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Sam Asghari confirma su divorcio de Britney Spears

La separación entre Britney Spears y Sam Asghari ya es oficial. No solo diversas fuentes lo confirman a los medios de comunicación estadounidenses, también lo hacen directamente los implicados. Si horas después de hacerse pública la separación la cantante publicaba en su Instagram una fotografía subida a un caballo y contando que pensaba comprarse uno, el bailarín ha sido más claro y ha ido al grano, colgando un escueto comunicado en su perfil donde explica su crisis.

“Después de seis años de amor y dedicación mutua, mi esposa y yo hemos decidido acabar nuestro camino juntos. Mantendremos el amor y el respeto que nos tenemos el uno al otro y siempre le desearé lo mejor”, explica Asghari en una escueta imagen colgada en sus stories efímeros de Instagram, palabras blancas sobre fondo negro, sin alharacas. El actor y bailarín continúa con la frase hecha y muy común en inglés “Shit happens” (“Estas mierdas ocurren”, en castellano), para acabar pidiendo respeto a los seguidores y a la prensa: “Exigir privacidad resulta ridículo, así que simplemente pediré a todos, también a los medios, que sean amables y considerados”.

La privacidad es, claramente, imposible para una de las cantantes más mediáticas de Estados Unidos y del mundo entero. En este verano convertido en temporada de muchas, muchísimas, rupturas, esta es una de las más grandes, si no la que más, para la prensa estadounidense y para sus lectores, que han visto a Spears pasar por todas las fases: de estrella infantil a cantante pop de inmenso éxito, de joven con problemas mentales a prisionera de la tutela paterna, de mujer libre y en busca de la consecución de sus sueños a tres veces divorciada y sin contacto con sus dos hijos. En esta última etapa, en la que se la ha visto errante en ocasiones en sus discursos y en las imágenes que cuelga en sus redes sociales, Asghari ha sido su principal apoyo. Pero ahora que han terminado su relación, empieza a salir a la luz que no todo ha sido tan idílico y que los últimos meses han sido tan duros que, al parecer, él está dispuesto a pelear legalmente por conseguir más de lo que, en principio, le corresponde.

Como todas las parejas mediáticas y adineradas, hay un acuerdo prenupcial consensuado y firmado por ambas partes que —siempre según la siempre al día prensa de EE UU— dejaría a salvo las posesiones y la fortuna de Spears, de 41 años, estimada en más de 60 millones de dólares (unos 55 millones de euros). Sin embargo, se ha filtrado la petición de divorcio de Asghari, de 29 años, a la que han tenido acceso desde People hasta la BBC, y en ella se puede leer que la ruptura llega por “diferencias irreconciliables”. Pero también que él le solicita una “manutención conyugal”, así como que ella se haga cargo de los costes legales del proceso. Además, se puede leer que Asghari “se reserva el derecho de modificar” ciertas peticiones acerca de sus propiedades y en lo relativo a asuntos en común. Es decir, pese a ese acuerdo que habrían firmado antes de su boda, celebrada en junio de 2022, él estaría decidido a pedir más de lo establecido y, para ello, emprender una batalla legal que puede llegar a convertirse en guerra.

Los tabloides estadounidenses van, cómo no, mucho más allá. Hay acusaciones constantes de infidelidad, que ponen en boca del actor de origen iraní, pero siempre a través de “fuentes muy cercanas”. Fuentes que hablan de peleas violentas en el matrimonio y aseguran que Britney Spears mantenía una aventura con un miembro del personal de su casa mientras aún estaba con Sam Asghari, y que este, que lo descubrió a través de imágenes, pretende tomarse la justicia por su mano y, si no consigue el dinero que quiere, amenaza con destapar escándalos y airear trapos sucios. Pero todo ello es, por el momento, carne de tabloide, y habría que cogerlo con pinzas porque es sobre todo TMZ, el principal medio amarillista estadounidense, quien se hace eco de esas informaciones. Bien es cierto que hay que concederles el beneficio de la duda, puesto que fueron los primeros, horas antes que los demás medios, en dar a conocer el divorcio; es seguro que tienen buenas fuentes, pero en ocasiones estas no tienen un conocimiento tan profundo de la cuestión y se basan en el rumor sobre el rumor. Habrá que esperar a los tribunales, si es que la sangre llega al río.

Lo que sí es cierto es que, con esta ruptura, Spears se queda en una situación de soledad. Asghari era su apoyo principal en estos seis años de relación. La cantante no está unida a su familia, e incluso hace unos meses publicó sobre ellos duras palabras: “Hasta el día de hoy, honestamente, mi familia no tiene conciencia alguna y en su mente de verdad creen que no han hecho nada malo en absoluto. Podrían, al menos, asumir la responsabilidad de sus acciones y reconocer el hecho de que me hicieron daño”. Su equipo legal pretende sentar a su padre, Jamie, en el banquillo para que, sobre todo, le devuelva más de seis millones de euros, que, afirma, él se quedó durante su tutela. Spears también ha hablado con dureza de su madre, Lynne, que ha hecho intentos de hablar con ella en redes sociales para retomar la relación: “¡Lo siento muuuuucho por tu dolor! Lo he sentido durante todos estos años. Te quiero mucho y te echo de menos. Por favor, desbloquéame y hablemos en persona”, escribía ella el pasado octubre, a lo que Britney contestaba: “Ni una puñetera persona me ha defendido. ¡Mamá, coge tus disculpas y que te den!”. Con su hermana Jamie Lynn, actriz, la relación es tirante desde hace años, cargada de acusaciones mutuas, dimes y diretes.

A ello se suma que tras 13 años bajo la tutela de su padre la cantante apenas mantiene relación con sus dos hijos, Jayden, de 17 años, y Sean, de 16, ni con su exmarido y padre de los chicos, Kevin Federline; tampoco con su primer ex, Jason Alexander, amigo de la infancia con quien estuvo casada durante 55 horas en 2004. Niña prodigio que vivía de rodaje en rodaje, no tiene muchos amigos de la infancia, tampoco de su etapa adulta. A su boda acudieron apenas medio centenar de invitados, entre ellos Madonna, Paris Hilton, Drew Barrymore y Selena Gomez. Como dio a entender en sus fotos, a algunas de ellas, como a Gomez, hasta entonces ni siquiera las conocía en persona. Cuánto de toda su vida compartirá en su próximo libro autobiográfico, y cuánto de su historia con Asghari, es algo que se sabrá en octubre.