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Sí, el amor engorda. Cuando estamos de novios, muchas de las salidas incluyen comida, por lo que la barriga no solo se llena de mariposas. Se suele decir “Barriga llena, corazón contento” pero la realidad marca todo lo contrario.

Según un estudio realizado por la Universidad de Queensland, en Australia, cuando alguien es parte de una relación seria y estable, puede llegar a engordar un promedio de 15 libras.

¿La razón? Cuando estamos en pareja nos volvemos personas sedentarias, salimos a comer más seguido, tenemos menos tiempo para hacer deportes y aumentan los compromisos sociales.

Pero no te asustes. No es imposible estar sana, enamorada y feliz… Solo es cuestión de trabajarlo en pareja, crear hábitos que les ayude a los dos a mantenerse en forma y a quemar calorías. Por ejemplo, de los siete días de la semana, dediquen dos noches a caminar, andar en bici, meterse a clases de baile o, simplemente, inscribirse juntos en el gimnasio. Esto será de gran ayuda.

La comida es otro tema: una buena idea para recortar los alimentos es compartir siempre un plato. Prefieran siempre cenar en casa. Así sabrán de qué está hecho todo y será mucho más sano. Intenta cocinar con leche descremada y alimentos light. Y siempre, siempre, agreguen una ensaladita. El alcohol es otro tema: traten de beber bebidas blancas, dejar por completo la cerveza y limitar las bebidas a un día a la semana.

Fuente: Revista Mariela | n° de edición 94

 Varios restaurantes ofrezcan un menú especial, en esta ocasión una propuesta para rememorarlo puertas adentro, pero con las recetas de reconocidos chefs.

1-Entrada: empanadas

Empanadas (Pixabay)
Empanadas (Pixabay).

Por supuesto que para arrancar un menú patriótico no pueden faltar las empanadas de carne y la tradicional de humita.

2-Primer plato: locro o carbonada

Locro (Gentileza La Cabrera)
Locro (Gentileza La Cabrera).

Típico del NOA, el locro es un guiso a base de diferentes carnes y verduras. Hay variedad de recetas, aquí una propuesta de locro que sirven en La Cabrera , responsabilidad del chef Diego Moyano.

Otro plato contundente y rendidor: una carbonada servida en zapallocon opción light realizada por Miriam Becker.

3-Postre:

Mazamorra
Mazamorra.

Un postre bien criollo hecho a base de maíz blanco: la mazamorra

Un típico de la mesa argentina, el arroz con leche

4-Para la tarde:

Escarapelas de membrillo
Escarapelas de membrillo.

Que llueva o no, siempre son bienvenidas las tortas fritas con mate

Para festejar con comida temática: escarapela de membillo

5-Cena liviana: un guiso de lentejas suave

Guiso de lentejas
Guiso de lentejas.

Aunque no lo parezca, y para no dejar fuera un plato típico este guiso delentejas light es la opción ideal.

 

Fuente: Universo

Como ya hemos hablado en otras ocasiones, una buena nutrición que equilibre en cada una de las comidas las cantidades necesarias de macro nutrientes, permitirá mantener tus niveles de glucosa en sangre estables. Se evitan esos picos de bajada/ subida de azúcar que provocan esa necesidad de dulces o snacks entre horas.

Esto se acentúa si además sueles comer fuera de casa, o viajas por trabajo frecuentemente.

Aquí te dejo 5 pequeños trucos para calmar el apetito entre horas. Son estrategias sencillas que te ayudarán a mantener el control y evitar la ansiedad por comer.

No esperes a tener hambre para comer ni sed para beber

Esperar a tener hambre para comer solo conducirá a que te lleves a la boca casi lo primero que pilles con esa necesidad de calmar el hambre. Por ello, lo recomendable es que comas un pequeño tentempié a las tres horas después de la comida principal. Así controlarás mejor el apetito y además mantendrás al metabolismo activo durante más tiempo.

Por otro lado, evitarás esa ansiedad de comer deprisa, es probable que dediques más tiempo a masticar y comer lentamente.

Añade especias, vinagre a tus ensaladas y comidas y canela al café y té

El vinagre ayuda a mantener estable el azúcar en sangre, evitando así como hemos dicho, esas bajadas de azúcar. Recuerda la importancia de mantener estable el nivel de glucosa en sangre.

¿Has probado a añadir especias para dar sabor a tus comidas y ensaladas en lugar de azúcares? Busca opciones que hagan las comidas más sabrosas y apetecibles, especies como la pimienta, el eneldo, perejil, ajo en polvo. Por otro lado, el vinagre ayuda a reducir el índice glucémico bajo, da sabor a muchas de las comidas y tiene pocas calorías. (Ojo, el de Módena suele contener azúcares, opta por el de manzana o de jerez).

