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Gabriela Pazmiño Yépez

Entrevista a Gabriela Pazmiño Yépez

Mariela: Para Revista Mariela y Mariela.ec tenemos a Gaby Pazmiño Yépez. Quien “abdicó”, como el rey Juan Carlos, a su programa de televisión «Vamos con Todo».

Gaby: Primero, quiero agradecerte por entrevistarme, es un orgullo para mí porque eres uno de los referentes que siempre vi para poder también estar en los medios.

M: No me digas “te veía cuando era chiquita”, porque te ahorco, (risas).
G: Era adolescente, siempre te he seguido. Nadie comprende mucho mi decisión, pero estoy en un proyecto empresarial desde hace dos años; es un sistema de negocio de multiplicación de redes, de expansión a nivel nacional y he venido creciendo. El tema es muy bueno a nivel económico, es un proyecto que busca ofrecer nutrición y salud a la gente. Me apasiona, aunque no soy nutricionista

M: Siempre estuviste vinculada con el “fitness”, eres tuca como musculosa…
G: Me ha interesado siempre estar bien, me dediqué al deporte, eso me ayudó a sacar músculos.

Y bueno, decidí lo que más me convenía, como mujer de 30 años ya no puedo darme el lujo de estancarme, quería un crecimiento continuo y estoy pensando en el futuro de mis hijos y de mi familia.

M: ¿Por qué, te sentías estancada?
G: El tema más que nada es económico, antes hacía deportes, me encanta lo televisivo, me he reído mucho, me relajé, el programa es hermoso, lo he disfrutado, pero lo económico necesito desarrollarlo más, con la empresa lo estoy teniendo, por ello, me estoy dedicando a esto 100%, tengo socios en Machala, Cuenca, Loja, etc.

M: Ahora tienes otra visión, es lo que puedo ver, es como más empresarial.
G: He ido creciendo.

M: No es nuevo.
G: No, lo he trabajado durante dos años, ahora me encontré en un momento en el que los tiempos se acortan para todas las actividades. Debido a que necesitaba grabar en TV dos horas en teoría, pero hay que grabar más cosas.

G: Quiero construir algo mío y que la televisión sea, de hecho ya había pasado a ser un hobby, algo a lo que me dedico porque me gusta y no mi fuente de ingreso principal..

M: ¿Te vas a cambiar de canal?
G: Sabes qué, mira, mucha gente había empezado a comentar que me iba a algo del Mundial, no he descartado la idea de que me llamen.

M: ¿Tienes propuestas de televisión?
G: No, a diferencia de lo que pasó cuando salí de Teleamazonas que tuve muchas propuestas.

M: ¿Es difícil hacerle propuestas a divas?
G: (Risas) Si yo no hubiese conocido este sistema de negocio y esta nueva oportunidad de emprender, probablemente la televisión continuaría siendo mi sustento.

M: ¿Cuánto dinero vas a dejar de percibir por abandonar tu trabajo en RTS?
G: (Risas) Unos tres ceritos.

M: Tú estás confiada en este proyecto, ¿te quieres hacer millonaria con este proyecto?
G: Lo vivo, no todas las personas tienen esa meta. Yo desde que nací me veía millonaria, no porque me casara con un millonario, sino porque yo lo iba a lograr.

M: (Risas) Me encanta como eres. ¿Eres millonario Emilito? (Emilio Pinargote, su esposo)
G: Él también va a ser millonario porque va a ser parte del negocio. Uno nunca sabe a quién va a conocer en la vida, a lo mejor iba a conocer un millonario, pero tal vez eso no era para mí porque me gusta sentir que construyo las cosas.

M: No eres la primera persona que por un negocio piramidal deja la televisión. Byron López lo hizo.
G: No es un negocio piramidal por si acaso, es redes.

G: Bueno, Byron López es uno de los referentes que tengo en mi empresa, él está por encima de los cuatro ceros.

M: Pero necesitas dedicación.
G: Claro, pero en todo te dedicas, si lo piensas, estás en una compañía durante ocho horas diarias en un empleo, 45 años de tu vida. Acá te dedicas, pero en cinco años puedes retirarte, tener una vida de viajes.

M: ¿Estas vendiendo bienestar?
G: Desde hace algún tiempo nos hemos venido auto-destruyendo con el cigarrillo y cosas que hacen daño a la salud.

M: ¿Tú siempre has llevado una vida sana?
G: Siempre lo fui de familia. A veces brindo con un vinito.
M: No fumas, no tomas. Solamente tienes tus encuentros, con Emilito, (risas) Cuando estás casado eso no es pecado. G: (Risas) Eso hace bien.

G: Es un tema de entender que tu cuerpo merece que lo cuides bien. Las personas que llegamos a tomar conciencia en esa parte, vivimos más años.

M:¿Vas a salir embarazada?

G: Sabes que sí queremos, Emilio quiere más que yo.

M: Claro, tú ya tienes dos. Emilito no.
G: Él tiene una hija de 10 años. Mi último hijo tiene 3 años.
M: Ustedes realmente son una gran familia. Los tuyos, los míos y los que vienen.
G: Nosotros sí lo hemos conversado.

M: ¿Pero te cuidas?
G: No me cuido con ninguna pastilla…
Estamos haciendo cuentas. No es un tema que evitamos, lo dejamos en manos de Dios. Emilio sí quiere que sea ¡ya!, él sueña con tener a su hijo.

