Santiago Navarrete perdió su pierna pero su alegría jamás
El quiteño Santiago Navarrete, de 27 años, es uno de los sobrevivientes del terremoto que azotó la costa norte del Ecuador, el pasado 16 de abril. Apenas lo rescataron, él fue trasladado al Hospital Metropolitano de Quito en donde lo atendieron y le amputaron la pierna derecha.
La tarde de hoy, 28 de abril del 2016, dio su testimonio de lo que vivió esa noche a Diario EL COMERCIO: «Me fui a Canoa (Manabí) a pasearme, ya que era más de un año que no me iba a disfrutar de la playa. Ese día, pasé toda la tarde en el mar y regresé al hotel para descansar. Estaba con una amiga. «Nos hospedamos en el segundo piso de un hotel de cinco. Eran pasadas las 18:30. Salía de la ducha y comencé a cambiarme de ropa. «En ese instante tembló la tierra. No hubo tiempo para nada, el terremoto fue muy rápido. «Di un paso con mi pierna izquierda, pero la otra quedó atrás y le aplastó una columna.
Todo fue muy rápido, luego me di cuenta que mi cabeza quedó entre la loza y el piso. «Allí quedé unas cinco horas hasta que llegó un grupo de personas a las que quisiera localizar y agradecerles por su ayuda. Ellos trabajaron incansablemente y cerca de las 06:00 del otro día me rescataron. «Una de ellas me gritaba ¡Dios te ama! ¡Dios te ama guambra! ¡Estás vivo! ¡Respira, te vamos a ayudar! ¡Yo te voy a sacar! Y así poco a poco me salvaron.
Para mí, ellos son ángeles enviados de Dios. «Mi amiga estaba en la habitación conmigo y lamentablemente falleció. Mientras estaba atrapado entre los escombros, yo le gritaba y preguntaba si estaba viva, pero no me contestaba. Ahí me di cuenta que perdió la vida. Luego la sacaron. «Esa noche y madrugada, solo podía respirar por el costado izquierdo de mi cara y así me mantuve. El amor por mi madre me dio las fuerzas para seguir y luchar por mi vida. Sabía que si yo moría, ella no iba a ser feliz y sacaba fuerzas para sobrevivir. «Luego vine a Quito y presentaba un cuadro crítico. Me dieron ocho pintas de sangre porque mi pierna derecha estaba totalmente destrozada.
Tuve tres operaciones para tratar de salvarla, pero estaba afectando más mi salud. Finalmente tomé la decisión de perderla aunque fue muy doloroso. «Dios me dio una nueva oportunidad. Fui el único sobreviviente de un edificio de cinco pisos. Tengo que corresponder lo que me ha dado. «Ahora tengo que recuperarme y superar este mal momento. En Quito me dedico a la compra y venta de vehículos y también estudio Tecnología Automotriz. Ahora me reincorporaré a mis actividades. Soy una persona alegre y continuaré siéndolo.
Las cosas han salido bien pese a la tragedia. Mi alegría no se extinguirá».
Fuente:ElComercio