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Soportar altas temperaturas y no resistirse a tomarse un rico heladito puede convertirse en una misión casi imposible, la tentación llama a nuestra puerta y, con ella, los kilos que anuncian que están listos para acoplarse todo el verano en muslos, abdomen, cintura… Sí, ya podemos despedirnos de los cucuruchos de tres bolas, los helados hay que tomarlos en pequeñas dosis.

«Los helados pueden ser muy variados y tener un montón de opciones añadidas al helado base. Al helado de base se le suele añadir frutos secos, galletas, fruta en almíbar, siropes, chocolate, muchas veces en trocitos mezclados con emulgentes y grasas para que encontremos pequeños trocitos al consumirlos, con lo que el valor calórico puede aumentar y mucho. Eso añadido a que una tarrina de helado que nos puede parecer pequeña, muchas veces tiene más peso que un envase de yogurt y cada vez hay en el mercado envases más grandes que nos hacen no ser conscientes de la cantidad», advierte la Dra. Elena Pérez Montero, nutricionista del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo y de Hospital Quirónsalud Madrid.

Aunque no forma parte de una alimentación básica, sí pueden ser consumidos de forma esporádica sin que por ello dejemos de hacer un consumo equilibrado. Otra cosa son las calorías que podamos sumar a nuestro peso. Por eso las cantidades son esenciales, así como los complementos e ingredientes, las virutas de chocolate quizá nos las debamos ahorrar.

En todo caso, es cuestión de entender nuestras características particulares y cuánto nos está permitido ingerir. Podemos partir de unos datos comunes, así “lo que se denomina un helado cremoso, que estaría englobado en helados lácteos, aporta alrededor de 199 kcal/100 grs, de las cuales, a pesar que el agua lo compone el 62%, tienen un contenido graso aproximado del 10% y un contenido en azúcares del 27%, la mayoría simples», comenta la doctora.

«Una tarrina pequeña de helado puede pesar entre 70-125 gramos. El contenido de agua de sorbetes y polos de hielo es algo mayor, entre un 66-69%, aportando alrededor de 135 kcal/100 gramos, de las cuales su contenido graso aproximado es del 1,5% y su contenido en azúcares del 30%, también simples», explica la especialista, no sin antes aconsejar que distingamos entre los tipos de helados y en los comprados leamos el etiquetado para conocer nutrientes y composición.

Los de hielo, los polos sorbetes o granizados, aunque tienen más contenido en agua, tampoco nos permitirían un consumo incontrolado, pues aunque sí que es cierto que contienen menos calorías que los de leche su aporte de azúcares simples es mayor, además de sumar a sus recetas colorantes y conservantes.

Los deportistas que no quieran evitar darse el placer de tomarse un helado tendrán que tener en cuenta sus necesidades energéticas, hacer matemáticas con lo que gasta y consume, pero siempre teniendo presente que debe haber un control.

Podemos no renunciar a ellos siempre que las cantidades sean responsables y si no, como aconseja la doctora Pérez Montero, una buena opción sería combinarlos con frutas que podemos cortar en trozos y congelar o combinarlos con yogurt desnatado.

Si no queremos pasar todo el otoño lamentando los ricos helados del verano que nos tomamos, lo mejor será que nos regalemos los justos y los disfrutemos como el regalo que son.

 

Fuente: Correr y Fitness

Se acerca uno de los momentos más esperados por ti: ¡tu boda! Y la preparación para lucir un cuerpo espléndido no puede esperar.

Para empezar, debes recordar que si te sometes a una dieta estricta no es conveniente que bajes más de 2,5 lb de grasa semanal; si lo haces, seguramente habrá un efecto rebote y, lo que es peor, perderás masa muscular. Sumado a ello, provocarás una severa deshidratación que te dejará lejos de lucir una piel luminosa.

Los elementos que más confabulan en contra de la belleza se llaman radicales libres, y se forman por distintas razones: ya sea por estrés (lo que usualmente sucede en la preparación de la boda), exceso de alcohol, mala alimentación o falta de ejercicio. Para combatirlos, por supuesto existe un arma efectiva, que es consumir alimentos ricos en antioxidantes. La única recomendación es que evites aquellos que elevan la glucosa en la sangre; por ejemplo, la zanahoria y la remolacha son antioxidantes que contienen un alto nivel de azúcar. En este contexto, tus aliados serán los vegetales.

