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Las fiestas de Navidad y Año Nuevo dejan buenos recuerdos, mucho cariño y…demasiados kilos de más.

Desde mediados de año las personas tratan de cuidarse, creyendo que en estos meses, antes de las vacaciones, se alcanzaría el peso deseado. Con distintos altibajos, llega diciembre, un mes en que las personas se reúnen con amigos para despedir el 2016 y se remata con los desarreglos de la última semana del año.

¿Qué se hace con los kilos ganados?

Primero resaltar lo que no se debe hacer: no hay que intentar bajarlos en pocos días, porque no se tendrá éxito; sólo se ganan frustraciones y, no exentas de riesgos para la salud. El peso depende permanentemente del balance entre lo que se come y se toma menos lo que se gasta.

Por lo tanto, para bajar de peso se debe comer menos y moverse un poco más. Eso no significa intentar vivir en ayunas, es usar un plato más chico, por ejemplo el de postre, tanto para el almuerzo como para la cena.

En tres cuartas partes de ese plato se tienen que colocar vegetales de todos los colores posibles, condimentados con 1 cucharadita de té de aceite y vinagre, aceto o jugo de limón.

En el cuarto restante, se debería colocar una pequeña porción de carne de vaca, pollo o pescado o 1 huevo, en una comida, por ejemplo en el almuerzo y en la otra comida almidones (una papa o batata chicas o media taza de arroz o fideos o legumbres).

En almuerzo y en cena, es muy bueno incorporar una fruta. El desayuno y la merienda, que no deben saltearse, se puede armar con un té o un café con leche con 1 rebanada de pan con mermelada de bajas calorías o un yogur descremado.

Si a esto se le suma una caminata de 45 minutos todos los días, se podrá lograr ir recuperando el peso ganado, en una forma más duradera y amigable.

 

Fuente: tn.com.ar

Un grupo de neurocientíficos portugueses ha encontrado las causas del porqué varía nuestra percepción del tiempo dependiendo de las circunstancias. Es decir, por qué sentimos que el tiempo se pasa ‘volando’ cuando nos divertimos y supuestamente se ralentiza cuando estamos aburridos.

El estudio, llevado a cabo en Lisboa por el Centro de Investigación de lo Desconocido de la Fundación Champalimaud, y publicado en la revista Science, pudo establecer la localización de unos circuitos neuronales en el mesencéfalo que participan en la percepción del tiempo transcurrido utilizando por varios meses ratones entrenados que pudieran estimar la duración de un intervalo entre dos sonidos.

La función de la dopamina

Así entonces, los ratones con su hocico presionaban dos paneles diferentes según percibían que un tono fuera más largo o más corto. A su vez, se medía la actividad de sus neuronas dopaminérgicas a través de una técnica de fotometría, en donde el neurotransmisor es la dopamina, encargada de regular la atención y las emociones como la felicidad o el miedo.

Dichas neuronas están ubicadas en la sustancia negra del cerebro, cuyo desgaste está relacionado al alzhéimer y a la enfermedad de Parkinson, las cuales producen alteraciones espacio-temporales.

El tiempo y la actividad cerebral

El experimento pudo demostrar que cuando se disminuye la actividad de estas neuronas a través de técnicas farmacogenéticas, la estimación del tiempo en los roedores se aceleraba mientras que al aumentarla, utilizando la luz, sucedía lo contrario y tendía a desestimarse.

“La actividad de estas neuronas era suficiente para alterar la forma en que los animales juzgaron el paso del tiempo”, indica Joshep J. Paton, coautor del estudio.

En relación con el descubrimiento en humanos, Paton afirma que es muy posible que exista en nuestros cerebros una conexión similar. Sin embargo, es complicado validarlo porque aunque se consiguió evaluar el comportamiento de los roedores, no se pudo conocer su percepción real de lo sucedido, ya que no expresan lo que sienten.

Nadie se muere por un problema así, pero la enfermedad más frecuente entre los jóvenes provoca un sufrimiento enorme. Los tratamientos personalizados destierran los granos de la cara y la obsesión que estos desencadenan.