Para los dulces, tés o el café prueba a añadir un poquito de canela en vez de azúcar. La canela además de ser un potente afrodisíaco también se ha demostrado que retarda la velocidad en la que el alimento se metaboliza, teniendo la sensación de estar saciado.

Snacks saludables en puntos clave de la cocina

Trata de tener snacks saludables en aquellos lugares a los que sueles acudir a por todo lo contrario. Sustituye las galletas de chocolate por frutos secos o frutas deshidratadas; coloca en la nevera, en la balda de en medio y/o en la puerta, palitos de zanahoria, frutas, botella de agua con rodajas de limón.

De esta manera, cuando instintivamente acudas a por un dulce, tendrás una opción menos calórica y más sana.

Por otro lado, cada vez irás eliminando aquellos productos de alto contenido en azúcar, altamente procesados y/o con grasas saturadas.

El poder del agua

Lo hemos escuchado y leído muchísimas veces, pero seguimos optando por refrescos y zumos con alto contenido de azúcares añadidos como opción entre horas en lugar de agua. Piensa por un momento las calorías vacías de los refrescos, bebidas carbonatadas que provocan además hinchazón, y zumos frente a las cero calorías del agua.

Lleva una botellita pequeña siempre contigo, beberás más agua y te mantendrá saciado e hidratado. Es fácil.

Comer lentamente

Si te gusta comer, dedica el tiempo necesario en degustar los alimentos y masticarlos bien. Parece una tontería, pero te sacias antes y comes lo necesario, no más.

Te aseguro que siguiendo estos sencillos pasos conseguirás mantener una nutrición más sana, perderás peso y te mantendrás saciado durante más tiempo.

Fuente: Correr y Fitness

Amantes del sushi, esta es una advertencia.

La creciente popularidad en Occidente de los platillos japoneses crudos y semicrudos está altamente relacionado con el aumento de infecciones parasitarias, según un reporte publicado el viernes por British Medical Journal Case Reports.

Los expertos trataron a un hombre de 32 años en Lisboa, Portugal, al que se le encontró una variedad de larvas de parásitos en el revestimiento de su tubo digestivo.

Había estado sufriendo dolores de estómago, vómitos y fiebre durante una semana.

Un análisis de sangre mostró inflamación moderada y el área por debajo de las costillas sensible. pero fue hasta que el hombre dijo que había comido sushi que los médicos sospecharon que podría tener anisakiasis.

Se trata de una enfermedad parasitaria causada por nematodos anisákidos (gusanos) que puede invadir la pared del estómago o el intestino de los seres humanos.

Se produce cuando las larvas infectadas son ingeridas a través del pescado o calamar semicocido o crudo.

Los médicos realizaron una endoscopia al hombre, que es la inserción de un tubo largo con una cámara en el estómago.

Encontraron que las larvas de un parásito estaban firmemente adheridas a una superficie de revestimiento del intestino, el cual estaba hinchado e inflamado.

Un tipo especial de red fue usada para eliminarlas «y los síntomas del paciente quedaron eliminados de inmediato», según el reporte del hospital en el centro de Lisboa donde era tratado el paciente.

«Es causada por el consumo de pescado o marisco crudo o poco cocido contaminado», según la publicación del British Medical Journal Case Reports, elaborado por la doctora Joana Carmo.

Asegura que la mayoría de los casos de anisakiasis que se presentan tienen su origen en Japón, pero advirtieron: «se han encontrado cada vez más casos en los países occidentales».

El consejo para la ingesta de pescado es eliminarles las agallas, congelarlos durante al menos cuatro días y luego cocinarlos bien antes de comer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: BBC

Nada te hace salivar más rápido que pensar en una pizza. Es el talón de Aquiles de cualquiera que esté a dieta y muchos la prefieren a una porción de torta de chocolate. Nos hace felices y una nueva investigación se propuso entender por qué es que nos rendimos ante ella.

A cargo del informe estuvo la marca de pizza congelada estadounidense DiGiorno que armó tres fiestas en las que escondió 40 cámaras de alta resolución. En un momento de la velada, alguien se encargó de meter pizzas en el horno para después cortarlas y servirlas a los invitados.

En todo el proceso las cámaras, con tecnología de reconocimiento facial, capturaron las reacciones y emociones de los participantes. Al estudiar los resultados, concluyeron que el momento de mayor felicidad fue cuando el aroma de la pizza salía del horno. El queso derritiéndose y la masa ganando crocante lograron un 24% de alegría. Al ver la pizza, el porcentaje bajó a 20% y al comerla llegó a 11%.

Entonces, ¿qué nos hace feliz? La anticipación. La sensación de que la pizza está por llegar a la mesa, ese momento de excitación de los sentidos genera un pico de felicidad solo comparable con el hecho de meterse una porción en la boca.

Fuente: La Nacion

La comida chatarra, el consumo de café y el tabaco acaban con 39% de la productividad de los profesionistas y trabajadores mexicanos.