Manos a la obra:

Un ejemplo de vinagreta llena de antioxidantes y óptima para dar sabor a tus vegetales es la siguiente:

Receta para cuatro personas

Preparación:

Divide el yogur en dos tazas; aromatiza la primera con alcaparras, anchoas, aceitunas negras y pimentón, todos triturados finamente. Aromatiza la segunda con cebollín, albahaca, tomates cherry, pimienta y sal al gusto. Finalmente, vierte esas vinagretas en tus vegetales favoritos.

Toma nota

Selecciona una proteína baja en grasa y acompáñala con una ensalada de vegetales y vinagreta como la que te acabamos de detallar, y para completar la dosis de carbohidratos consume suficiente fruta, por ejemplo, una manzana más media taza de uvas. ¡Cuidado con bajar los carbohidratos! Las frutas también son carbohidratos, pero mantienen la glucosa en buenos niveles y son poderosas fuentes de antioxidantes.

 

Fuente: Revista Mariela. Edicción: N°98

Los norteamericanos, que son muy de hacer listas, también las hacen de dietas. En ellas, ordenan religiosamente las que les parecen mejores o peores. Y, además, sirven de marcador de tendencias para el resto del universo conocido. Pues bien, en las últimas clasificaciones cotiza al alza la dieta TLC, solo superada por la DASH, que ya es una clásica. ¿En qué consiste esta dieta que se llama igual que un grupo de música negra de los 90?

Las siglas TLC corresponden a Therapeutic Lifestyle Changes (Cambios terapéuticos de estilo de vida), lo que da una idea de por donde van los tiros. Es una dieta queapuesta por introducir cambios en la dieta para conseguir rebajar el colesterol y bajar de peso. Todo ello sin pasar hambre. Aunque el plan incluye actividad física, lo más importante (y relevante) es hacer elecciones inteligentes en cuanto a la planificación de comidas.

Vegetales | Vegetales

Seguramente os estaréis preguntado que si se pasa hambre… Pues lo cierto es que no: la clave es consumir, sobre todo, productos vegetales y proteína animal baja en grasa. La dieta TLC incluye dos o cuatro miniporciones de fruta al día, de tres a cinco de verduras o legumbres, seis o más de arroz u otros hidratos integrales. Además, entre dos y tres de leche desnatada. La carne magra o de ave o el pescado se reduce a menos de cinco porciones diarias, cada una del tamaño de un par de huevos sin romper. Finalmente, el aporte de aceites o grasas sin saturar va en relación a las necesidades calóricas de cada uno. En cuanto al postre, solo se permite gelatina y cositas así… Por supuesto, quedan fuera alimentos como el queso, la mantequilla, la carne roja o la leche entera. También se recomienda rebajar la sal a menos de una cucharadita pequeña al día.

Alimentos saludables para tu dieta | Pixabay

No faltan los expertos que señalan que se trata de una dieta similar a la mediterránea. Lo cierto es que no resulta excesivamente complicada de seguir y se basa, sobre todo, en adoptar unos hábitos de alimentación saludables. Al mismo tiempo, es evidente que no hay una gran restricción calórica, lo que anima a seguirla. Un ejemplo de menú para un día completo podría ser el siguiente:

Desayuno

– Media taza de avena con un vaso de leche desnatada, una cucharilla de azúcar moreno y un plátano.

– Una taza de café con leche desnatada.

Almuerzo

– Sándwich con pan integral, 60 gramos de pavo, una cucharada de mayonesa, leche y tomate.

– Una taza de crudités de zanahoria.

– Una manzana.

Entre comidas

– Un yogur desnatado.

– Medua taza de pasas y cacahuetes naturales.

Cena

– 100 gramos de salmón ahumado o cocinado.

– Una taza de arroz integral.

– Una taza de brócoli al vapor.

– Una cucharada de aceite de oliva virgen extra.

– Ensalada hecha a partir de lechuga romana, tomate, pepino y una cucharada de vinagreta.

– Una rebanada de pan integral con una cucharadita de margarina.

Fuente: Cocinatis

Se llama Dwayne Johnson, pero el mundo lo conoce más por su apodo «La Roca». En el medio de la exhibición de Rápidos y Furiosos 8, el último film de la saga, se conocieron detalles de su dieta y entrenamiento. Su figura, con un metro noventa y cuatro y alrededor de 120 kilos, resalta por el volumen de su musculatura. ¿Cómo hace para mantener su físico?