 

1- Los maduros también lo sufren

Adolescencia y acné van de la mano. Suele desarrollarse entre los trece y los quince años, y los expertos destacan que en la mayoría de los casos se curaría sin tratamiento alrededor de los veinte. Sin embargo, por el choque psicológico que produce, requiere una atención urgente. Los médicos tienen respuestas para anticipar el fin de un mal que puede llegar a ser un calvario. También disponen de ellas para los adultos, porque el 3 % de los hombres y el 12 % de las mujeres de más de 45 años sufren acné.

 

2- Genético, aunque no solo hereditario

La predisposición a padecer acné la traemos en nuestros genes, pero no siempre tiene por qué dar la cara. Lo más común es que un episodio determinado provoque su aparición. Muchas veces los propios cambios que se originan en el cuerpo durante la pubertad ya justifican su debut. ¿Se puede prevenir? Resulta difícil, porque el acné nace en la dermis media y no tiene reflejo externo hasta que surgen los granos. Lo que sí se puede es controlarlo en cuanto se manifiestan los primeros puntitos.

 

3- La paciencia es ta útil como la terapia

Los especialistas abordan este problema por tres fl ancos, que tienen que ver con los factores que facilitan el desarrollo del acné. Las terapias regulan la secreción sebácea, evitan la obstrucción del folículo y disminuyen el número de bacterias. Para los casos leves y moderados se usan, sobre todo, cremas o geles con ácido azeláico. En los episodios graves se recurre a antibióticos. Es fundamental empezar el tratamiento con los primeros signos, porque las lesiones pueden dar lugar a cicatrices que, si no se tratan, dejan marca para siempre. Y el elemento clave: perseverar en la terapia, ya que el acné tarda al menos tres meses en curarse.

 

4- Di NO a las cremas

El acné necesita aire libre. Por eso conviene aparcar los cosméticos, incluso los que se anuncian como libres de aceite, los fotoprotectores y el maquillaje. Afrontar la enfermedad con éxito exige no tocarse los granos y dejar respirar a la piel. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) recomienda limpiar la cara dos veces al día para barrer las células muertas que pueden bloquear los poros, y secarse sin frotar. Y si resulta conveniente o no tomar el sol es una cuestión controvertida entre los dermató- logos. Coinciden en que, fuera de las horas de mayor radiación, seca la grasa de la piel, pero si aquella es intensa produce el efecto contrario.

 

5- Fumar empeora su evolución

El tabaco no tiene ningún beneficio para la salud, y el acné no es una excepción. Se ha comprobado que la adicción a la nicotina hace que persista en las personas que lo sufren, entre otras cosas, porque produce inflamación en los tejidos, uno de los síntomas característicos de esta enfermedad. Además, puede actuar como desencadenante entre quienes tienen predisposición a padecerla. Las consecuencias también alcanzan a los fumadores pasivos, ya que el humo bloquea los poros de la piel e impide que transpire.

 

Fuente: Muy interesante

 

 

 

 

El sexo tiene repercusiones positivas en la vida diaria. La ciencia lo demostró en reiteradas ocasiones. Además del placer del momento y su posterior efecto en un mejor ánimo para encarar una rutina diaria que puede resultar tediosa, un estudio reveló que las relaciones íntimas previenen o curan 10 enfermedades diferentes.

Sin embargo, una investigación reciente demostró un aspecto positivo que aún se desconocía. Científicos de la Universidad McGill, Canadá, decidieron indagar en la posible causalidad entre mantener relaciones sexuales regulares y una mayor neurogénesis -o crecimiento del tejido nervioso- en el hipocampo; una de las zonas clave del cerebro.

Para ello, reclutaron a 78 mujeres heterosexuales de entre 18 y 30 años que, en primer lugar, debieron contestar una encuesta vinculada a su comportamiento sexual. Luego, se sometieron a pruebas cognitivas, en las que debían memorizar rostros y palabras sueltas que se les presentaban.

Los resultados, publicados en la revista Archives of Sexual Behavior, demostraron que las relaciones heterosexuales en mujeres adultas jóvenes pueden tener un efecto positivo en la memoria. Los investigadores, después de analizar las pruebas, concluyeron que hubo mayor porcentaje de acierto en las mujeres con más alta frecuencia sexual en el test de las palabras, pero no así en el de las caras.

