¿Hay días en que sientes que tu piel está tan reseca que podría agrietarse como esas imágenes del desierto?, ¿sientes que por más crema hidratante que utilices, tu epidermis no responde?

Es importante conocer que la deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, es decir cuando el balance hídrico es negativo. A menudo se acompaña de alteraciones en el balance de sales minerales o de electrolitos del cuerpo, especialmente de sodio y potasio.

• Diarrea. Este padecimiento se genera por bacterias, virus o parásitos. Cada deposición puede representar una pérdida significativa de agua, que puede llegar hasta un litro por hora en casos extremos.

• Vómitos. La pérdida rápida de agua producida por vómitos intensos aumenta la probabilidad de deshidratación de la piel, ya que es difícil restaurar la hidratación mediante la ingesta de líquidos.

• Exceso de orina. Existen ciertos medicamentos que aumentan el gasto urinario respecto a los niveles normales (por ejemplo los diuréticos), y hay trastornos que afectan la función renal, dando lugar a una pérdida de agua a través de la orina.

• Sudoración. Cuando una persona suda en exceso y su ropa no permite la evaporación de ese líquido, se genera un aumento de calor y una mayor pérdida de agua del cuerpo.

• Fiebre o quemaduras. Estas alteraciones aumentan la temperatura corporal y requieren de una mayor cantidad de líquidos para un funcionamiento adecuado del cuerpo. Las personas que han sufrido quemaduras se deshidratan porque el agua penetra en la piel dañada y se pierde debido a la evaporación.

Fuente: salud180.com