La formación de estos grandes cráteres no es volcánica. No encontrarás la explicación de su formación en las profundidades de nuestro planeta si no del espacio exterior. Su origen ha alimentado a la ciencia ficción, terroríficas películas sobre la cercana extinción de la humanidad y miles de teorías sobre el fin real del mundo. Y es que los cráteres más grandes del mundo tienen su origen en el impacto de inmensos meteoritos contra la tierra.
Para tu tranquilidad decirte que mucho antes de que el homo sapiens caminara por la superficie del planeta. Es más, por aquello de la evolución de las Especies de Darwin o por la deriva genética de Jay Gold, le debemos nuestra existencia a la extinción de los dinosaurios tras el impacto de un gran meteorito. Pero puede volver a pasar, una cuestión de cálculo de probabilidades que según las variables que se incluyan nos sitúa al borde de otro impacto o tan lejos que no debería ni quitarnos el sueño.
Aunque debes saber que meteoros impactan contra nuestro planeta con muchísima más frecuencia de lo que te imaginas. Casi todos los días. La cuestión aquí es cuando llegará uno lo suficientemente grande como para no desintegrarse al entrar en contacto con nuestra atmósfera que imparte contra la corteza terrestre. Ahí el miedo. No te lo quites de la mente. Y si no fíjate en las inmensas cicatrices que han dejado estos seis. Las más grandes, los seis cráteres más grandes de la superficie terrestre.
Cráter de Manicouagan
El sexto está en Canadá, en Quebec. Se formó con el impacto de un meteorito de esos que da miedo sólo imaginar, de cinco kilómetros de diámetro. Pero esto ocurrió hace 214 millones de años. Piensa que los dinosaurios se extinguieron unos 149 millones de años después. Pero no fue chiquito, el impacto hizo un agujero de 100 km de diámetro. Y en un cráter de ese tamaño cabe todo lo que hay entre Madrid y Toledo, incluidas ambas ciudades. Con el impacto se creó también una montaña central, que hoy es una isla (Isla René -Levasseur) de 2.020 kilómetros cuadrados, porque el cráter se ha llenado con el agua del río que lleva el mismo nombre. Desde el espacio, como verás en la imagen, es como un anillo claramente visible.
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Cráter de Popigai
29 millones de años después de la extinción de lo dinosaurios, otro meteorito impacto en Siberia, ahora parte de Rusia. De eso hace ahora 35 millones de años Aquel meteorito medía unos entre 5 y 8 kilómetros de diámetro. Un pedrusco grande que dejó un cráter de su mismo tamaño (5-8 kilómetros de profundidad y 100 kilómetros de radio) en una tierra inhóspita. En tamaño está ahí ahí con Manicouguan. Hasta los 60 del pasado siglo se pensaba que la depresión del cráter se debía a un antiguo volcán. Quién se iba a imaginar que no. Luego llegó el descubrimiento de la veta de diamantes de grafito, y eh! voilá. Esto sólo puede haber sido un meteorito. Grande. No, no te hagas ilusiones. Estos diamantes no tienen más valor que el industrial, no sirven para hacerte una joya.
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Cráter de Chicxulub
El cráter de Chicxulub es de esos que debes conocer. No se aprecia en Google Earth, pero te puedes hacer una idea. Está en la península de Yucatán, Méjico. De hecho el centro está localizado frente a la costa norte (aunque en el pueblo de Chicxulub lo localizan en un sitio concreto donde hay una monumento de gusto mejicano). La mitad del cráter está sumergido en una cadena montañosa que forma un arco. De ahí la observación en los 60 de que era un cráter. Hay quien achaca al impacto de este meteorito la extinción de los dinosaurios. Por muchas razones, por los devastadores efectos, los tsunamis, la nube de polvo y demás de un impacto de un meteorito en pleno centro del planeta y porque se data de justo 65 millones de años. Las fechas coinciden. Los famosos cenotes , esos impresionante agujeros en la tierra, también se los debemos a esta impacto. De hecho están situados alrededor de la caldera del impacto. Se debe a la erosión de la caliza que se depositó en la zona tras el impacto. Cosas que impactan, cosas que se crean. Tiene un radio de 180 kilómetros.
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Cráter de Sudbury
Entre 10 y 15 kilómetros de diámetro debía tener el meteorito que impactó contra Ontario, también en Canadá, como el Manicouagan. De ahí la depresión de más de 250 kilómetros, que no es circular si no alargada. Quizás por del ángulo de impacto pero sobre todo por la influencia de la erosión y la sedimentación durante 1.850 millones de años. Para que te hagas una idea, el impacto fue tan brutla que se siguen encontrando restos de la roca que propulsó de aquella colisión… ¡en Minnesota!.
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Cráter de Vredefort
El segundo cráter más grande el mundo, otro que se aprecia desde el espacio, está en Sudáfrica. Tan desapercibido pasa como cráter (por el tiempo, a erosión y la sedimentación) que hasta que a mediados del siglo pasado no se descubrieron minerales que sólo se forman bajo altísimas presiones ni se sospechaba que el origen de este sistema montañoso fuera una colisión de un meteorito que hoy se calcula tenía unos 10 kilómetros de diámetro. El impacto tuvo lugar hace la friolera de 2.000 millones de años. Este inmensísimo cráter es Patrimonio de la Humanidad desde 2005. Tiene un espectacular diámetro de hasta 300 kilómetros.
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Cráter de la Tierra de Wilkes
Con un diámetro de 500 kilómetros, el Cráter de la Tierra de Wilkes es el más grande, con diferencia, del mundo. Tan grande que a pie ni lo parece. Y en realidad hasta que en 206 un satélite de la NASA llamado GRACE no lo detectó, había pasado completamente inadvertido al ojo humano. De hecho aunque veas las imágenes de la tierra de Google Earh tampoco lo reconocerás. Es más una cuestión de fé en los científicos. De hecho está en la Antártida, que no es un lugar que visitemos mucho. Por el frío.
El caso es que por eso tampoco se tiene muy claro cuando impactó este meteorito y se establece un rango de entre 100 y 500 millones de años, para acertar. Lo que si que se calcula es el tamaño del meteorito. Ni más ni menos de 48 kilómetros de diámetro. Pensarás que esa inmensa montaña cayendo hacia nosotros haría una sombre de narices, pero no, al entrar en la atmósfera la combustión es tan inmensa que nos habría dejado ciegos antes de desatar el armagedon. Hasta 130 veces más luminosa que el sol. Ahí está la prueba del impacto.
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