Así lo reveló una encuesta realizada por la firma de recursos humanos OCCMundial, donde se advierte que 46% de los empleados no se concentra debido a dichos hábitos.

Por si fuera poco, 30% de las personas reporta que tiene “pérdida de productividad y 27% se enferma y falta a su trabajo, por las mismas causas”.

El documento indica que el consumo de comida chatarra, cafeína y tabaco genera que 27% de los empleados padezcan dificultades para tomar decisiones.

Además,  que el 27% cae en conflictos laborales y episodios de irritabilidad; 24% presenta problemas para retener información y 20% reporta problemas de memoria.

“El 42% de los empleados toma café, 33% consume comida chatarra y 5% fuma tabaco durante la jornada laboral”, reveló la encuesta de OCCMundial.

Comida, cafeína y cigarros

En este contexto, OCCMundial indicó que la ingesta de comida chatarra –ricas en carbohidratos, azúcar, grasa y sal, sin nutrientes– reportó una tendencia descendente, aunque esto no significa que deje de causar problemas.

En cuanto a consumo de café, señaló que 65% de los empleados del país consume una taza al día; 32%, de dos a cuatro tazas; y 3%, entre cinco y 10 tazas.

“El 59% de las personas dijo que inició o aumentó su consumo desde que era estudiante, mientras que 33% lo hizo cuando empezó a trabajar”, reportó.

Al referirse a los profesionistas que fuman, OCC señaló que seis de cada 10 fuman de 1 a 10 cigarros diarios; en tanto que 34%, un cigarro al día; y 4% entre 10 y 20 cigarrillos.

“Las enfermedades derivadas de la jornada laboral causan la pérdida de 4% del Producto Interno Bruto (PIB); cerca de 2.8 billones de dólares, en costos directos e indirectos de éstos”, reveló la Organización Mundial del Trabajo (OIT).

Fuente: Metro Ecuador

1-Torrijas. Bendito sea este manjar de los dioses típico de Semana Santa, cuyo ingrediente básico es pan de molde bien duro. Lo acompañamos de huevo, leche y azúcar y elaboramos una receta sencillísima que nunca falla: no hay nadie a quien no vuelvan loco.

 

2- Pan rallado o su versión japonesa panko. No hay nada más sencillo de hacer que el pan rallado, que no requiere más que dejar secar bien en el horno el pan duro para posteriormente desmigajarlo con un molinillo. Si nos acostumbramos a elaborar nuestro propio pan rallado en lugar de comprarlo, podremos tunearlo a placer, añadiendo ajo, perejil o cualquier especia que nos guste. Incluso podremos elaborar diferentes panes rallados en función del uso que queramos darles: uno con hierbas provenzales para las carnes, por ejemplo; y uno más sencillo, pongamos por caso, para las croquetas.

 

3-Picatostes. Los picatostes son tan versátiles que conviene tenerlos siempre en casa, pues son perfectos para añadir a nuestras cremas de verduras, tanto frías como calientes. Pueden elaborarse de diferentes maneras con una rebanada de pan duro del día anterior, que sólo hay que cortar en pequeños cuadrados y meter al horno a una temperatura de 180º durante unos 20 minutos. La opción más sencilla es meterlos en el tostador hasta que queden bien tostados, aunque también hay quier prefiere freírlos en abundante aceite de oliva a temperatura bien alta.

 

4- Migas. Como tantos platos que tienen como ingrediente básico el pan duro, las migas son un alimento de origen popular (de pastores, dicen, que aprovechaban un mendrugo de pan duro para prepararse un manjar que ahora ha pasado a ocupar millones de cocinas). Media horita y estarán listas, un fantástico plato a base de pan duro (de barra, a poder ser), chorizo y panceta, aunque existen interminables versiones de este manjar: con huevos, con sardinas e incluso con uvas y chocolate.

 

5- Sopa de cebolla. De nuevo un “manjar de pobres”, dicho esto con todos los respetos, un plato delicioso, perfecto para el invierno, al que le vamos a coger el truquillo en cuanto lo hayamos hecho un par de veces y que tiene versiones gloriosas en muchos restaurantes de alta cocina. Nos va a salvar una cena, porque conjuga dos ingredientes que es muy raro no tener en casa: pan duro y cebollas.

 

6-Pudín. El pan duro tiene también gloriosas versiones dulces, como el es caso del pudín, un plato con múltiples versiones que constituye un postre de excepción. Aunque este delicioso pastel suele elaborarse con pan del día anterior, huevos, leche y una pizca de canela, hay quien lo elabora con cualquier bollo que se esté poniendo duro, desde magdalenas a bizcochos. Existe una interesante versión exprés de esta delicia que os animamos a probar: comprad un sobre de flan en polvo y preparadlo como se indica en las instrucciones, añadid el pan al final, en la mezcla, cortado en rebanadas finitas, y dejad enfriar en la nevera.