Por un lado, el actor reveló su dieta en la que, por obligación, debe contener 6 mil calorías diarias cuando lo habitual en una persona normal ronda las 2 mil y, en el caso de los deportistas profesionales, cuanto mucho 5 mil. Por lo cual, La Roca para llegar a ese número, ingiere 7 comidas por día.

Por lo general, Johnson se despierta entre las 4 y 5 de la mañana y sin incorporar alimento a su cuerpo comienza a entrenar. Hace una rutina cardio y de resistencia. Luego sí pasa al desayuno que consiste en más de 280 gramos de su alimento fetiche, el bacalao, dos huevos enteros y dos tazas de harina de avena.

Una vez terminado el desayuno, vuelve al gimnasio para llevar a cabo la base de su musculatura: levantamiento de pesas durante una hora y media. «Me encanta hacer ese trabajo tan pronto como sea posible para comenzar mi día con el pie derecho, mental y físicamente», señaló el protagonista de Rápido y Furioso, uno de los mejor pagos de Hollywood.

Johnson dedica cada uno de sus días a su físico. Su dieta consta de mucha proteína. Carne vacuna, huevos, pescado, pollo, vegetales, arroz. Todo en grandes cantidades para potenciar su volumen corporal y responder al desgaste que implica su entrenamiento. En especial, bacalao. La Roca llegó a asegurar que consume 400 kilos de bacalao al año. En cuatro de sus siete comidas, ingiere el alimento.

Le dedica 6 días a la semana -siempre doble turno- al gimnasio. Su único día de descanso son los domingos. Dentro de su entrenamiento, incluye rutinas clásicas que tendría un fisicoculturista. No cualquier entusiasta podría incurrir en ellas. Le gusta apuntar a los principales grupos musculares y a los músculos individuales -pecho, espalda, bíceps, piernas- desde casi todos los ángulos.

La Roca come 400 kilos de bacalao por año

La Roca come 400 kilos de bacalao por año

A menudo comparte parte de su alimentación y entrenamiento a través de su cuenta de Instagram en la que tiene 84 millones de seguidores. «Estoy pisando los 120 kilos en lo que será la versión más malvada, más fuerte, más divertida y entretenida de Hobbs (su personaje) que jamás haya visto la franquicia», remarcó en una de sus publicaciones.

Fuente: Infobae

Estar a dieta se ha convertido en los últimos años en un estado permanente para muchas personas. En algún punto se comenzó a reproducir la idea de que comer es malo, y mucha gente entró en una dinámica de comer poco, medir calorías, culparse por darse algunos gustos y aguantar el hambre.

Sin embargo, muchos especialistas han encontrado que las dietas no funcionan a largo plazo y a continuación te explicamos por qué sucede esto. El cerebro humano tiene una noción propia de lo que debes pesar sin importar lo que creas conscientemente, a esto se denomina punto de ajuste. Cuando la ingesta de calorías diarias disminuye drásticamente, el hipotálamo, la región del cerebro que regula el peso, manda señales de que algo anda mal. Si pierdes mucho peso rápidamente, te dará más hambre y tus músculos consumirán menos energía para mantener el peso al que está acostumbrado tu organismo.

Entonces qué debes de hacer:

 

Fuente: Metro Ecuador

1- Mira las etiquetas. El mismo producto puede llevar cantidades industriales de azúcar si escoges una marca y una cantidad razonable si apuestas por otra. Y probablemente ni siquiera lo notes. Un buen ejemplo son las galletas o los cereales de desayuno: fíjate en las etiquetas e intenta apostar por opciones lo menos azucaradas. Tu paladar tardará unos días en acostumbrarse, y tu cuerpo probablemente también muestre un ligero síndrome de abstinencia, pero será solo cuestión de días: enseguida integrarás estos nuevos alimentos a la dieta.

2- Más vale añadir. En la línea del punto anterior, conviene evitar los productos con azúcares añadidos. Mejor escoger un yogur o postre lácteo sin azúcar y añadirla nosotros mismos llegado el caso, pues de buen seguro acabaremos incorporando menos de la que lleva de serie. Esta norma sirve para todos los postres lácteos, zumos y bebidas vegetales, entre otros. Y es que más que evitar por completo el consumo de azúcar, la idea es ir reduciéndolo poco a poco, y de esta manera lo haremos de forma sencilla y efectiva sin apenas notarlo.

