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Hoy en día, es muy importante nuestra apariencia personal para nuestras relaciones interpersonales, y, lo más importante, para sentirnos bien con nosotros mismos; es por eso, que ya no tenemos que conformarnos con lucir una piel cansada, envejecida, sin brillo o con marcas por acné o manchas por el sol, ya que el láser microfraccionado de CO2 puede devolvernos la vitalidad, juventud y belleza que nuestra piel ha perdido con el paso del tiempo.

El láser fraccionado de CO2 está aprobado por la CE y la FDA, y está indicado para el rejuvenecimiento de la piel, arrugas finas y profundas, envejecimiento solar de cara, cuello, escote, manos, cicatrices por acné, hiperpigmentación (manchas oscuras), cicatrices por algún trauma o cirugía anterior.

Este láser contiene un sistema que permite que el haz de luz emitido sea fraccionado en muchos pequeños puntos, que al contacto con la piel penetran en múltiples pequeñas áreas, dejando entre ellas zonas sanas. Este sistema de microfraccionamiento de la luz permite una regeneración cutánea y una rápida reparación de las fibras estructurales de la piel, debido a que preserva el tejido sano; por lo tanto, el tiempo de recuperación es más corto.

Según el efecto deseado, la patología a tratar y el estado de la piel, pueden necesitarse de dos a tres sesiones, pero desde la primera sesión se obtienen resultados visibles:

► Mejora la textura de la piel.

► Disminuye el diámetro de los poros.

► Desaparece las manchas.

► Disminuye las arrugas alrededor de los ojos y mejora las cicatrices de acné.

► Rejuvenece el cuello, pecho y manos que son zonas que requieren atención especial.

► Remodela y atenúa cicatrices quirúrgicas y estrías.

Este tratamiento se realiza con anestesia tópica; es muy efectivo y seguro en manos calificadas: solo médicos, cirujanos plásticos faciales, cirujanos plásticos y dermatólogos con entrenamiento específico en procedimientos con láser.

Agradecimientos: Dra Suad Quessep, otorrrinolaringóloga y cirujana plástica facial.

 

Fuente: Revista Mariela

 

Un corte “volumizante”

Olvídate de los cabellos largos, opta por un corte long bob, una melena recta que no sobrepase el largo de los hombros y desfilado en las capas superiores, este look le aportará movimiento y volumen natural a tu pelo. El bob en forma de “V” desde la nuca es otra buena opción, este se luce más corto por detrás y un poco más largo por delante. Un buen truco que le puedes sugerir a tu estilista es que realice un sutil desfilado a navaja en las carpas internas, creando, así, una doble textura.

Peinado

Cuando te peines, coloca el pelo hacia un lado con una raya en diagonal, le dará mayor volumen al contorno de tu rostro. ¡Mira el look de Kate Upton!

Los expertos recomiendan, al momento de peinarlo, utilizar cepillos con cerdas de pelo de jabalí o de nylon flexible. Los de plástico rígido o metal maltratan más el cabello, sobre todo si usas calor. Además evita el secador, procura que se seque naturalmente.

Tintes

En cuanto a tinturados nos referimos, los tonos claros como los rubios o cobrizos dan la sensación de volumen. También puedes jugar con reflejos o mechas con el efecto claro- oscuro, es decir el oscuro de la base natural y el claro del nuevo color aplicado, brindándole luminosidad a tu melena. No olvides que los tintes naturales a base de henna, son una buena alternativa, ya que sus propiedades tienden a maltratar menos el cabello y brindarle un brillo natural.

Truquitos

Logra un cabello más abundante de una manera muy fácil. Mezcla el gel de una sábila con un huevo y una copita de brandy. Aplícalo al cuero cabelludo cada dos semanas. También puedes lavarlo con un jarro de agua tibia mezclada con un buen chorro de vinagre de manzana.

¡Cuida tu alimentación!

El cabello se puede debilitar por una deficiencia de hierro, así que no olvides incluir en tu alimentación las verduras de hoja verde, como espinacas, col, acelgas, carnes rojas y fréjoles. O sigue los pasos de la top model estadounidense Lily Aldridge quien, para mejorar la calidad de su melena, toma muchos alimentos con Omega 3: pescado, salmón, sardina, soya, lechuga, nueces y almendras.

Fuente: Revista Mariela, n° edición: 93