 

7-  Tostadas francesas. Son un desayuno espectacular, que consiste simplemente en rebozar el pan duro cortado en rebanadas en una mezcla de huevos, azúcar, leche y una pizca de canela, si nos gusta. Freímos en abundante mantequilla y… voilà: ya tenemos nuestras tostadas francesas espectaculares, listas para compartir mesa con nuestro café con leche y nuestro zumito.

 

8- Sopas de leche. Esta receta rescatada directamente de nuestras abuelas, de aquellos tiempos en que de verdad había necesidad, ha protagonizado los desayunos de muchas familias a lo largo de los años. Y es que es un plato sencillo, nutritivo y delicioso. Hay múltiples versiones, pues cada familia ha ido adaptando la receta a sus gustos, pero no consiste más que en hervir la leche junto al pan duro, y añadirle azúcar y canela al gusto. Se come en un bol o plato hondo con cuchara.

 

9- Tarta de pan duro. Leche, huevos, azúcar y pan duro (opcionalmente, vainilla o canela). Un golpe de horno y tendremos una tarta que nada tiene que envidiar a cualquier delicatessen con millones de ingredientes. Estamos de nuevo ante un desayuno apañado, sencillo, nutritivo y sabroso.

 

10- Todo lo demás. No olvidemos que nuestro pan tiene que estar siempre ahí para gazpachos, salmorejos, albóndigas y muchos otros platos que nos van a requerir este alimento que, incluso duro, ha salvado a muchos de la desnutrición a lo largo de la Historia.

 

Fuente: Cocinatis

Cuando los ciclistas colombianos viajaron a Francia para competir por primera vez en el Tour en 1984, llevaron consigo un suplemento energético que nunca se había visto en las carreteras galas: la panela.

Ese azúcar mascabado en panes llamó tanto la atención que compañeros de otros equipos –y otras nacionalidades– que viendo que los colombianos escalaban las montañas «como si las estuvieran bajando», comenzaron a pedirles un pedazo de «ese ladrillo» que comían.

Y el uso del azúcar tradicional como un aliado de los ciclistas es sólo una anécdota, pero revela una verdad bien sabida: la alimentación resulta fundamental para los deportistas, sobre todo porque es la fuente de energía para la competencia.

Por eso, a la hora de hacer ejercicio hay que revisar cuál es la mejor forma de nutrirse.

«El error más frecuente es creer que para mejorar físicamente se debe dejar de comer«, le dijo a BBC Mundo el entrenador deportivo Jesús Madrid Mateu, coordinador en Mocri, empresa que también trabaja con deportistas de élite en Fórmula Uno y golf.

«Lo que hay que cambiar es la composición corporal. No se trata sólo de reducir el consumo de calorías, es necesario mejorar la calidad y la cantidad de los alimentos», añadió.

¿Y cuáles son los que deben consumirse antes, durante y después de alguna práctica deportiva?

«Es muy importante la comida antes y depsués del entreno, debe ser de calidad y ajustada al tipo de actividad física», explicó el experto.

Antes del deporte

Para la nutricionista argentina Cynthia Zyngier, especialista en deportes, lo principal es la alimentación previa a la práctica deportiva.

Se estima que una sesión cardiovascular normal en el gimnasio consume alrededor de 900 calorías.

«Lo recomendable es comer hidratos de carbono complejos como pastas, arroz, papa, pan, legumbres unas dos horas antes de la práctica», le dijo Zyngier a BBC Mundo.

La idea es que este tipo de alimentos se digiere rápidamente y le provee al cuerpo la energía necesaria para el movimiento.

Sin embargo, muchas personas no tienen dos horas –especialmente en la mañana– para digerir un plato de pastas o legumbres con arroz.

«A esas personas se le recomienda hidratos de carbonos simples como leche o un yogurt, que se digieren más rápido y son ideales por ejemplo para quienes salen a la mañana a hacer ejercicio», señaló Zyngier.

Digestión lenta

Pero, ¿qué no se debe comer antes de ir al gimnasio a mover el cuerpo?

Sobre todas las cosas, cualquier alimento que mantenga ocupado al estómago.

«Dos cosas claves, no ingerir alimentos con alto contenido graso o de fibra. Por lo general, éstos se demoran cinco o seis horas en ser digeridos», dijo Zyngier.

Si la actividad física dura menos de una hora, lo recomendable es tomar solo agua para la hidratación.

El pan negro, las cáscaras de las frutas o los alimentos considerados integrales hacen parte de este grupo.

«Cuando se está haciendo digestión, la sangre está concentrada en ese proceso y no en el de darle al cuerpo lo necesario para moverse», explicó.

«Esa combinación por lo general produce un malestar gastrointestinal durante el ejercicio», añadió la nutricionista.

