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Derek Mansen era un niño de 10 años que vivía en Sacramento, California. Su conmovedora historia empezó en el verano de 2005 cuando le diagnosticaron neuroblastoma, un tipo de cáncer muy raro que afecta principalmente a niños. Derek empezó de inmediato un tratamiento; tanto él como su madre, Cindy French, estaban dispuestos a vencer esta peligrosa enfermedad.

El fotógrafo Reneé C. Byer se ofreció a documentar su batalla contra el cáncer, y la familia estuvo de acuerdo. Se trata de una serie de intensas y conmovedoras imágenes que reflejan un abanico de emociones increíbles. La desesperación, la felicidad, la esperanza y la tristeza son evidentes. Este trabajo obtuvo un premio Pulitzer. Después de mirar las fotos (con lágrimas en los ojos, si eres igual de sensible que yo), podrías sentirte motivado a apoyar la investigación para ayudar a niños como Derek…

Aquí podemos ver a Cindy dando un paseo con Derek en el pasillo del Centro Médico UC Davis. Estaban esperando el resultado de los análisis de la médula de Derek para saber si era apto para un trasplante. Esta breve y alegre «cabalgata», resultó ser un buen remedio contra la ansiosa espera.

Después de la extracción de médula, Cindy trata de consolar a su hijo. El procedimiento fue extremadamente doloroso, y cuando Derek despertó de la anestesia estaba llorando y retorciéndose de dolor.

En un momento de tranquilidad, Derek recibió un masaje de su mamá. El cáncer había atacado sus órganos y huesos, y necesitaba cuidados día y noche. Para entonces, Cindy ya había cerrado su peluquería, así que podía estar con Derek todo el tiempo. «Voy a hacer cualquier cosa para que él se sienta feliz», dijo Cindy.

En esta imagen, Cindy le está dando un gran abrazo a su hijo después de saber que Derek necesitaría una operación para extraerle un tumor del abdomen.

Pero también tenían momentos felices. Aquí vemos a Derek jugando con su hermano Micah y su amigo RJ. Aquí se encuentran en un hotel en Tahoe después de haber sido invitados a conocer a Chris Webber, un famoso jugador de baloncesto. Cindy le había escrito, y en cuanto él aceptó la propuesta, ella hizo el viaje con toda la familia. Fue la primera vez que Derek durmió en un hotel.

A Derek le encantaba sorprender a su madre haciendo malabares. Él también odiaba los hospitales. Su madre no se lo pasó muy bien tratando de bajarlo de ahí para luego ir al edificio donde lo iban a preparar para la operación.

Cindy mira ansiosamente cómo el personal del hospital prepara a su hijo para la cirugía. Le permitieron la entrada al quirófano mientras le administraban la anestesia a Derek, pero tuvo que salir de la habitación cuando empezó la operación.

Micah, el hermano de Derek, le ofreció su apoyo moral mientras lo preparaban para la radioterapia. Micah siempre estuvo al lado de su hermano pequeño para darle ánimos.

A veces, Derek se venía abajo y no podía contener más las lágrimas. Aquí se encuentran en uno de los consultorios del hospital. Cindy y el Dr. William Hall tratan de convencer a Derek para que acepte prolongar el tratamiento que podría reducir el tumor y aliviar los dolores. Cindy estaba desesperada: «Derek, no lo hagas si no quieres». La respuesta de Derek: «¡No me importa!… Llévame a casa… Estoy harto, mamá! ¿Me estás oyendo? ¡Estoy harto!».

Después Cindy hizo un trato con Derek: lo dejó sentarse en su regazo y conducir el coche; a cambio, él aceptó continuar con el tratamiento. Pocas horas después de que esta foto fue tomada, uno de los médicos del hospital llamó a Cindy para informarle que a Derek le quedaba poco tiempo de vida.

El cáncer lo había invadido de forma muy agresiva, el tumor de Derek le había dejado un ojo negro. Para animarlo un poco, los camareros de su restaurante favorito le habían escrito una nota que colgaba en la pared de su habitación.

