Bella Hadid se transforma con precisión en la chica del calendario que todo adolescente esconde en su habitación. Después de todo, hace poco que se puso las alas de Victoria’s Secret y robó la atención de todos mientras su ex, el cantante de The Weeknd, cantaba a pocos centímetros de distancia.
En persona, el rostro de Bella es tan perfecto como sugieren las fotos. Sus rasgos afilados, la nariz respingona y unos ojos verdes rasgados que hacen difícil mirar hacia otro lado. Esta belleza se completa con un cuerpo amazónico, que la convierte en una de esas mujeres que parece existir sólo en las películas de Tarantino. Su belleza le ha ayudado a acumular ofertas con grandes firmas como Dior o Fendi, haciendo que sea difícil calcular su verdadero alcance.
“Tiene un corazón tan hermoso… Su interior coincide con su rostro», dice Jesse Jo Stark, cantante de pop-rock, amiga de Bella desde los seis años y protagonista junto a ella en esta sesión de fotos. Para conocerla bien es necesario retroceder a la fiesta de su veinte cumpleaños en el sótano de un club de Nueva York. Bella lleva un elegante vestido en tonos metálicos de Fannie Schiavoni, pero en lugar de bailar sobre las mesas, atraviesa una habitación llena de amigos asegurándose de que todo el mundo esté bien.
Se puede denominar este comportamiento como el síndrome del niño medio que ha recibido una buena educación. O, sencillamente, el Efecto Bella. Modales a un lado, desde que debutó en 2013 como modelo, la jinete de competición y ex-estudiante de fotografía de Parsons, ha hecho un buen nombre en el mundo de la moda y entre sus más de 10 millones de seguidores de Instagram. Y, aunque entró en el foco de atención rodeada por el misterio de Gigi Hadid, como su subversiva hermana pequeña, pronto eran igual de famosas. Esa distinción entre las dos, de niña buena/niña mala le ha acompañado durante todo el camino; si Gigi es la rubia optimista que salta sobre la pasarela, Bella es una mujer con la fuerza de la naturaleza rondándola.
En el set.
Tan pronto como la cámara deja de rodar, la estrella está demasiado ocupada repartiendo abrazos, preocupándose por alimentar las fantasías de todo el que se ha lanzado sobre ella. Ella es Bella, una niña genéticamente bendecida, con orígenes holandeses y palestinos, natural de Malibú, que está feliz de encontrarse aquí. Su jet lag empieza a aparecer, ha tenido que volar por la noche, pero eso no la vuelve menos solícita y me ofrece un lápiz de labios para que lo pruebe. Se ha puesto una bata mullida para simular, mientras espera en la silla de maquillaje, que se relaja en su casa. Está dispuesta a abrirse sobre su separación de Abel Tesfaye, el vocalista de TheWeeknd. Pero antes quiere hablar de otra angustia.
Primeros amores.
Después de una batalla en curso con la enfermedad de Lyme, que descarriló sus sueños olímpicos cuando tenía 16 años, Bella tomó la difícil decisión de separarse de su primer y verdadero amor: un caballo llamado Lego. “Probé algunos caballos que parecían mejores. Pero Lego era el mío, era él o morir”, dice con melancolía. “Venderlo, fue como una ruptura. Le puedes preguntar a cualquier jinete: se desarrolla una conexión emocional enorme con estos animales. Cuando estás montando un caballo, ellos tienen control total sobre ti, pueden matarte en un segundo, pero poco a poco vas construyendo una confianza entre ambos.”
Escuchándola profundizar en la intensidad de su amor por Lego, es difícil no perderse en la metáfora de cualquier amor duro y el riesgo de destrucción que conlleva. Lo que nos lleva a este pasado noviembre, cuando la relación de Bella con el cantante de TheWeeknd se detuvo. Habían salido durante más de un año y, aunque la separación era amistosa, apenas habían podido digerirla antes de aparecer juntos, en el show de Victoria’s Secret mientras él interpretaba el tema Starboy.
El momento fue heroico teniendo en cuenta el esfuerzo que se necesita para hacer frente a un ex en cualquier lugar, más aún vestida solo con ropa interior y ante medio mundo. En las redes sociales se vivió como si fuera una escena de una telenovela, provocando una cadena de memes y comentarios. Bella admite que no fue tan fácil como parecía. “Fue mi primera ruptura –segunda, si se cuenta la del caballo– y estaba tan expuesta… Desde fuera parece que lo manejé bien, pero siempre queda algo”, comparte. “Será difícil, el amor duele, pero tienes que aprender a reponerte.” Bella hace una pausa antes de añadir, “a veces te sientes triste, pero al final del día, no quieres quemar ese puente que te ha costado tanto construir”.
Fuente: glamour.es