Es bastante habitual asociar ser discreto a no opinar sobre nada y mantenerse al margen de todo para mantenerse libre de problemas, pero la discreción es más que eso. Ser discreto no significa callar, significa pensar antes de hablar, reflexionar y ser prudente.
No decir o hacer lo primero que se nos pase por la cabeza sin pensar en las consecuencias que esto podría provocar o si realmente es lo que queremos decir o hacer.
Ser prudente nos podría evitar problemas con las personas que nos importan o simplemente problemas que nos complicasen nuestra día a día y es que, la prudencia no sólo está relacionado con la comunicación personal si no también con cada una de las decisiones que tomamos cada día como, por ejemplo, si comprar algo o no, dónde y cómo educar a nuestros hijos o incluso qué comer cada día.
Fuente: salud.facilisimo.com