros se retiran, generalmente, al comenzar la comida, y ambos se dejan en el estante inferior del frigorífico.

Conviene calcular la cantidad de helado por comensal con generosidad. Un helado hecho a base de medio litro de nata mezclada con puré de frutas, proporcionará cuatro raciones grandes o seis más pequeñas.

Los helados pueden presentarse de manera atractiva. Los que se han confeccionado en molde semiesférico o de dibujo, simplemente pueden pasarse a un plato. Para separar el helado del molde, se invierte este sobre el plato y luego se cubre con varias servilletas empapadas en agua caliente y escurridas. Si se trata de un molde de lados rectos, se pasa una espátula por el perímetro, habiéndola entibiado primero en agua caliente.

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Si el helado se ha hecho en un cuenco, se saca con una cuchara y se sirve en copas especiales o en recipientes de cristal. Incluso sirven las copas de cava y los vasos altos. Se pueden hacer helados de colores y sabores distintos y apilarlos dentro de las copas. También pueden usarse cáscaras vacías de frutas para servirlos.

Los recipientes o copas individuales deben ponerse, a su vez, sobre otro plato, para sostener la cuchara de postre y se acompañan con barquillos, bizcochos o pastas finas, que pueden clavarse encima del helado. Para una cena con invitados, conviene poner dos en cada plato y luego ofrecer más, puestos en un plato. Las tejas o las lenguas de gato son también un acompañamiento perfecto para los helados.

 

Fuente: Directo al Paladar