«Podemos interpretar este resultado como un signo de que la relación entre la frecuencia de la relación sexual y la sensibilidad abstracta de la palabra está realmente asociada con una función de memoria dependiente del hipocampo», escribieron los autores del informe. Sin embargo, sugirieron que la capacidad de retener rostros puede estar dentro de las estructuras circundantes del centro de memoria y, por lo tanto, no afectadas.

A su vez, los investigadores resaltaron que no influyó en los resultados finales el estado de la relación de la mujer. «Las solteras que señalaron una alta frecuencia de sexo demostraron mayores puntuaciones de memoria que aquellas mujeres que declararon no tener relaciones sexuales o tener una baja frecuencia», sostuvieron.

¿Cómo se explica que el sexo promueva una memoria más eficiente?

El equipo de investigación, con la profesora de psicología Jenns Pruessner a la cabeza, brindó tres razones. Por un lado, las relaciones sexuales funcionan como un ejercicio y numerosos estudios demostraron que la actividad física aumenta los niveles cognitivos. Por otro, el sexo suele ayudar a revertir estados depresivos y de estrés, los cuales perjudican a la memoria.

Aunque una de las posibilidades que el estudio enfatiza es la de la función de «recompensa» del sexo. «Los productos químicos implicados en la recompensa de señalización de las hormonas cerebrales y neurotransmisores demostraron estar asociados con la memoria y la actividad sexual. Se puede especular que ambos están asociados con la recompensa», explicó Pruessner.

Fuente: Infobae.com

Hay quienes, jocosamente, dicen que calentado de la cena ‘dura hasta carnaval’, pero eso no está tan alejado de la realidad; no es difícil encontrar comida de la cena de fin de año en la nevera un par de semanas después.

Médicos especialistas advierten sobre los riesgos de la comida calentada y recalentada y exhortan a evitarlo por el bien de la salud.

La gastroenteróloga Viviana Arias aconseja que si se sobró comida de la cena se la guarde en el refrigerador inmediatamente y si luego de eso la calienta y vuelve a sobrar, esto ya se debe desechar, ya que se rompe la cadena de frío, volverla a calentar puede ocasionar la proliferación bacteriana por descomposición y causar una intoxicación.

Así mismo, se debe tener precaución con el tipo de comida que se guarda y el tiempo que puede durar.

La nutricionista Rocío Castro recomienda mantenerlas en la nevera solo entre tres y cinco días, en el caso de las carnes y carbohidratos.

Sin embargo, si estos contienen salsas o caldos, solo durarán un día en la nevera, después de ese lapso puede ocasionar malestares en la salud de las personas.

“Si es una salsa curtida es preferible que no se guarde, eso no se debe calentar”, recomendó la experta.

Por otra parte, también advirtió sobre las calorías que estos alimentos calentados contienen, sobre todo si se los vuelve a cocinar con aceite y en sartén, además de otros aderezos.

A la hora de hablar del síndrome de Wendy no es nada más que la necesidad de cuidar a nuestras parejas, de darlo todo por ellos y de priorizar sus necesidades antes que las nuestras es algo que se da hoy en día con normalidad. Son muchas las mujeres que cometen el error de “amar demasiado” a la pareja, perdiendo con ello su propia autoestima.

Hay que mantener un límite, un equilibrio. Puedes adorar a tu pareja, querer mucho a tus padres o a tus amigos, pero nunca se debe llegar al extremo de olvidar nuestras necesidades y pasar por alto nuestro crecimiento personal.

El síndrome de Wendy, la mujer perfecta para un Peter Pan

Recordemos un poco las personalidades de Wendy Darling y Peter Pan. Peter es ese joven que se niega a crecer, que no desea tener las responsabilidades de un adulto y busca, ante todo, vivir una existencia de aventuras sin tener que entrar jamás en esa esfera de la estabilidad y de la madurez.