Hidratación

Es poco común ver a los deportistas alimentarse en medio de una competencia, aunque en casos de sesiones largas como una carrera ciclística o una maratón se ven casos que van desde la panela de los ciclistas colombianos hasta los bananos que consumen varios atletas.

Sin embargo, a falta de comida los expertos sí recomiendan el agua: la primera máxima del deportista es mantener la buena hidratación.

«Si la actividad no dura más de una hora, lo mejor es tomar entre medio litro y un litro de agua. Nada más», señalan.

«Si ya se prolonga por más tiempo, entonces hay que comenzar a combinar la hidratación con azúcares, que por lo general vienen en las bebidas hidratantes para deportistas», agregó Zyngier.

Y aunque existen varios mitos sobre que hay que esperar para comer después de realizar algún ejercicio, lo cierto es que la nutrición es fundamental para la recuperación física.

«Para evitar quedar en ese estado de cansancio y agotamiento, lo ideal es consumir de nuevo algún tipo de hidrato de carbono como leche chocolatada, pan blanco y también alguna proteína», explica.

«Lo aconsejable es que sea lo más rápido posible después del ejercicio. También es ideal intentar recuperar todo el peso líquido que se perdió durante la competencia o la sesión en el gimnasio».

 

Fuente: BBC

El hábito de picar alimentos poco saludables después de cenar es muy común. La plataforma de salud Massive Health estudió hace unos años las costumbres nutricionales que seguían los usuarios de su aplicación Eatery. El revelador gráfico que representa sus conclusiones no da lugar a equívocos: la dieta es menos saludable a medida que avanza el día y el consumo de alimentos dulces aumenta a partir de las 20h. ¿Por qué?

Son tres las razones fundamentales que causan ese antojo nocturno que, lejos de ser inofensivo, puede estar boicoteando tanto tu dieta como tu descanso. Tomar ciertos alimentos antes de ir a dormir puede afectar al sueño y a tu salud. El primero de los factores que intervienen y frente al que, realmente, poco se puede hacer es el ciclo circadiano, el horario que regula el funcionamiento del organismo a lo largo del día. Se ha demostrado que este reloj interno influye directamente en las ganas de comer, aumentándolas durante las últimas horas de la jornada, independientemente de lo que se haya consumido durante el día.

Al aumento del hambre, se suma el hecho de que la fuerza de voluntad disminuye con el cansancio, como prueba esta investigación entre la relación de la falta de sueño y el autocontrol. Aunque durante las horas previas hayas logrado ceñirte a tu plan fitness, al final del día, cuando estás cansada, la firme meta de lucir bikini mejor que nunca comienza a deshacerse al pensar en el delicioso bol de helado; tu conciencia parece haber desaparecido y terminas por caer en la tentación. En este caso, sí puedes aprender a controlar la causa del antojo nocturno, al igual que puedes tener cierto poder sobre el tercero de los motivos: el hambre emocional.

Sentirse estresada, triste o sola puede desencadenar el llamado ‘Síndrome del apetito emocional’, un problema que sufre hasta el 70% de la población. Estos u otros sentimientos  provocan, en ciertas personas, el deseo de comer un alimento en concreto, de forma inmediata y aunque no tengan la necesidad física real de comer. Identificar qué situaciones o qué sentimientos llevan a este apetito irracional es fundamental para controlarlo y evitar que el antojo se convierta en un atracón.

CÓMO CENAR PARA EVITAR EL PICOTEO NOCTURNO

Cenar solo un yogur o fruta no te saciará y te hará tener hambre más tarde. Los dietistas recomiendan que la cena aporte entre el 15 y el 25% de las calorías diarias y que siempre incluya proteínas. María Teresa Hernández, nutricionista del nuevo centro de salud y estética Kirenia, nos da algunas pautas saludables para crear una cena completa que ayude a no caer en las tentaciones después.

– Cenar una ensalada en la que predominen verduras porque «nos va a saciar más por el volumen y la cantidad de fibra».

– Tomar proteínas blancas: pollo, pavo, conejo, pescados blancos, calamares, jibia, rejos, huevos, quesos desgrasados o, en su defecto, yogur natural edulcorado.

– Incluir alimentos que aporten dulzor: «Todos los necesitamos y el tenerlos en nuestra comida nos hace instintivamente necesitarlos menos». ¿Cómo incluir dulce en una ensalada? «En forma de arándanos, pasas o verduras como la calabaza».

– Añadir semillas por su alta capacidad saciante.

– Comer fruta de postre: «Es un mito que estas no se puedan comer después de la cena, pero siempre tenemos que atender a las necesidades individuales».

– Beber suficiente agua durante la cena porque, a veces, se confunde el hambre con la sed.

– Preparar la mesa y comer con consciencia: «Deberíamos hacer cenas más conscientes y largas, programando nuestra cena como un evento especial, cenando sin tv, ni móviles o cosas que te distraigan, poniendo una bonita mesa, masticando más despacio…».

