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Un tipo de hielo para cada bebida

Vivimos en la era del postureo gastronómico y, en cuestión de bebidas, la cosa no podía ser menos. Restaurantes, bares (incluso ese cutre de la esquina) y coctelerías tienen cartas específicas de licores, smoothies, tés helados, cafés y, cómo no, bebidas alcohólicas. Elegir una ginebra que cuadre con la tónica de turno es igual o más difícil que encontrar un buen colegio para los niños.

Dicho esto, quiero dejar claro que no lo critico. En la variedad está el gusto. Y no solo en la que a bebidas espirituosas se refiere. Poder saber que tengo la versión light, zero, zero zero o normal de mi refresco favorito me hace dormir mejor por las noches. Siempre que sea sin cafeína, claro está.

El problema está en que hemos dejado de lado un elemento fundamental en cualquier bebida fría que se precie. El hielo. “Ponme un vodka con naranja. Pero bien frío, ¿eh?”. Esa coletilla es la clave de un buen refrigerio.

¿Para qué sirven realmente los cubitos de hielo?

La función principal del hielo es la de enfriar. Ajá. Muy bien. Sin embargo, hay otra que la mayoría del público desconoce. La de aportar agua fría para diluir los elementos de la bebida en la que se sumerge. ¿Cuántas veces te han puesto una copa y a los dos minutos el hielo ha pasado a ser agua? “Pfff, voy a pedir otra porque se me ha aguado”, has dicho totalmente asqueado.

Hay dos motivos por los que esto ocurre. El primero es porque el cubito de hielo no es de buena calidad. El segundo se debe a que, seguramente, esa bebida no necesitaba ese tipo de hielo. Indaguemos sobre esta cuestión.

Un tipo de hielo para cada bebida

Aunque tú no veas más allá de ese molde de plástico para cubitos que guardas en el congelador, conseguir el hielo perfecto no es nada fácil. “El cubito debe ser transparente, macizo, insípido y que esté muy frío”, cuentan los responsables de la marca de ginebra Brockmans. Además, ponen énfasis en que este debe estar a una temperatura concreta para que cumpla con sus funciones.

Por lo tanto, un cubito de hielo en mal estado será aquel que esté roto, con grietas, de un color blanquecino, que huela (¿quién no se ha echado un cubito de hielo de los del congelador de su casa en su bebida y ha pegado un trago con sabor a gamba congelada? y que no esté lo suficientemente frío. El problema es que un mal hielo puede arruinar cualquier bebida.

Sin embargo, no solo de cubitos vive el agua helada. A continuación, desglosamos los tres tipos de hielo más populares que existen y para qué bebidas son adecuadas.

Hielo de roca

Como los cubitos, pero de tamaño un poco mayor. Son los míticos que se ponen cuando alguien pide un Whisky on the rocks o una roca de licor. De ahí su nombre. Se descongela lentamente y ayuda a rebajar la graduación alcohólica de la bebida. Además, enfría rápidamente.

Hielo fizz

Los cubitos de hielo de toda la vida. Son los que nos ponen habitualmente en los bares y discotecas acompañando nuestros combinados o bebidas sin alcohol. Aunque es el que más rápido se derrite, da la casualidad que es el que más rápido enfría. Una cosa por otra.

Hielo frappé

Hielo picado, vaya. Aunque también se le conoce como hielo a punto de nieve. Este se utiliza para las bebidas muy dulces, como el mojito. Al ser tan pequeño se derrite rápidamente.

El secreto está en el agua

No solo hay que saber qué tipo de hielo utilizar con cada bebida. La materia prima con la que se realiza es fundamental. Y ahora es cuando me dirás que se hace con agua. Vale, gracias por el apunte. ¡Pero no con cualquier agua! ¿La del grifo, mineral? Error, amigos. El mejor hielo se consigue utilizando agua destilada. Exacto, aquella que ha sido purificada mediante destilación.

La mineral tampoco está mal, pero en algunos casos puede que los hielos tengan algo de sabor. Sí, ese sabor a agua que nadie sabe explicar. Si te decides por el agua del grifo, pásala antes por una jarra con filtro.

Ah, y utiliza un molde de silicona, olvídate del plástico.

 

Fuente: Correr y Fitness