Una investigación dirigida por el médico Lukas Van Oudenhoven de la Universidad de Lovaina en Bélgica afirma que sí existe un vínculo muy estrecho entre las emociones y los antojos que tenemos todos los días.
Se utilizaron imágenes por resonancia magnética para trazar las áreas del cerebro que se iluminaron cuando 12 individuos sanos, no obesos, experimentaban tristeza, luego les administró una infusión de ácido graso, puesto que muchos de los alimentos que nos reconfortan contienen ácidos grasos. Los participantes no supieron que se les administraron pero afirmaron sentirse menos tristes después de consumirlas.
Sabores vinculados con las emociones
Ácido. Es propicio para agilizar la mente. Probablemente se te antoje en un momento de distracción ya que juega un papel importante en la capacidad de organizar pensamientos; funciona como un solvente de grasas y proteínas.
Picante. Surge cuando nos sentimos lentos o letárgicos. Las emociones que se generan de inmediato son la excitación y la alegría. También te ayuda a descongestionar los pulmones, mejora la digestión y expulsa gases de los intestinos.
Dulce. Si sufres de ansiedad o agresividad, consumir un poco de dulce puede calmarte y darte sensación de placer. También humedecen condiciones secas de los pulmones y mantienen a la mente activa. Es recomendable no excederse.
4. Amargo. Si estás intentando bajar de peso, el sabor amargo puede ser tu aliado, porque limpia tus arterias y favorece el funcionamiento de tu corazón. La emoción predominante en lo amargo es la insatisfacción, provocando un deseo de cambio.
5. Salado. La sal mejora la concentración, tiene un efecto refrescante, desintoxica y puede purgar. Quienes más se benefician son quienes experimentan nerviosismo aunque, si tienes sobrepeso o presión arterial alta, no es buena.
Fuente: salud180.com