3- Sí a los endulzantes alternativos. De la stevia al sirope de agave. Son igualmente calóricos, pero mucho más sanos que el azúcar. Podemos añadirlos al café, las infusiones e incluso la repostería y no vamos a notar la diferencia.

4- Acuérdate de la miel. Es también un endulzante fantástico, saludable y energético, que podremos incorporar a nuestras tostadas del desayuno o a nuestras infusiones, batidos y zumos. También va a funcionar muy bien con yogures, cuajadas y postres de cuchara en general, hasta el punto de que en unos días no echaremos para nada en falta el azúcar.

5- Repostería siempre casera. Además de que es mucho más sana porque no lleva aditivos que desconocemos y sabemos los ingredientes que estamos utilizando, con la repostería ocurre lo mismo que con los yogures. Las versiones procesadas contienen siempre una enorme cantidad de azúcar añadido, incluso una tercera parte más del que utilizaremos en nuestra versión casera.

6- No al azúcar glass. Se ha convertido en un básico para decorar pasteles, pero ya es hora de sustituirlo. Mejor utilizar virutas de chocolate negro, alguna crema casera suave o, directamente, nada: si la pieza de repostería es buena, probablemente no requerirá decoración. Lo mismo podemos decir de los rebozados con azúcar que solemos usar en buñuelos, torrijas y otros dulces caseros: antes de usar azúcar, debemos preguntarnos si de verdad es necesario.

7- Cada día un poco menos. Además de apostar por endulzantes saludables, también podemos intentar ir reduciendo poco a poco la cantidad de azúcar que incorporamos a cafés e infusiones hasta que, en poco tiempo, ya no necesitemos añadir nada. Si somos de los que tomamos dos sobres, empecemos a añadir uno y medio durante una semana, después reduzcamos a uno, posteriormente a medio y así poco a poco hasta que ya no necesitemos nada. Va en serio: te acostumbrarás rapidísimo a los nuevos sabores.

8- Olvida los frappucinos y demás pijadas cafeteras. Suelen ser una bomba de relojería de azúcar que no nos aporta nada más que calorías vacías y un subidón de insulina. Si sales a tomar un café opta mejor por uno solo o uno con leche vegetal. Pero ojo, vigila también con las leches vegetales, pues a menudo consumes bebida de soja, avena o arroz pensando que estás siendo la persona más sana del mundo sin saber que algunas marcas añaden cantidades industriales de azúcar a estas bebidas supuestamente saludables.

 

Fuente: Cocinatis

Bajar de peso o mantenerlo: esa es la cuestión. Nadie encara una dieta porque sí, y aunque muchas veces puede venir de la mano con algún problema de salud, la necesidad de recuperar el peso o el temor a no ganarlo predominan en planes y métodos irrisorios que exigen sacrificios y renuncias que no todas las personas están dispuestas a cumplir.

«El ‘método no dieta’ nace del fracaso de las dietas. Está comprobado científicamente que las dietas que prohíben todo, no funcionan. Nace así, entendiendo que es posible tener un cuerpo sano y cómodo sin renunciar a los alimentos. ¿Quiere decir que una persona va a comer de todo? Sí, pero no que se va a comer todo», explicó la doctora Mónica Katz, especialista en nutrición, quien enumeró las cinco reglas de oro para poner en práctica este hábito.

Las 5 reglas del «método no dieta»

Armar una ambiente seguro: «No compres lo que no podés manejar. No tengas lo que te dispara descontrol o picoteo. Si no lo tienes o no lo ves, no lo comes».

Hacer cuatro comidas: «Las deudas de hambre se pagan con comida. No es saludable juntar deudas de hambre. En las horas en que una persona está despierta debe hacer las cuatro comidas».

Emplatar las comidas: «Como dicen los cocineros ahora, poner todo lo que se va a comer en un plato. Sacarle foto y compartirlo en las redes, porque si te armas la norma en tu cabeza de que toda la comida entra en un plato nunca más se va a comer más de un plato. Con esto te asegurarás un buen peso sin renunciar al placer».

Que predominen las proteínas y los hidratos: «Siempre proteínas, por lo menos en una de las comidas. La proteína es la estructura del cuerpo. Y en la otra un hidrato. Siempre la mitad del plato con verdura».

La porción justa del placer: «Es válido incorporar todos los días una porción pequeña de aquello que te gusta. Papas fritas, chocolates, lo que sea. Pero poco. ¿Por qué poco? Porque no es la última cena y se busca estar fantástico».