Peter Pan describiría, pues, a todos esos hombres más bien inmaduros, incapaces no solo de responsabilizarse de su propia vida, sino también de la de los demás. ¿Y qué hay de Wendy Darling? Ella es esa muchacha que ya desde el primer día cose la sombra de Peter para que este no vuelva a perderla, que se preocupa por limpiar su casa, por atender a los “niños perdidos”… Lo da todo por los demás porque es así como ella es feliz.

Veamos ahora qué características son las que suelen definir a las personas con el síndrome de Wendy:

– Sienten la necesidad de cuidar, de atender a los demás, porque ese es el modo en que sienten que hacen felices a los demás.

– Priorizan las necesidades de los demás a las propias, de ahí que lleguen a sacrificar sus aficiones e incluso aquello que para ellas es importante.

– Para estas personas, cuidar es un modo de ofrecer amor y lo hacen, por tanto, libremente y porque así lo quieren. Nadie les impone el que deban cuidar a otras personas. No obstante, suelen “encajar” muy bien con parejas con el síndrome de Peter Pan, es decir, hombres inmaduros que se dejan cuidar, que no quieren responsabilizarse y para quienes es cómodo contar con una pareja que se haga cargo de todo, incluidos los niños.

– Las personas con el síndrome de Wendy tienen miedo, sobre todo, a dos cosas: a que las otras personas dejen de necesitarlas y a quedarse solas.

– Hay que tener en cuenta un importante aspecto. Es posible que el cuidar y el atender les haga felices, pero siempre llega un momento en que se dan cuenta de que los demás pueden estar manipulándolas, o que están dando demasiado a cambio de nada. Llegará un día en que se sientan frustradas e infravaloradas, y es ahí cuando aparece el problema. Hay que ir con cuidado para que estos comportamientos no deriven en una posible depresión.

Avena y limón los únicos ingredientes.

Aunque el limón es muy efectivo para reducir las manchas, su efecto puede ser el contrario si se expone al sol, por lo que deberemos combinar su uso con protector solar.

La continua exposición al sol, los cambios hormonales y las toxinas del ambiente pueden afectar la calidad de la piel, y terminar por provocarle manchas y otras imperfecciones.

A pesar de que muchas mujeres centran sus esfuerzos en mantener un cutis saludable y joven, existen algunos factores que aceleran su proceso de envejecimiento.

Si bien los hábitos saludables contribuyen a minimizarlo, casi siempre se requieren algunos productos especiales para prolongar su juventud y belleza.

El problema es que la mayoría son demasiado costosos y no siempre están al alcance de todas las que desean utilizarlos.

Por fortuna, existen alternativas 100% naturales que, a base de ingredientes naturales, revitalizan la piel y previenen los signos prematuros de la edad.

En esta oportunidad queremos compartir una mascarilla facial de avena y limón, idónea para exfoliar y disminuir la presencia de las manchas.

¡No dejes de probarla!

Mascarilla de avena y limón para aclarar las manchas del rostro

 

Tanto la avena como el jugo de limón han sido utilizados desde hace muchos años como productos naturales para promover la belleza de la piel.

Su combinación de propiedades facilita la limpieza de los poros, la eliminación de células muertas y la reducción de pequeñas imperfecciones.

A diferencia de algunos cosméticos y cremas comerciales, no contienen químicos agresivos y su uso regular no suele provocar reacciones secundarias indeseadas.

 

La avena es uno de los ingredientes naturales que más beneficios le aporta a la piel. Su alto contenido de compuestos activos nutre en profundidad el rostro, y mejora su actividad celular.

Tiene propiedades antiinflamatorias y calmantes que facilitan el tratamiento de trastornos cutáneos como la psoriasis, la urticaria y la dermatitis.

También es un buen remedio contra las quemaduras superficiales, dado que acelera el proceso de recuperación de las áreas afectadas.

Desde la antigüedad ha sido básica en la preparación de mascarillas faciales, ya que sus compuestos ayudan a blanquear, exfoliar y rejuvenecer.

Su aplicación regular disminuye las manchas de la edad, la acumulación de células muertas y el exceso de producción de grasa.

