Tanto si te suena, de primeras, sucio, embarazoso o deliciosamente morboso, tienes que probar estas experiencias sexuales, al menos, una vez en la vida. Cuidado porque igual te enganchas.
1. Tener sexo con un chico que tenga un gran pene
Por supuesto que el tamaño no importa cuando estás con el chico adecuado pero si él no va a ser “tu chico”, no te estanques en eso de me encantan sus ojos y su voz cuando lo hacemos y ten alguna experiencia sexual (si se pone a tiro) con un chico que tenga un miembro XXL. Aunque luego te cueste andar con normalidad…
2. Experimentar orgasmos que te hagan perder la cabeza
Los franceses no llaman al orgasmo “la pequeña muerte” por gusto. No decimos que cada encuentro sexual te vaya a dejar temblando y con el pulso desbocado pero sería un crimen pasar por la vida sin experimentar una buena cantidad de estas sensaciones. Así que olvídate de las inhibiciones y ponte manos a la obra.
3. Tener sexo con un colega
Ambos estáis bebidos cuando, de repente, su estúpido flequillo y fea camisa se te hacen extrañamente atractivos. Lo siguiente que recuerdas es que estás a oscuras, riendo incómoda mientras te sorprendes de lo calientes que están sus hombros y de lo mucho que te gusta la manera en que te está acariciando.
4. Hacerlo en una postura sexual difícil
Eso sí, si te has propuesto probar una postura rara del Kamasutra en la que haya que contorsionarse, asegúrate de que a tu partenaire no le importe aliviarte un calambre en la pierna o recolocarte un hombro.
5. Hacer un trío
No decimos que te conviertas en una esclava de las orgías, pero puede ser divertido como fin de fiesta acabar liándote con un par de chicos. Una vez que pase el momento incómodo de la proposición y estés más suelta, prepárate para la diversión. ¿Tiene que ser incómodo a la mañana siguiente? Échale la culpa a los mojitos.
6. Practicar sexo estando enfadada
Ten en cuenta que el sexo enojada es diferente al que se tiene para hacer las paces. Mientras que el último es más: “Oh mi amor, te quiero tanto que no puedo creer que no te acordaras de nuestro aniversario”, el enojado sería más bien: “¿Te gusta esto imbécil? Bueno, pues no te voy a dar nada porque ahora mismo te odio pero te daré algo más de esto y luego, con la excusa del momento, te voy a soltar un cachete”. Seréis los mejores amigos el resto del día.
7. Te he esperado toda la vida. Volumen 1: “Un revolcón espectacular”
Has estado enamorada de él desde que lo viste hace ocho años en la fiesta de un compañero de trabajo. Compartió su vodka contigo, te acompañó a casa e incluso se quedó a dormir en el sillón porque no podía coger el coche. Pero por aquel entonces él tenía novia y cuando rompieron, tú estabas con alguien. Ahora estáis los dos solteros, desnudos y compensando casi una década de deseo mutuo y está siendo tan increíble que no piensas esperar otros ocho años para experimentarlo de nuevo. De hecho, ya no puedes imaginar tu vida sin momentos como este.
8. Te he esperado toda la vida. Volumen 2: “¿Qué demonios es esto?
Le has enviado mensajes de ligoteo, con dos copas de más, en plan sucio… durante mucho tiempo. También te has reído a carcajadas de sus chistes malos y has stalkeado su Facebook 16 veces al día pero, por alguna razón, nunca habéis estado juntos. Sí, los dioses estaban impidiendo lo que ahora está pasando, básicamente que el acto parece un experimento médico más que otra cosa. Resulta que todos esos mensajes sexys os han presionado demasiado a ambos y… ah, ahí va su erección. Por fin.
9. Hacerlo con una chica
Necesitas experimentar con una chica al menos una vez en la vida y no, eso no te convierte automáticamente en lesbiana. Bueno, podría, pero no lo sabrás hasta que lo pruebes. Hacerlo con una chica es una excelente manera de explorar tu sexualidad y saber exactamente lo que gusta.
10. El “Oh, no tenía ni idea de que fuera tan sucia”
Te gusta el sexo pero no correrías 2 kilómetros para que te azoten y te aten pero hay cierto chico con el que la química es tan intensa y loca que hace que 50 sombras de Grey te parezca La casa de la pradera. Rebasáis los límites de lo políticamente correcto, no usáis las palabras de seguridad y te entra la paranoia de que todo el mundo te mira y piensa que eres una desviada que irá de cabeza al infierno. Todas necesitamos un poco de “suciedad” de vez en cuando.
11. Practicar el amor propio
No nos estamos refiriendo a que te plantes delante del espejo y repitas como un mantra: “Soy un buen partido. Me encanta mi cuerpo”, estamos hablando de que te veas tan atractiva como te haría sentir un chico. Así que calienta tus manos, invierte en un buen vibrador, googlea fotos de Ryan Gosling y…
Fuente: Cosmopolitan