Y… ¿DESPUÉS DE CENAR?

Aquí llega el momento crítico, una vez terminada la cena y recogida la mesa. ¿Cómo evitar la tentación de dulce? «Podemos tomar chocolate negro sin azúcares añadidos», recomienda la nutricionista de Kirenia. También da un truco muy práctico: «Lavarnos los dientes al terminar porque así, si luego volvemos a tomar algo, tendríamos que volver a lavarnos». Y esto supondría un pequeño impedimento al instinto de picar. La doctora Blanca Martínez de Morentin, experta en nutrición de la Universidad de Navarra, añade otras recomendaciones efectivas para evitar el picoteo nocturno.

1. Cambia tus hábitos post cena: Es posible que el antojo se haya convertido ya en una costumbre y que tu mente relacione cierta actividad habitual con la acción de comer algo. Sustituye esos hábitos por otros más saludables, como dar un paseo, o relajantes, como leer, escuchar música o practicar yoga.

2. Aplica el método Feng Shui en tu cocina: no tengas a mano carbohidratos y bebidas azucaradas. Guarda las galletas, las patatas fritas y los alimentos que no quieras comer en un armario alto, al que te cueste cierto esfuerzo acceder. Ser una persona ordenada puede ayudarte a no engordar.

3. Guarda aperitivos saludables en casa: una manzana, un yogur con semillas de lino o chía, un puñado de nueces… Otra buena opción es tomar una infusión relajante que, además de quitarte el antojo, te ayudará a descansar.

4. Plantéate cuál es la razón por la que necesitas comer ese alimento en concreto. Si consideras que es porque, sencillamente, te apetece, sin ningún vínculo con que te sientas cansada, triste y estresada, tómalo, aunque siempre con tranquilidad y mesura.

Este último punto, pararte a pensar cómo te sientes y por qué, es la estrategia que emplea el coaching nutricional, tal y como explica Maria Teresa Hernández: «Muchas veces nos entra una sensación de hambre que no es física; es gula o ganas de ‘comer por comer’. Existen estrategias que ayudan a identificar esos estados y a plantear otras formas de superar el acto impulsivo, basadas en el autoconocimiento y en ser conscientes de lo que queremos». Para terminar sus consejos, Hernández recuerda algo que siempre deberías tener presente: «la alimentación no es ni un premio ni un castigo, sino una forma de cuidarnos y de relacionarnos con nosotros mismos».

Fuente: glamour

Es común para los estudiantes de escuela secundaria o universitarios que después de pasar un tiempo preparando una actividad o estudiando para un examen, de repente sientan que tienen mucha hambre.

Científicos especularon que ciertas actividades mentales intensas consumen toda la energía que se almacena en el cerebro, que posee una capacidad limitada de almacenamiento energético. Es por eso que el cerebro siente que pronto necesitará más calorías para poder continuar con la tarea y genera hambre. De esta manera, se ingieren alimentos, aún sin haberse movido o haber tenido poco gasto calórico. Según algunos expertos, este proceso es lo que podría explicar el aumento de peso de estudiantes, combinado con otros factores, como los alimentos que consumen.

En este sentido, científicos de la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB) investigaron el efecto de este tipo de atracones en el cuerpo y cómo solucionarlo. Para evaluarlo, los investigadores estudiaron el estado físico y el metabolismo de 38 estudiantes universitarios y les preguntaron cuál era el tipo de pizza que más les gustaba. Luego les permitieron sentarse tranquilamente durante 35 minutos -sin realizar ningún tipo de actividad mental como leer o conversar- y tuvieron la oportunidad de comer toda la cantidad que quisieran de su pizza favorita.

Otro día, les pidieron a los participantes que resolvieran un examen de nivel de posgrado en 20 minutos. Gary Hunter, fisiólogo del ejercicio en la UAB y coautor del estudio publicado en la revista especializada Medicine & Science in Sports & Exercise, dijo que esta práctica ya se ha utilizado en otros estudios para «provocar fatiga mental y hambre». En ese momento el grupo fue dividido en dos: después del examen, un grupo debió descansar durante 15 minutos y el otro realizar una actividad intensa en una cinta caminadora. Según Hunter, ese es el tipo de rutina intensa y breve que debería propiciar la liberación de azúcar y lactato en el flujo sanguíneo.

En el estudio, se pidió a los participantes que comieran pizza luego de haberse esforzado mentalmente (iStock)
En el estudio, se pidió a los participantes que comieran pizza luego de haberse esforzado mentalmente (iStock)

¿Qué significa eso? Según explicó Hunter, la actividad extenuante incrementa la cantidad de azúcar y de ácido láctico (producto de las contracciones musculares intensas) en la sangre y aumenta el flujo sanguíneo a la cabeza. Como estos dos componentes son el «combustible» del cerebro, el interrogante de los científicos era si un flujo sanguíneo mayor provocado por el ejercicio podría alimentar al cerebro reduciendo la posibilidad de comer de más.