Cindy y su mejor amiga, Kelly Whysong, se consuelan mutuamente. A Derek se le estaba agotando el tiempo y estaba cada día más débil. Cindy le escribió una carta para decirle que estaba muy orgullosa de él y que había sido muy valiente. Le leyó la carta varias veces, con la esperanza de que él la comprendiera.

En 28 de abril, Cindy recogió la ropa que le pondría a Derek en su funeral. Ella llevaba algunas caritas felices que le habían regalado en el hospital pegadas a la camiseta.

En esta foto vemos a Derek usando la poca fuerza que le queda para dar algunos pasos. Tiene el estómago tan inflamado a causa del tumor que sus pantalones ya no le quedan. Otro tumor en la cabeza ha afectado su vista y su equilibrio.

Derek besa cariñosamente a su madre durante un evento benéfico. Estaba muy débil para caminar.

A estas alturas de la enfermedad, Cindy estaba al lado de Derek las 24 horas del día. Esta foto fue hecha el 8 de mayo de 2006. Derek tenía que ingerir medicamentos muy fuertes y apenas si podía hablar. Le quedaban muy pocas fuerzas. Cindy también estaba exhausta, pero insistía en permanecer con Derek todo el tiempo.

El 10 de mayo de 2006 llegó la hora final. Cindy trata de contener las lágrimas mientras limpia el catéter de Derek. Poco después, la enfermera Sue Kirkpatrick le dio al chico de once años un sedante que le permitiría morir tranquilamente. Cindy sabía que había hecho todo lo posible por salvarlo.

Rodeada de sus seres queridos, Cindy le da el último adiós a su hijo Derek. Lo besa suavemente y le canta su canción favorita.

En el funeral, Cindy encabeza el cortejo mientras su hijo Micah y algunos amigos de Derek cargan el féretro. Frente a su tumba, Cindy pronuncia las siguientes palabras: «Siempre llevaré su recuerdo en mi corazón y les pido a los demás que ayuden a otras familias como la nuestra con su tiempo, energía y apoyo». Los restos de Derek fueron enterrados el 19 de mayo de 2006 en el Mount Vernon Park.

Sin duda, imágenes muy fuertes. Cindy y su familia lo pasaron terriblemente mal durante ese tiempo, pero es aún más sorprendente ver cómo luchó Derek por su vida. También resulta muy conmovedor ver que incluso en los períodos más oscuros de nuestras vidas, es posible experimentar momentos de felicidad. Y son estos recuerdos los que nos ayudan a seguir adelante.

Fuente: NoLoCreo

https://youtu.be/X4yJEqsytRY

Maradona contó su relación con las drogas y cuándo consumió por primera vez

Actualmente, existe una versión más tranquila de Diego Armando Maradona. Desde hace un tiempo, el ex entrenador de la Selección argentina vive con más serenidad, reconoció a Jana y Diego Jr. y hasta se amigó con la FIFA.

Sin embargo, parte de su pasado dista mucho del actual Diego. En diálogo con el Canale 5, de la cadena italiana Mediaset, el surgido de la cantera de Argentinos Juniors contó detalles de su relación con las drogas.

«Tenía 24 años cuando consumí droga por primera vez, en Barcelona. Fue el error más grande de mi vida», dijo el ex futbolista, que rápidamente reconoció que lleva 13 años sin consumir, algo que le produjo un cambio radical.

Prosiguiendo con la entrevista, sostuvo: «El problema más grande fue el de la droga. La droga mata. Yo soy muy afortunado, porque si continuaba así, hoy estaría muerto. Hace 13 años que no consumo. Hoy puedo levantarme a la mañana y ver a mis hijos y nietos».

Maradona y su familia:

«Ahora tengo tres años de contrato en Dubai, hago el amor con Rocío y juego al fútbol. Tengo a mis cinco hijos y mis nietos».

