Uno de los retos a los que se enfrentan las personas que cambian su régimen alimenticio es el hambre; la cual parece estar presente aun después de ingerir alimentos. Sin embargo, ¿cuáles son las razones que te llevan a sentirla de forma constante?
1. Falta de sueño. Éste puede hacer que te sientas adormilado y torpe, también aumenta tu apetito. Así lo indica un estudio elaborado por Marie Pierre St. Onge, investigadora asociada en el Centro de Investigación de Obesidad en la Universidad Columbia. Esto se debe a que después de dormir durante sólo cuatro horas, la gente suele ingerir más calorías el día siguiente, en comparación con un día después de haber tenido una buena noche de sueño.
2. Luz. Los ciclos de luz también influyen en las ganas de comer. La oscuridad eleva la hormona leptina para asegurar una sensación de saciedad durante la noche, lo que permite descansar. Por la mañana, aumenta la insulina, responsable de quemar los azúcares, que alcanza su pico más alto hacia la una de la tarde. Por eso, sobre esa hora, se experimenta más hambre.
3. Consumo de medicamentos. Según datos aportados por la División de Nutrición de la Facultad de Medicina de Harvard, en los últimos 20 años el número de medicamentos entre cuyos efectos secundarios se cuenta el aumento del apetito ha ascendido de 10 a 25%. En la mayoría de casos, cuando termina el tratamiento el apetito vuelve a sus niveles normales
4. No desayunar bien. Un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, las personas que evitan la primera comida del día tienen hasta 21% mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo II. Además, saltarte esta comida incrementa tu apetito.
5. Emociones. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) revela que emociones como la ansiedad, depresión o soledad son problemas que hacen «comer de más» y contribuye a elevar el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Fuente: salud180.com