 

Beneficios del limón para el rostro

 

El zumo de limón fresco ha sido uno de los mejores aliados para mejorar el aspecto de la piel manchada y con tendencia grasosa.

Sus compuestos activos, que incluyen poderosos antioxidantes, minimizan el impacto negativo de los radicales libres y promueven la producción de colágeno.

Su alta concentración de ácido cítrico actúa como un exfoliante suave, ideal para eliminar la piel muerta y otras sustancias que aceleran la aparición de las arrugas.

Sus aportes de vitamina C favorecen la cicatrización de los tejidos lesionados y, por si fuera poco, equilibran la producción de melanina para reducir el riesgo de manchas.

Tiene propiedades astringentes y antiinflamatorias que mejoran el aspecto de la piel con acné, ya que limpia en profundidad los poros y regula la actividad de las glándulas sebáceas.

No obstante, a pesar de ser tan prodigioso en el cuidado cutáneo, es primordial aclarar que su uso debe ser moderado y exclusivamente nocturno, ya que puede provocar reacciones indeseadas en el rostro cuando se expone al sol tras ser utilizado.

¿Cómo preparar esta mascarilla de avena y limón para el rostro?

 

La mascarilla casera de avena y limón es una alternativa económica para consentir y cuidar la piel sin causarle agresiones o reacciones secundarias.

Lo ideal es aplicarla dos o tres veces por semana para conseguir buenos resultados en la reducción de las manchas.

Ingredientes

 

  1. 3 cucharadas de harina de avena (30 g)
  2. El jugo de ½ limón
  3. 1 cucharadita de aceite de oliva (5 g) (opcional)

 

Instrucciones

 

  1. Exprime el jugo de medio limón y mézclalo con la harina de avena hasta conseguir una pasta espesa.
  2. Si tu piel tiende a ser seca, puedes agregarle una cucharadita de aceite de oliva para potenciar sus efectos hidratantes.

 

Modo de aplicación

 

  1. Retira todo rastro de maquillaje de tu cutis y aplícate la mascarilla con suaves movimientos circulares.
  2. Extiéndela hasta el cuello y el escote para conseguir más beneficios.
  3. Deja que el producto actúe 20 o 30 minutos y enjuaga.

 

¿Estás lista para incluirla en tu rutina de belleza regular? Anímate a prepararla en casa y comprueba por ti misma todos los beneficios que le aporta a tu rostro.

Procura complementar su aplicación con el uso diario de protector solar, ya que es el único producto que puede reducir al máximo los efectos negativos de los rayos del sol.

 

FUENTE: MEJORCONSALUD.COM

 

Basta con modificar algunos hábitos para disfrutar de una vida plena y sana. Algunos sencillos cambios como corregir la postura, variar la dieta, cultivar el intelecto o cuidar las emociones provocarán una mejora de tu salud en cadena.

Porque la salud es la inversión que conlleva mayor beneficio, te ofrecemos las claves para tratar de disfrutar de una vida plena.

1. Cuida tu cuerpo

La prevención y la detección precoz de la enfermedad son los dos pilares básicos para mantener el estado de salud. Además de tener unos hábitos de vida saludable, la vacunación es fundamental para la prevención. Respecto a la detección precoz, la realización de chequeos periódicos es clave: estudios urológicos para el cáncer de próstata y ginecológicos para cánceres de mama y cérvix, colonoscopias para el de colon, espirometría para EPOC, etc.

Recuerda. Hacerte un chequeo es la inversión que conlleva el mayor beneficio, el de tu salud.

2. ¡Esa postura!

El dolor de espalda de uno de los malestares más extendidos y más sencillos de prevenir. Hacer ejercicios de flexibilización con pilates o yoga y potenciar la musculatura abdominal y dorsolumbar con natación o en el gimnasio son unos pequeños cambios con los que prevenir enfermedades de la columna.

Recuerda. Cuida la higiene postural en el trabajo y realiza un mínimo de 10 minutos diarios de ejercicio: prevendrás el dolor de espalda y ganarás en bienestar.

