El día más afortunado en la vida de Avi Yaron fue cuando a sus 26 años tuvo un accidente de moto -o al menos así lo considera.
Fue gracias a ese evento que los médicos le hicieron un escáner en el cerebro para revisar los daños y descubrieron un tumor muy profundo que de otra forma hubiera pasado desapercibido.
Y en 1993, al estudiante israelí de ingeniería electrónica le informaron que habían descubierto una masa en el cerebro, ubicada cerca de áreas cruciales para el movimiento y el pensamiento.
Después de un año de investigación y búsqueda, Yaron consiguió a un cirujano en Nueva York que le quitó exitosamente parte del tumor que terminó siendo benigno.
Este hecho lo llevo en busca de nuevas formas de cirugías de cerebro menos invasivas. El desenlace fue la creación de un instrumento que en vez de copiar la anatomía humana, su herramienta tubular simula el ojo de una abeja.
Contiene un sensor miniatura con cientos de miles de micro elementos, cada uno mirando levemente a una dirección distinta y mapeando el campo quirúrgico desde distintos puntos.
Con la ayuda de un programa, la información se traduce en imágenes para el ojo derecho y el izquierdo. Este sensor es lo suficientemente pequeño para operar en el cerebro.
Fuente: m.bbc.co.uk