«Con ‘no dieta’ se puede estar fantástico sin renunciar al placer: son cinco reglas para estar bárbaro», concluyó Katz.

Fuente: infobae

El chocolate es un alimento demonizado en la alimentación de todos los días. Es común creer que comer chocolate es caer en el inevitable e imperdonable pecado que destruye todas las dietas. Sin embargo, su versión más pura y saludable, el chocolate amargo sin grandes cantidades de azúcar, grasas saturadas, químicos saborizantes o aromatizantes y calorías tiene múltiples beneficios para la salud. Esto, sumado a su versatilidad para ser incorporado a recetas, lo convierte en un ingrediente muy importante.

Hay estudios que recomiendan comer entre 7 y 20 gramos de chocolate negro al día y que sostienen que es importante que el chocolate que se consuma esté compuesto al menos de un 65 por ciento de cacao. Esto lo hace más amargo pero también más saludables. Algunos de sus beneficios más importantes:

Sensación de bienestar general:

Además de por su tan particular sabor, el chocolate definitivamente colabora en una mejora del humor porque contiene triptófano, un aminoácido esencial en la nutrición humana que es utilizado por el cerebro para producir serotonina, un neurotransmisor, también conocido como «hormona de la felicidad» porque desencadena una sensación generalizada de alegría.

Además contiene feniletilamina, un compuesto orgánico producido por el cerebro, perteneciente al grupo de las anfetaminas. Se trata de la sustancia bioquímica responsable del amor. Tanto es así que hasta pueden encontrarse grandes cantidades de ella durante un proceso de enamoramiento

Por otro lado, un estudio finlandés realizado entre 300 mujeres embarazadas descubrió que las madres que comían más chocolate durante la gestación tuvieron bebés más felices y menos «exigentes». Según el informe, publicado en la revista New Scientist, los científicos de la Universidad de Helsinki adjudicaron este resultado a las sustancias inherentes al cacao, que también pueden afectar el humor en adultos.

Gran cantidad de fibra:

El chocolate negro con un alto contenido de cacao contiene una cantidad sólida de fibra soluble. Una barra de 100 gramos de chocolate de 70-85 por ciento de cacao tiene aproximadamente 11 gramos de fibra. La fibra soluble es la que ayuda a mantener el colesterol controlado, con una sensación de saciedad prolongada y es bueno para la salud digestiva.

 

Beneficios al cerebro:

Comer chocolate oscuro podría ser una de las claves para mantener el cerebro afilado y asi ayudar a evitar la demencia. Según el estudio longitudinal Mayne-Syracuse, realizado a través de cuatro décadas, se descubrió que las personas con consumo frecuente de chocolate lograron un mejor desempeño en las pruebas de cerebro.

Buena salud cardíaca:

Comer chocolate negro puede reducir en parte el riesgo de enfermedad cardiovascular. Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard demostró que comer chocolate cinco o más veces a la semana impacta significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular, aproximadamente en un 57 por ciento.

El chocolate amargo es rico en flavonoides. Estos son un antioxidante vegetal que pueden inhibir la oxidación del colesterol LDL (o colesterol «malo»), combatir la formación de coágulos sanguíneos, regular la respuesta inflamatoria de los vasos sanguíneos y controlar la presión arterial.

Además, algunos tipos de flavonoide, por otro lado, también han demostrado poder inhibir tumores agente-inducidos en ratas y ratones.

Beneficios para la piel:

Tanto su consumo como incorporación en mascarillas, puede mejorar notablemente la piel gracias a dos antioxidantes: fenoles y catequinas. Estos nutrientes regeneran la piel y reducen su inflamación, lo que puede ser muy útil ante una quemadura de sol. Además humecta y suaviza la superficie dérmica, contiene antioxidantes que luchan contra los radicales libres que causan el envejecimiento, suaviza las arrugas y mejora la circulación.

Fuente: infobae

Las fiestas de Navidad y Año Nuevo dejan buenos recuerdos, mucho cariño y…demasiados kilos de más.

Desde mediados de año las personas tratan de cuidarse, creyendo que en estos meses, antes de las vacaciones, se alcanzaría el peso deseado. Con distintos altibajos, llega diciembre, un mes en que las personas se reúnen con amigos para despedir el 2016 y se remata con los desarreglos de la última semana del año.

¿Qué se hace con los kilos ganados?

