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Esta ciudad marroquí tiene las calles más azules que se puedan imaginar. Fue fundada en 1471 en el emplazamiento donde antes habitaron bereberes. Los recién llegado provenían de Al-Andalus, eran exiliados tanto judíos como musulmanes. Esa es una de las razones por las cuales las calles de este pueblecito puedan recordarnos a las de algunos pueblos de Andalucía. Los judíos trajeron consigo la antigua creencia de que teñir las calles con diferentes tonos de azul recordaría al pueblo el poder de Dios.

Fuente: ViajesTIC