M: Él quiere un hijo de tu barriguita.
G: Nos hace falta, somos una pareja que tiene sus hijos. Nosotros queremos que ya se forme la familia que siempre hemos anhelado. Yo he soñado con tener un hijo que nazca en un hogar junto con mi pareja… que me acompañe durante todo este proceso, algo que no viví con los primeros.

M: ¿Y Emilio es más joven que tú?
G: Sí, Emilio tiene tres años y medio menos que yo, tengo 30 y él, 27. Veía que era alegrón, que salía mucho, yo en cambio, no; y por esa parte pensé que no iba conmigo. Me caía bien, éramos compañeros de trabajo, comenzamos a frecuentarnos, sabía que había salido de una relación, pero cuando se me pasaba otra idea por la cabeza, decía es menor y se iba la idea.

M: Claro, eso es un muro terrible.
G: Pero, en una reunión al calor de la noche, decidimos cantar una canción juntos, una de esas famosas en dúo. Cuando nos dimos cuenta, dejamos el micrófono y nos estábamos dando un beso. Luego de eso, estaba recapitulando sobre lo que había pasado y pensé: ¿qué hice?. Al día siguiente que hablamos le mostré mis miedos, pero él empezó a hacerme ver algunas situaciones. Algo que me convenció fue ver a sus padres casados hasta el día de hoy, que se aman, el papá le abre la silla para que se siente, la abraza, la besa, le coge la mano, etc. Recuerdo que me presentó en una reunión como amiga.
M: Pero en esta casa (Gaby nos recibio donde sus suegros) tú estás en un porta-retrato principal, tu suegra te quiere.
G: Yo me di cuenta que él, a pesar de su edad, lo que haya vivido y lo que haya hecho, él tenía un buen referente. Él quería eso y yo también quería eso.

M: ¿Cuánto pasó para que te dieras cuenta de eso?
G: Ahí comencé a abrir la ventana y después la puerta.

M: Y de ahí todo, ñaña (risas). ¿Cuánto pasó para que eso pase?
G: Unos días nada más.

M: Todo se vino muy rápido, porque se casaron…
G: Eso fue cuestión de él. Un día me sorprendió con el anillo.

M: ¿Quién le movió el piso a quién? ¿Quién se moría por quién?
G: Él dice que él porque hasta ahora me dice: “Yo estoy más enamorado que tú”.

M: Es que es pelado.
G: Yo retengo un poco lo que siento.

M: Eso es bueno. No te aferras tanto.
G: Puede que sea bueno o malo, no sé.

Bueno, ya estoy casada y voy aflojando.

M: “Aflojando”.
G: Él es más expresivo.

M: Tú eres más pensante.
G: Siempre le digo a él: “Uno tiene sus vivencias, quizás, mis vivencias me hicieron ser así”. Todo lo pienso y todo lo analizo, tal vez, no estaba acostumbrada a lo que él vino a aportar en mi vida y a ofrecerme, situaciones hermosas… nunca había vivido un San Valentín con sorpresas.

M: Siendo tú tan guapa, que pudiste tener cien enviándote flores.
G: Yo siempre le digo a la gente, en especial, a mis amigas de la televisión, que estás en un medio que te hace sentir que te mereces algo grande, pero a la hora de la hora, cuando lo recibes… por ejemplo, él me puso todo nuevo en la casa, y en mi casa nadie me había puesto un clavo.

M: Emilio, que bello gesto hasta hasta yo me enamoré de ti.
G: Yo en la entrada vi la alfombra nueva, y pensé que ese era el regalo, para mí era suficiente, cuando abrí la puerta y vi todo nuevo, tuve un shock, me fui a acostar, me dolió la cabeza. Cuando le pregunté: ¿Por qué hiciste todo esto?, y él respondió: “Porque te amo”. Yo ahí entendí que me merecía eso y más.

M: La reflexión.
G: Si siempre he creído que me merezco mucho y estaba creyendo que me merecía la alfombra. Estamos tan acostumbradas a hacernos las cosas solas que no nos sentimos merecedoras de eso. Nunca nadie me ha dado nada y, sin embargo, ahora estaba con una persona que me daba todo y no terminaba de concebirlo. Entonces, hoy el fregado es él porque me hace sentir merecedora del mundo.

M: Lo importante es que el próximo regalo tiene que ser con el mismo sentimiento.
G: Nunca había estado acostumbrada a recibir regalos. Sin embargo, él siempre tenía detalles, yo le decía: “Mi amor a mí no me interesa que me regales cosas de marcas, sino cosas útiles que me sirven”.

M: Cambiando de tema, ¿cómo manejas llamarte Gabriela Pazmiño?
G: Si te das cuenta ella se identificaba como Gabriela Pazmiño de Bucaram, bueno eran los medios, y yo lo hacía como Gabriela Pazmiño Yépez.

M: ¿No has pensado registrar tu nombre?
G: ¿Qué se puede hacer eso? Yo no lo había pensado, alguna vez me dijeron que ella lo iba a hacer. Ella ya tiene una carrera, así como tú y yo, ya es un referente.

M: Hace más de un mes renunciaste…
G: Yo sabía que algún día iba a hacerlo, eso lo sabía desde que estaba en este negocio. Igual quiero más adelante hacer algo de televisión, por el momento, sé que no puedo trabajar, por ejemplo, en el tema deportivo que te demanda muchísimo. Sé que no le convendría a ningún canal.

M: Me encanta verte tan segura en lo que has decidido. Muchas gracias.