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Si crees que tener piernas saludables y bellas es solo para las modelos de pasarela, te equivocas. Tú también puedes lucirlas con los siguientes consejos.

Exfolia

Exprime un limón y mézclalo con ½ taza de azúcar morena. Luego, frota tus piernas con esta preparación antes de bañarte, por lo menos dos veces por semana. Así disminuirás las estrías.

Hidrata

Al salir de la ducha, humecta tus piernas con aceite de coco o de oliva. Si las lavas con agua helada, mejorarás la circulación y podrás prevenir la aparición de várices.

Camina

Pon tus piernas en movimiento. Una caminata de treinta minutos al día alcanza para mantenerlas en forma.

Bicicleta

Toma tu bicicleta y pasea cuanto más puedas. Este es un ejercicio útil que endurecerá tus piernas.

Escaleras

Si vives en un departamento, olvídate del elevador y empieza a subir y bajar las escaleras. Este es uno de los más prácticos ejercicios para las piernas y los glúteos.

Agua y sol

Bebe abundante agua para que tu piel luzca mucho más suave, fresca, flexible y luminosa. Enfócate también en el bronceado de tus piernas, para darles más color y vida.

 

Fuente: Revista Mariela

Si eres de las personas que acostumbran cenar tarde o si llevas una vida agitada y te toca hacerlo justo antes de tumbarte en la cama, debes considerar mejor qué alimentos consumes, porque de eso dependerá que realmente tengas un sueño reparador. Dile no a los siguientes alimentos.

Proteínas y grasas

Evita a toda costa el consumo de proteínas como carne, pollo, huevos o pescado, ya que tienen propiedades que aumentan tu energía y podrían causarte insomnio.

Cafeína y cítricos

Se sabe que el café es el peor enemigo del sueño, pero además permanece en el cuerpo de ocho a diez horas, por lo que se recomienda beberlo solo en las mañanas. Lo mismo sucede con las frutas cítricas como el limón, la naranja o el kiwi, ya que sus aminoácidos nos hacen permanecer despiertos.

Comidas picantes

Debido a que eleva la temperatura corporal, la comida picante es uno de los peores aliados si quieres tener un plácido y merecido descanso nocturno; además, puede causarte pesadillas.

 

Fuente: Revista Mariela

Los embutidos son unos alimentos muy frecuentes en nuestra dieta, ya que son asequibles, sabrosos y fáciles de consumir (no hay que cocinarlos), aunque eso no quiere decir que siempre sean opciones saludables.

De hecho, el fiambre no goza de demasiada buena fama, ya que está compuesto por carnes que han sido procesadas y que suelen contener altas cantidades de grasas. Pero vayamos por partes: hay un grupo muy heterogéneo de embutidos y no todos tienen las mismas características y valores nutricionales. ¿Cuáles son más sanos y cuáles son más perjudiciales?

Los que no deberías comer

Chorizo, morcilla, salchichón y butifarra. Cuatro tipos de embutidos que, aunque muy ricos, nunca han gozado de buena fama en lo que a salud se refiere, y por razones de peso. 100 gramos de chorizo contienen unos 30 gramos de grasas (la mayor parte saturadas) y hasta 72 mg de colesterol. La morcilla, por su parte, puede aportar hasta 370 calorías por unidad, y la butifarra, hasta 280.

Además, estos fiambres, en los que la presencia de grasa es más que notable (ya sea por la untuosidad del producto o por su brillo y textura característicos) suelen contener altas cantidades de sal y sodio (más de 1200 mg en el caso del chorizo), que es más del 50 % de la cantidad diaria recomendada de este mineral. Un exceso de sodio en la sangre puede ocasionar retención de líquidos y problemas cardiovasculares como hipertensión.

Los que sí deberías comer

Los fiambres de carnes magras, como la pechuga de pavo o pollo, el jamón cocido y el jamón serrano constituyen opciones mucho más saludables. El jamón ibérico posee altas cantidades de grasas pero de buena calidad (monosaturadas) que ayudan a regular los niveles de colesterol. Por su parte, la pechuga de pavo apenas aporta 1 gramo de grasa y 100 calorías por cada 100 gramos, siendo el embutido más saludable de todos.

Este tipo de fiambre constituye una fuente de proteínas de alta calidad, además de contener potasio, fósforo, hierro y otros minerales que ayudan al cuerpo a funcionar adecuadamente.

¿Cuánta cantidad comer?

Consumidos de una forma muy esporádica y en cantidades moderadas (un par de rodajas o de lonchas), los embutidos no tienen por qué perjudicar la salud.

Sin embargo, si estás buscando perder algo de peso o cuidar tu línea, o tienes algún problema de salud (obesidad, colesterol alto, hipertensión) sí que deberás prestar especial atención a los que tomas: evita los más calóricos y grasientos (chorizo, butifarra, morcilla, paté, mortadela…) y elige siempre los embutidos con la menor proporción de grasas y bajos en sal (pavo, jamón york y jamón serrano).

En el caso de estos embutidos de carne magra, puedes tomarlos sin preocupaciones un par de veces a la semana. Son una buena opción para comer entre horas, a modo de picoteo, o después de realizar ejercicio, ya que al ser ricos en proteínas, te ayudarán a quemar grasa a la vez que desarrollas masa muscular.

 

Fuente: Cocinatis

Prueba estas dos opciones luego del almuerzo o cena durante este mes especial.

Futas gratinadas

(Para dos personas)

Ingredientes:

1/4 de piña

1 pera

4 fresas

1 huevo

25 g de pasas

1 cucharada de ron

Aceite de oliva extra virgen

Hojas de menta

Preparación:

Pela la piña y la pera y córtalas en gajos finos. Lava las fresas y corta cada una en cuatro trozos. Calienta una cucharada de aceite en una sartén. Agrega las frutas, incluyendo las pasas, y saltéalas. Riégalas con el ron y sigue salteando durante cinco minutos. Reparte las frutas en dos recipientes aptos para el horno. Bate un huevo hasta que quede bien espumoso y riega las frutas. Lleva al horno hasta gratinar. Al servir, adorna con unas hojas de menta.

Carpaccio de naranja y fresa

(Para cuatro personas)

Ingredientes:

· 2 naranjas

· Zumo de media naranja

· 8 fresas

· Aceite de oliva virgen extra

· Vinagre

· Canela

· 10 g de azúcar morena

· Menta (para decorar)

Preparación:

Pela las naranjas y córtalas en finas láminas (carpaccio). Lava las fresas y córtalas del mismo modo. Extiende las frutas sobre un plato llano. Reserva. Mezcla el azúcar con el zumo de naranja, un chorrito de vinagre, un chorro de aceite y una pizca de canela. Mezcla bien. Deja reposar la salsa unos minutos y luego baña las frutas. Espolvorea con canela y decora con menta picada.