Son feos, de eso no hay duda, pero tienen su utilidad: defienden a la piel para que no se rompa en aquellas zonas donde está sobrecargada.
Que son inestables, que perjudican la columna y que al usarlos el peso del cuerpo no se distribuye en forma homogénea, son algunos de los aspectos negativos que se relacionan con el uso del taco alto. Pero también hay otro quizás poco conocido: la aparición de callos y durezas en los pies, algo sin duda muy poco estético, en especial en una época en que los pies quedan al descubierto después de meses escondidos por gruesos calcetines y zapatos cerrados.
«Son zonas de la piel en que la capa más superficial se ha engrosado», explica Pilar Bofill, dermatóloga de Clínica Universidad de Los Andes (Chile), sobre los queratomas, el nombre formal de los populares callos, esas durezas formadas por células muertas y de un típico color amarillento que suelen aparecer en las zonas de apoyo, aunque también pueden deberse a una mala pisada o contacto anómalo entre los dedos del pie.
Christian Bastías, traumatólogo especialista en pie de Clínica Santa María de Chile, agrega que las «callosidades» surgen en respuesta a la «sobrecarga mecánica» que se produce principalmente en la planta de los pies, en especial en la zona del antepie, aunque también pueden presentarse en el talón y en el borde lateral del pie.
El problema es que estas durezas no sólo son poco estéticas, sino que es posible que molesten e incluso lleguen a ser invalidantes. «Si el queratoma se hace muy grueso, se va haciendo doloroso. Este dolor puede ser invalidante para desarrollar actividades habituales como caminar», sostiene la dermatóloga.
Bofill añade que las molestias empeoran si se continúa utilizando taco alto y también calzado terminado en punta, ya que con ellos se ejerce más presión de lo habitual sobre el queratoma.
A esto se suma el dolor de los metatarsianos -aquellos huesos largos que se ubican en la parte media del pie- y que es motivo común de consulta a los especialistas. «Generalmente en estadios iniciales, la sobrecarga metatarsiana es asintomática, pero si ésta progresa puede presentar dolor, lo que denominamos metatarsalgia (…) Puede llegar a afectar la vida diaria», indica Bastías.
Adelgazarlos, pero no eliminarlos
De esta manera, el mejor remedio para evitar el dolor y también la aparición de estas incómodas durezas, es -según el traumatólogo- no usar taco alto. Pero, ¿qué se puede hacer si ya están allí? «En los casos de dolor, deben ser tratados y el manejo corresponde en la mayoría de los casos a plantillas para evitar zonas de sobrecarga y así homogenizar el peso», explica Bastías.
No obstante, muchas personas sienten la tentación de eliminar los feos callos por completo, ya sea utilizando agresivas limas metálicas o aparatos con cuchillas que van cortando las capas de piel engrosada. Pero esto -dice el traumatólogo- no soluciona el problema de base e incluso puede empeorarlo.
«Considerando que el ‘callo’ es una forma de defensa de nuestro organismo a la sobrecarga, el hecho de eliminarlo completamente puede causar más dolor y una lesión en la piel», advierte.
«No es llegar y sacar la dureza, y menos sacarla por completo». El podólogo añade que lo correcto es adelgazar la zona que se ha engrosado, siempre dejando una pequeña capa que no moleste ni se vea fea, pero que siga protegiendo el área.
Para ello lo ideal es acudir cada 30 o 45 días a un especialista que retire el exceso de piel, y mantener en casa con recursos como lijas de cartón especiales para pie o la famosa piedra pómez. «Es buena porque es natural, pero al igual que la lija, debe ser de uso individual en caso de que haya alguna contaminación de hongos», enfatiza, y agrega que las herramientas metálicas no deben usarse por ningún motivo, ya que se oxidan y pueden producir heridas.
Pilar Bofill agrega que también existen productos que contienen ingredientes -como el ácido salicílico, el ácido láctico, la urea y otros exfoliantes- que ablandan la piel y ayudan a que el queratoma no se engruese tanto. Eso sí, recomienda que si las molestias no ceden, lo mejor es consultar con un médico especialista en ortopedia para que evalúe la forma de pisar y corrija el problema de base para que éste no siga progresando.
Fuente:emol.com