Todos los días la misma frustrante rutina. Nos enfrentamos a nuestro armario intentando encontrar algo que nos siente bien, siga las tendencias y sea cómodo. Así sufrimos las mujeres este eterno dilema.

– Mientras me ducho voy a pensar qué me pongo

Creo que la camisa blanca está para planchar pero tengo alguna otra colgada en el armario. Oh, genial, se me ha metido champú en el ojo.

– Tendré que elegir otra cosa

El momento de la lucha ha llegado. Aquí estamos, frente a frente, el armario y yo. ¿Quién ganará esta vez?

– ¡No tengo nada que ponerme!

Esta camisa no me gusta, estos vaqueros me hacen sentir gorda, esta chaqueta no combina con nada. Definitivamente, tengo que irme de compras.

– Creo que he encontrado algo

Esta camiseta quedaría genial con los vaqueros rotos que me puse la semana pasada. ¿Dónde estarán?

– En la lavadora

¡Oh no! ¿Por qué seré tan vaga? ¿Por qué no lo saqué en su momento?

– Me tendré que poner otra cosa

Ahora tengo que buscar otra camisa y algo que pueda ponerme para esconder mis piernas. ¿Dónde metí la falda verde?

– Esa falda me la puse antes de ayer

Maldición, esta semana ya usé esa falda. Espero que mis compañeros de trabajo no se acuerden.

– Me queda fatal con esta camisa

Por enésima vez, cambio de outfit. Nada me queda bien y mis michelines tienen que ocultarse antes de que desaparezcan con la operación bikini.

– Este jersey ancho es perfecto

Lo mejor será ocultar mi grasa bajo este jersey oversize y estos vaqueros boyfriend. Seguro que queda bien, ¡se lo he visto a muchas blogueras!

– Parezco un indigente

Debería asumir, de una vez por todas, que no soy una bloguera. A ellas les queda bien cualquier cosa pero a las mujeres de a pie, como yo, no.

– Tendré que acudir a mi uniforme comodín

Aún hace demasiado calor para ponerse los leggings pero son los únicos que no marcan mi celulitis incipiente. Son negros, seguro que quedan bien con esta camisa estampada. Perfecto.

– Ahora solo queda peinarme y maquillarme

Ojalá pudiera lavarme la cara, hacerme un moño e ir a la oficina. OJALÁ.

– Debería ver más tutoriales en Youtube

Definitivamente no sé pintar un trazo fino con eyeliner. Es la tercera vez que me desmaquillo y, como siga, me dejaré la piel en carne viva.

– ¿Me habré convertido ya en zombie?

¿Desde cuándo tengo esas ojeras ahí? Debería dejar de ver series por la noche y dormir más pero de algo tengo que morir, ¿no?

– Parece que ya está todo
Repasemos.

Pelo: listo.
Maquillaje: listo.
Bolso: Maldita sea.

– Hagas lo que hagas, no te mires en el espejo

Ya no hay marcha atrás. Tengo que irme a trabajar o volveré a llegar tarde. Lo único que tengo que hacer es no mirarme en el espejo para evit… OH DIOS MIO, ¿cómo voy a salir así?

– Se acabó. Vámonos.

Vaya como vaya, tengo que irme. Así que, mientras bajo en el ascensor, procuraré mantener la mirada perdida y no fijarme en lo que llevo puesto.

– ¿EN SERIO ESTÁ LLOVIENDO?

No puede ser.

Fuente:cosmohispano.com

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