3. Menos plato y más zapato

Cualquier persona que desee ganar en salud, además de mejorar la dieta, debe aumentar la cantidad de ejercicio físico. Realizar 5 comidas al día, entre las que no deben faltar un desayuno completo formado por lácteos, frutas y cereales integrales y una cena ligera, no bastan para estar sanos: ponerse en forma nos ayuda a reducir los factores de riesgo cardiovascular, además de actuar como relajante emocional.

Recuerda. Practica deporte de forma habitual y ponte unos objetivos reales: te sentirás mejor.

4. Duerme lo suficiente (y un poquito más)

No podemos vivir sin dormir. De hecho, dormir lo suficiente (7-8 horas) y con un sueño de buena calidad es fundamental para mantener una vida saludable.

Recuerda. Si duermes poco o mal, aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades y disminuye tu calidad de vida. ¡Dormir bien es salud!

5. Dale al play

Está confirmado: las personas más activas cerebralmente están más protegidas contra el deterioro cognitivo, lo que se traduce en bienestar y prevención de enfermedades como el alzhéimer o la demencia.

Recuerda. Mantente activo socialmente, lee libros y periódicos, disfruta de la música y la pintura, aprende a tocar un instrumento o un nuevo idioma, haz pasatiempos… ¡Dale trabajo a tu cerebro y detén el deterioro cognitivo!

6. ¡Mójate!

El agua es fundamental para el cuerpo humano, tanto para ayudar a nuestro organismo a recuperar la que se pierde a través de la orina, el sudor o el aliento como para realizar uno de los deportes más completos y recomendables, en el que se trabajan todos los músculos, ligamentos y tendones: la natación.

Recuerda. Nunca esperes a tener sed para beber agua (una media de 2 litros diarios) e intenta nadar al menos una vez por semana: tu cuerpo te lo agradecerá.

7. Reserva 5 minutos al día para relajarte

Aunque los factores de riesgo más conocidos (tabaco, colesterol, hipertensión) son una parte importante, está comprobado que los factores psicológicos también son un gatillo de numerosas enfermedades cardiovasculares como el ictus, la angina de pecho o el infarto de miocardio.

Recuerda. Reduce las sustancias estimulantes y disfruta de actividades relajantes (música, respiración, ejercicios suaves como tai chi): vivir sin estrés es el secreto de una vida longeva y de calidad.

8. Mira el cielo a diario

Habrás notado que tus ojos se resecan mucho los días que haces un uso continuado de tu ordenador o tu smartphone. Esto puede dañarlos porque genera estrés visual e incluso vista cansada y miopía. El mejor consejo para evitarlo es intentar mantener la pantalla al menos a 50 cm de distancia y aplicarte colirio cuando notes tus ojos secos.

Recuerda. Tómate un breve descanso de tus pantallas cada 2-3 horas, mira al cielo o al horizonte y parpadea con frecuencia: ganarás en salud ocular.

9. ¡Sonríe!

Las emociones positivas, como la alegría, el entusiasmo, la satisfacción o el orgullo, son una fuente necesaria de bienestar y calidad de vida y proyectan una imagen nuestra más atractiva, lo que favorece que otras personas positivas deseen aproximarse a nosotros.

Recuerda. Si evitas sonreír porque no te gusta el aspecto de tu boca, ponle remedio de inmediato con una ortodoncia, unas carillas de porcelana o un blanqueamiento dental. Porque si te ríes, liberas el estrés y la ansiedad y ganas en salud física y mental de manera inmediata.

10. Quiérete mucho

Verse bien es sentirse bien. Si alguna parte de tu anatomía no te gusta, sigue los nueve consejos anteriores: deporte, dieta equilibrada, manejo del estrés y abandono de los malos hábitos. Además, la dermatología y la cirugía estética te ofrecen variadas soluciones, tanto para corregir, como para mejorar (cirugía láser ocular, blefaroplastia, aumento de pecho, etc.).

Recuerda. El elixir de la eterna juventud no existe, pero está en tu mano retrasar el envejecimiento y modificar tu imagen.