A la hora de evaluar resultados, descubrieron que aquellos que habían tomado el examen y descansaron durante 15 minutos comieron un promedio de 100 calorías más que el otro grupo, lo que refuerza estudios previos que sugieren que hacer trabajar al cerebro gasta energía y provoca sentimientos de hambre. Los participantes que se ejercitaron después del examen, por otro lado, consumieron 25 calorías menos que cuando simplemente se relajaron durante 35 minutos y luego comieron.

Cuando calcularon también las calorías que gastaron en la sesión de ejercicios, determinaron que el primer grupo consumió 200 calorías menos en total después de las sesiones de ejercicios mentales que los estudiantes que estuvieron en reposo. Todo indicaría que el ejercicio es la respuesta al problema de los atracones.

El ejercicio es la mejor forma de dar “combustible” al cerebro para realizar esfuerzos mentales (iStock)
El ejercicio es la mejor forma de dar “combustible” al cerebro para realizar esfuerzos mentales (iStock)

«El ambiente de trabajo moderno es altamente sedentario y cognitivamente exigente», dijo el doctor William Neumeier, autor principal del estudio. «Estudios anteriores han demostrado que las tareas mentales exigentes, tales como una gran prueba, plazos de entrega u otras tareas mentalmente extenuantes que realizamos todos los días, afectan las demandas de energía del cerebro, y aumentan la ingesta de alimentos. En este estudio, exploramos cómo la glucosa y el lactato producido a través del ejercicio podrían servir como una forma de proporcionar energía adicional para la función cerebral, en lugar de consumo de alimento».

Y agregó: «Una posible explicación es que el efecto del ejercicio sobre el hambre y las hormonas de saciedad pueden disminuir la ingesta de energía después de actividades que estimulan el apetito. Nuestros hallazgos corroboran los hallazgos de otros grupos de investigación y se basan en ellos al ser los primeros en reportar una diferencia estadísticamente significativa en la ingesta energética entre los participantes que completan el trabajo mental y una comida, o el trabajo mental y el ejercicio luego una comida».

El estudio tiene sus limitaciones: en primer lugar, que está basada sólo en el almuerzo, que no se probaron con otros tipos de ejercicio físico y que los investigadores no tuvieron un control exhaustivo de las comidas previas al estudio de los participantes. Sin embargo, confían que el hallazgo es importante para aquellos que con actividades mentales demandantes sienten que necesitan comer inmediatamente, amenanzando su salud, su peso y su estado físico. Si bien es importante mantener una dieta balanceada, el ejercicio parece ser la respuesta para quienes padecen la época de exámenes o el picoteo de oficina.

Fuente: Infobae

Pasta, arroz, cuscús o quinoa serán básicos por su versatilidad. Y es que si hierves una pasta buena y la mezclas con esas verduras que tienes en la nevera, salteadas con un buen aceite de oliva virgen, ya tendrás un plato para un día que habrás elaborado en un plis plas. No olvides echar pasta en abundancia y reservarla para una ensaladita de pasta para otro día: basta con que le añadas atún, maíz, zanahoria, tomates cherry, rabanitos y, si te apetece, un huevo duro y un buen aliño con una vinagreta al gusto. Quinoa, cuscús y arroz también pueden servir: funcionarán tanto en su versión caliente como en frío, en ensaladas, acompañadas de los ingredientes que nos gusten.

Un plato de pasta con la salsa especial amatriciana | Facebook

Verduritas multiusos. Las verduras salteadas que hemos utilizado para mezclar con la pasta o el arroz, pueden dar mucho más de sí. ¿Y si apartas unas cuantas y las utilizas como guarnición de otro plato? Solo tendrás que pasar una hamburguesa por la plancha o hacer una tortilla y ponerla en un táper junto a un salteado de zanahoria, calabacín, puerro y calabaza, por poner solo un ejemplo de las múltiples combinaciones de verduras que podemos elaborar.

arroz con verduras y gambas | arroz con verduras y gambas

De primero, crema o ensalada. Elabora una crema de verduras consistente que te servirá como primer plato ya no solo a mediodía, sino también para cenar. Puedes utilizarla, pongamos por caso, como entrante para la comida del lunes y como cena el martes. No se te hará pesada, es ligera y saludable y te evitará comer las clásicas cremas de verdura envasadas, que suelen ser un festival de azúcares y conservantes.