Primero resaltar lo que no se debe hacer: no hay que intentar bajarlos en pocos días, porque no se tendrá éxito; sólo se ganan frustraciones y, no exentas de riesgos para la salud. El peso depende permanentemente del balance entre lo que se come y se toma menos lo que se gasta.

Por lo tanto, para bajar de peso se debe comer menos y moverse un poco más. Eso no significa intentar vivir en ayunas, es usar un plato más chico, por ejemplo el de postre, tanto para el almuerzo como para la cena.

En tres cuartas partes de ese plato se tienen que colocar vegetales de todos los colores posibles, condimentados con 1 cucharadita de té de aceite y vinagre, aceto o jugo de limón.

En el cuarto restante, se debería colocar una pequeña porción de carne de vaca, pollo o pescado o 1 huevo, en una comida, por ejemplo en el almuerzo y en la otra comida almidones (una papa o batata chicas o media taza de arroz o fideos o legumbres).

En almuerzo y en cena, es muy bueno incorporar una fruta. El desayuno y la merienda, que no deben saltearse, se puede armar con un té o un café con leche con 1 rebanada de pan con mermelada de bajas calorías o un yogur descremado.

Si a esto se le suma una caminata de 45 minutos todos los días, se podrá lograr ir recuperando el peso ganado, en una forma más duradera y amigable.

 

Fuente: tn.com.ar

1. No incluir huevo en el desayuno
O cualquier otra proteína saludable. Hacer un desayuno rico en carbohidratos y sin apenas proteínas y grasas saludables hace que tengamos hambre al cabo de media hora y durante toda la mañana. Por eso, el desayuno perfecto, además de incluir carbohidratos en un 25% (como máximo) debe contener grasas saludables en forma de, por ejemplo, frutos secos o aguacate, y también proteína.

 

2. Autoengañarte con ensaladas que no son sanas (ni bajas en calorías)
La palabra ensalada siempre evoca en nuestra mente la idea de que es un plato sano, ligero, poco calórico… Pero la realidad es que no siempre lo es. Y es que bajo este concepto se pueden incluir ingredientes calóricos y poco sanos que la arruinen (nutricionalmente hablando). Por eso, evita las salsas (prueba mejor el vinagre de arroz aderezado con hierbas), los quesos grasos, la cebolla o el bacon frito y procura siempre que tu ensalada contenga una fuente de proteína para que sea un plato completo y saciante.

 

3. No masticar bien
Comer rápido, mirando el móvil y sin masticar correctamente también te puede estar haciendo engordar. Los alimentos, al estar bien triturados, ayudan al proceso digestivo, facilitando que el estómago pueda hacer el proceso en menos tiempo y de forma más agil. Y todo ello ayuda a mejorar la distensión abdominal. Aunque la clave está en masticar bien, hay nutricionistas que se atreven a cuantificar el número de veces que debemos hacerlo en cada bocado para conseguir saciarnos y tener una buena digestión.

 

4. No comer suficientes verduras y hortalizas
Puede parecer una afirmación obvia, pero no lo es. La base de nuestra alimentación deben ser verduras y hortalizas, cuando más variadas, mejor. Y eso quiere decir que, como mínimo, el 50% de lo que comemos deberían ser alimentos de este tipo. Eso significa incluir verduras y hortalizas en el desayuno, en la comida y en la cena. Y que eso significa también que puedes comer verduras y ensalada en la misma comida.

 

5. Tener miedo a las grasas
Obviamente, no nos estamos refiriendo a las grasas transgénicas presentes en alimentos ultraprocesados, sino a las grasas saludables a las que, en muchas ocasiones, tenemos cierto miedo por pensar que nos pueden hacer engordar. Sin embargo, las grasas son necesarias para el correcto funcionamiento de los mecanismos que regulan nuestro peso. Y, además, nos sacian. Por eso es justo y necesario que incluyas en tu dieta frutos secos, aguacate, aceite de oliva y hasta aceitunas en cantidades moderadas.

 

6. Cenar más tarde de las 9
Otra de las claves para mantenerte en tu peso ideal es no cenar justo antes de acostarte. No hacerlo más tarde de las 9 y siempre intentado que sea una cena ligera a base de verduras y proteínas. Además lo ideal es siempre cenar tres horas antes de acostarte ya que es el tiempo que necesita nuestro cuerpo para hacer la digestión y tener buen sueño.

 

FUENTE: VOGUE.ES