Somos seres en desarrollo y cada día nos enfrentamos a situaciones nuevas y diferentes, en las que estamos obligados a actuar, decidir o responder. No tenemos un instructivo grabado en nuestro código genético para saber cómo reaccionar de la mejor manera.
Algunos, hemos dedicado tiempo y esfuerzo a reflexionar en torno a quiénes queremos ser y cómo portarnos con las demás personas; lo que nos da una idea, una guía, una escala de valores.
Para algunos de nosotros está muy claro que no deseamos lastimar a otros con nuestras palabras y nuestros comportamientos; sin embargo, lo hacemos, ya sea durante una conversación, una reunión o en algún momento de un día difícil, provocado por la superficialidad y el estrés.
El remordimiento y la conciencia de haber hecho algo inapropiado, es enorme. Por esto, lo primero que debemos hacer es aprender la
lección; reflexionar sobre los detonantes que nos llevaron a hablar sin pensar o a realizar determinada acción. Pero, lo más importante de la situación es tener la humildad suficiente para pedir perdón.
La condición indispensable es reconocer a cabalidad el incidente en toda su extensión. Se debe elaborar un breve pero sustancioso discurso en el que le digamos al otro: «Reconozco que dije o hice esto que te lastimó, me duele haberlo hecho y lo lamento en verdad. Asumo que me equivoqué y cargo con ello».
La persona afectada, al saber que estamos conscientes del daño infligido y que sentimos dolor sincero por ello, sabrá perdonarnos y habremos crecido en responsabilidad.
No dejes que tu soberbia te impida decir lo siento. Las relaciones son muy complejas y todos dañamos, sin intención, a los que más amamos; sin embargo, en ese camino de humanizarnos y de ser mejores, existe la maravillosa posibilidad de reconocer que nos equivocamos y que podemos reconocerlo.
La ciencia ha demostrado que los pensamientos positivos fortalecen el sistema inmunológico y mejoran nuestra calidad de vida, por eso te damos unos prácticos consejos para que vivas feliz.
- Evita ideas tajantes como todo o nada
- No generalices. Recuerda que cada persona es diferente
- No te enfoques en el peor detalle
- No minimices lo bueno
- Evita las predicciones
- No pongas etiquetas
Deja atrás el pesimismo y empieza a ver las cosas desde otro punto de vista. Te encantarán los resultados y te sentirás más satisfecho.
Fuente: salud180.com