FUENTE: EFESALUD.COM

1. No incluir huevo en el desayuno
O cualquier otra proteína saludable. Hacer un desayuno rico en carbohidratos y sin apenas proteínas y grasas saludables hace que tengamos hambre al cabo de media hora y durante toda la mañana. Por eso, el desayuno perfecto, además de incluir carbohidratos en un 25% (como máximo) debe contener grasas saludables en forma de, por ejemplo, frutos secos o aguacate, y también proteína.

 

2. Autoengañarte con ensaladas que no son sanas (ni bajas en calorías)
La palabra ensalada siempre evoca en nuestra mente la idea de que es un plato sano, ligero, poco calórico… Pero la realidad es que no siempre lo es. Y es que bajo este concepto se pueden incluir ingredientes calóricos y poco sanos que la arruinen (nutricionalmente hablando). Por eso, evita las salsas (prueba mejor el vinagre de arroz aderezado con hierbas), los quesos grasos, la cebolla o el bacon frito y procura siempre que tu ensalada contenga una fuente de proteína para que sea un plato completo y saciante.

 

3. No masticar bien
Comer rápido, mirando el móvil y sin masticar correctamente también te puede estar haciendo engordar. Los alimentos, al estar bien triturados, ayudan al proceso digestivo, facilitando que el estómago pueda hacer el proceso en menos tiempo y de forma más agil. Y todo ello ayuda a mejorar la distensión abdominal. Aunque la clave está en masticar bien, hay nutricionistas que se atreven a cuantificar el número de veces que debemos hacerlo en cada bocado para conseguir saciarnos y tener una buena digestión.

 

4. No comer suficientes verduras y hortalizas
Puede parecer una afirmación obvia, pero no lo es. La base de nuestra alimentación deben ser verduras y hortalizas, cuando más variadas, mejor. Y eso quiere decir que, como mínimo, el 50% de lo que comemos deberían ser alimentos de este tipo. Eso significa incluir verduras y hortalizas en el desayuno, en la comida y en la cena. Y que eso significa también que puedes comer verduras y ensalada en la misma comida.

 

5. Tener miedo a las grasas
Obviamente, no nos estamos refiriendo a las grasas transgénicas presentes en alimentos ultraprocesados, sino a las grasas saludables a las que, en muchas ocasiones, tenemos cierto miedo por pensar que nos pueden hacer engordar. Sin embargo, las grasas son necesarias para el correcto funcionamiento de los mecanismos que regulan nuestro peso. Y, además, nos sacian. Por eso es justo y necesario que incluyas en tu dieta frutos secos, aguacate, aceite de oliva y hasta aceitunas en cantidades moderadas.

 

6. Cenar más tarde de las 9
Otra de las claves para mantenerte en tu peso ideal es no cenar justo antes de acostarte. No hacerlo más tarde de las 9 y siempre intentado que sea una cena ligera a base de verduras y proteínas. Además lo ideal es siempre cenar tres horas antes de acostarte ya que es el tiempo que necesita nuestro cuerpo para hacer la digestión y tener buen sueño.

 

FUENTE: VOGUE.ES

Para potenciar su consumo y promocionar sus numerosos beneficios, este año 2016 ha sido declarado el Año Internacional de las Legumbres por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

 

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Su aporte calórico oscila entre las 250-400 calorías por cada 100 gramos –el cacahuete, la soja y el altramuz son las más calóricas–, lo cierto es que «incluir de 2 a 4 raciones por semana hace nuestra dieta más saludable y equilibrada. Esto no es simple palabrería: «su consumo frecuente consigue efectos beneficiosos frente a enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y diabetes» gracias a diversas sustancias como la fibra, las saponinas, isoflavonas y fifatos, además de la propia proteína.

Cualquier legumbre es recomendable y existe una amplia variedad: lentejas, garbanzos, alubias, habas, guisantes, azukis, altramuz, algarroba.

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Las legumbres siempre han de ir acompañadas de vegetal (crudo o cocido). Debemos evitar comerlas como primer plato para luego añadir carne, pescado o huevo. La inclusión de las legumbres ya nos aporta suficiente proteína a la comida, por lo que será importante combinarlas con verduras y hortalizas, ya sea en el mismo plato o como un segundo.

 

FUENTE: VOGUE.ES