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Reír, una cuestión de salud

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Cuando reímos, lo hacemos con todo el cuerpo. Al reír se contraen varios músculos de la cara y el abdomen, se expande el tórax y se estimula la actividad de pulmones y corazón, como ocurre al  practicar un ejercicio aeróbico o durante la risaterapia.

La risa es una acción que permite, entre otras cosas, liberar energía y manifestar sensaciones satisfactorias. Esta actividad también moviliza al cerebro. Un estudio de la Universidad de Stanford, California, reveló que el humor y los chistes estimulan las zonas del cerebro llamadas “de recompensa”, las mismas que se activan al consumir drogas o vivir momentos placenteros, tal como la risoterapia.

A su vez, las carcajadas favorecen la producción de endorfinas en el cerebro, específicamente las encefalinas, sustancias que actúan como relajantes naturales, reducen el estrés, la angustia y el dolor, explicó Manuel Morales, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM. “Estos efectos se han demostrado en pacientes con cáncer y ansiedad”.

Existen estudios con niños que padecen cáncer, a quienes se les presenta una sesión con payasos y se observa disminución en su presión arterial por el efecto de las endorfinas, su estado de ánimo mejora, pueden  enfrentar mejor su enfermedad y tienen menos recaídas, aseguró.

Otro de los beneficios cuando reímos, dijo, es que favorece la actividad del sistema inmunológico al incrementar los niveles de inmunoglobulina A.

Un bebé sonríe en promedio 400 veces al día, mientras que un adulto lo hace 15 veces. El dato es revelador, ya que a medida que crecemos vamos perdiendo los beneficios de la risa.

Fuente: salud180.com