1. No incluir huevo en el desayuno
O cualquier otra proteína saludable. Hacer un desayuno rico en carbohidratos y sin apenas proteínas y grasas saludables hace que tengamos hambre al cabo de media hora y durante toda la mañana. Por eso, el desayuno perfecto, además de incluir carbohidratos en un 25% (como máximo) debe contener grasas saludables en forma de, por ejemplo, frutos secos o aguacate, y también proteína.
2. Autoengañarte con ensaladas que no son sanas (ni bajas en calorías)
La palabra ensalada siempre evoca en nuestra mente la idea de que es un plato sano, ligero, poco calórico… Pero la realidad es que no siempre lo es. Y es que bajo este concepto se pueden incluir ingredientes calóricos y poco sanos que la arruinen (nutricionalmente hablando). Por eso, evita las salsas (prueba mejor el vinagre de arroz aderezado con hierbas), los quesos grasos, la cebolla o el bacon frito y procura siempre que tu ensalada contenga una fuente de proteína para que sea un plato completo y saciante.
3. No masticar bien
Comer rápido, mirando el móvil y sin masticar correctamente también te puede estar haciendo engordar. Los alimentos, al estar bien triturados, ayudan al proceso digestivo, facilitando que el estómago pueda hacer el proceso en menos tiempo y de forma más agil. Y todo ello ayuda a mejorar la distensión abdominal. Aunque la clave está en masticar bien, hay nutricionistas que se atreven a cuantificar el número de veces que debemos hacerlo en cada bocado para conseguir saciarnos y tener una buena digestión.
4. No comer suficientes verduras y hortalizas
Puede parecer una afirmación obvia, pero no lo es. La base de nuestra alimentación deben ser verduras y hortalizas, cuando más variadas, mejor. Y eso quiere decir que, como mínimo, el 50% de lo que comemos deberían ser alimentos de este tipo. Eso significa incluir verduras y hortalizas en el desayuno, en la comida y en la cena. Y que eso significa también que puedes comer verduras y ensalada en la misma comida.
5. Tener miedo a las grasas
Obviamente, no nos estamos refiriendo a las grasas transgénicas presentes en alimentos ultraprocesados, sino a las grasas saludables a las que, en muchas ocasiones, tenemos cierto miedo por pensar que nos pueden hacer engordar. Sin embargo, las grasas son necesarias para el correcto funcionamiento de los mecanismos que regulan nuestro peso. Y, además, nos sacian. Por eso es justo y necesario que incluyas en tu dieta frutos secos, aguacate, aceite de oliva y hasta aceitunas en cantidades moderadas.
6. Cenar más tarde de las 9
Otra de las claves para mantenerte en tu peso ideal es no cenar justo antes de acostarte. No hacerlo más tarde de las 9 y siempre intentado que sea una cena ligera a base de verduras y proteínas. Además lo ideal es siempre cenar tres horas antes de acostarte ya que es el tiempo que necesita nuestro cuerpo para hacer la digestión y tener buen sueño.
FUENTE: VOGUE.ES