Crema de puerros con bolitas de calabaza | antena3.com

Aprovecha al máximo las posibilidades de tu congelador. No nos cansamos de repetir que si aprendemos a sacar el máximo partido a nuestro congelador nuestra vida va a ser mucho más fácil y nuestra alimentación muchísimo más equilibrada. ¿Qué tal si elaboras salsa de tomate natural, la fríes y la guardas en el congelador en recipientes individuales? La podrás sacar cuando quieras y tendrás un plato de pasta siempre a punto. O incluso una pizza (una masa congelada de calidad, un buen queso y un poco de orégano y tendrás la Margarita ideal en pocos minutos). Las legumbres también serán nuestros aliadas. Puedes preparar una gran olla de lentejas, por ejemplo, y congelar en porciones individuales. Solo tendrás que retirar el táper del congelador la noche antes, o incluso el mismo día por la mañana.

Sácale partido y comerás mejor. | Cocinatis

El poder de las legumbres. Hay que contemplar las legumbres cocidas, que son súper saludables porque no llevan aditivos y son una fuente como pocas de hierro y vitaminas, como básicos de nuestra despensa. Puedes cocinarte una ensalada de legumbres en cinco minutos, pues basta con añadir un poco de cebolla picada, rábanos, zanahoria, maíz, remolacha, brotes de soja e incluso aguacate a unos garbanzos o lentejas. En el caso de los garbanzos, el resto de la lata, por esto de optimizar tiempo y dinero, podremos utilizarla como guarnición para otro día, con un salmoncito a la plancha, sin ir más lejos.

Ensalada de lentejas con mollejas | antena3.com

Una ensalada alemana, ¿por qué no? Si te haces unas patatas al horno, hervidas o al vapor –que serán una guarnición excelente para cualquier otro plato, ya sea de verdura, carne o pescado– guarda una parte para prepararte una ensalada alemana sui generis. Basta con que hiervas un par de huevos, incorpores un atún bueno y aliñes con un buen aceite de oliva virgen extra o con una salsa a tu gusto y ya la tendrás: tu ensalada alemana a tu estilo, a la que puedes incorporar los ingredientes que te apetezcan.

ensalada_patata | Cocinatis

¡Sí al bocata! Basta ya de considerar que el sandwich es una comida menor, pues, si lo hacemos bien, puede ser muchísimo más saludable que cualquier precocinado que nos compremos para salir del paso. Olvidemos de una vez este concepto tan nuestro de parar a mediodía para comer dos platos y postre y regresar a la oficina con unas ganas locas de una siesta y apostemos por una comida ligera y saludable en forma de bocata. Y cuando hablamos de bocata no nos referimos al clásico lomo con queso de bar, sino a una delicatessen consistente en un pan bueno (a poder ser con semillas y cereales, que puedes tener en el congelador) acompañado de, pongamos por caso, un salmón ahumado, rúcula fresca y un buen queso cremoso.

Sándwich sanote | Pixabay

Si cocinas arroz, no olvides echar un poco más y elaborar unos arancini sicilianos (croquetas de arroz que tendrás listas en cinco minutos). Puedes mezclar el arroz con verduras o con carne, rebozar, freír… ¡y listo!

 

Fuente: Cocinatis

Con el inicio de las clases en el régimen Costa, los padres de familia vuelven a una de las preocupaciones principales: ¿cómo preparar una lonchera nutritiva y apetecible para los niños?

La nutricionista Francisca Cifuentes, de la empresa Pasteurizadora Quito, entrega importantes recomendaciones. Ella asegura que “la lonchera es un complemento de las necesidades nutricionales que tienen los niños y adolescentes; y no reemplaza al desayuno ni al almuerzo, puesto que ayuda a recuperar las energías que gastan los estudiantes durante su jornada, tanto físicas como mentales”.

En los consejos generales, es preciso que las loncheras sean: atractivas a la vista y posean olor y sabor agradable para los pequeños. Por eso, se recomienda que haya consumo diario de leche, yogur, queso, frutas y vegetales frescos, galletas, etc.

Ideas de menú

Menú 1:

Yogur con quinua
Galletas de avena
Una manzana
Sánduche de queso mozzarella (también puede usar pollo o atún con lechuga y tomate)

Menú 2:

Patacones con queso fresco
Avena con frutas
Snack de frutos secos (nueces, pasas, pistachos)

Menú 3:

Sánduche de queso mozzarella, mantequilla de maní o mermelada
Leche saborizada
Fruta de temporada (uvas, mandarina, guineo, manzana)

Menú 4:

Tortita de verde con queso mozzarella
Muffin de vainilla
Fruta de temporada (uvas, mandarina, guineo, manzana)

Menú 5:

Guineo picado, con yogur y granola
Avena con leche y canela
Pan pita relleno con queso y jamón de pavo

¿Qué evitar?

– No envíe alimentos muy salados ni muy dulces.

– Evite las bebidas artificiales como gaseosas o jugos con colorantes.

– Embutidos del tipo hot dog, mortadelas o salchichas que contienen mucha grasa.

– Tampoco le dé dulces o comida chatarra como caramelos, mashmellows, papitas fritas

– Mayonesa o alguna salsa porque podría descomponerse.

 

Fuente: El Universo