«Siempre me han dicho que no reconocía a Diego Jr. Le doy razón a la gente. Me perdí muchos años de un hijo maravilloso. Lo mismo con Jana. Hoy es mi amor».

«Tengo cinco hijos que me hacen felices».

«Me enamoré rápido de Diego Jr., porque es igual al padre. Trabaja conmigo, está cerca. Lo haré trabajar conmigo en la academia Maradona en Dubai».

«Ojalá pueda unir a toda mi familia».

«Veronica Ojeda sólo me ha dejado a Diego Fernando, nada más. No quiero saber más nada de ella».

La relación con Rocío Oliva:

«Hoy estoy tremendamente enamorado de Rocío. Pero ella sabe que yo, como la amo a ella, puedo llegar a tener otro amor».

«Con ella estamos bien, no voy a tener hijos por la distancia de la edad».

Su opinión del Papa Francisco:

«Somos dos argentinos que llegamos muy alto. He estado con otro Papa, pero no transmitía nada. Este está haciendo cosas dentro del Vaticano que son de un fuera de clase».

El duelo con Mauro Icardi:

«Uno no puede traerlo a la casa, a una cena, y luego esposarse con la mujer».

«Icardi es un traidor. Será un gran jugador, no digo que no. Pero lo que le hizo a Maxi López es de traidor y eso en el fútbol y en la vida, se paga».

«A veces hace goles, pero no es Batistuta. Batistuta es diez Icardi».

Fuente:Infobae

Se conoció de la existencia de un texto, en el cual “Chespirito” cuenta detalles desconocidos de la serie , entre ellos la triste historia de cómo el “El Chavo” llegó a la vecindad, y su verdadero origen.

«El Chavo del 8» es una de las series más exitosas de todos los tiempos. En la Vecindad, ocurrían historias insólitas y muy graciosas que hicieron, hacen y harán reír a millones de personas durante gran parte de sus vidas.

Allí, donde vivían Quico, Doña Florida, La Bruja del 71, Don Ramón, La Chilindrina, pasó de todo, pero con respeto y dejando una sabiduría muy inocente para todos los niños de todo el mundo.

El tiempo pasó pero varios fanáticos guardan dudas sobre el origen del niño pobre que se resguardaba en el barril. Porque claro, no vivía dentro del mismo, dormía en el departamento 8. Roberto Gómez Bolaños, el creador e intérprete de El Chavo, escribió un libro en 1995 donde contó todo eso que queremos saber.

«El diario de El Chavo» revela los secretos más profundos, como su verdadero nombre: Rodolfo Pietro Filiberto Raffaelo Guglielmi. En el mismo cuenta que no tuvo relación con su padre, pero sí con su madre, que lo dejaba en una guardería mientras trabajaba. Un día no volvió a buscarlo y fue derivado a un orfanato, del cual se escapó años después.

Su vida cambió rotundamente cuando una anciana lo llevó a la vecindad, donde había otros niños. Allí vivió muchas aventuras con sus amiguitos pero nunca dejó de ser pobre.

La nieta de uno de los tripulantes que sobrevivió al hundimiento del Titanic reveló lo que sería la única verdad de lo sucedido.

 

La historia relata que el señor J. Bruce Ismay, presidente de la compañía dueña del lujoso y gigantesco trasatlántico, pretendió conseguir los titulares evidenciando la velocidad del Titanic, al tratar de llegar a su destino un día antes de lo previsto.

Para lograrlo, exigió al capitan Edward Smith que navegara a toda marcha, a lo que el oficial accedió aún sabiendo que podían encontrarse con icebergs en la ruta. Cuando divisaron la enorme masa de hielo fue imposible virar para esquivarla y evitar la colisión, debido a la velocidad que llevaba y el enorme tamaño de la embarcación.

Ese momento se convirtió en el principio del fin para el espectacular buque. No obstante, este relato trillado que todos asumen como cierto, podría no serlo.

Lo que habría ocurrido realmente aquella tranquila noche del 14 de abril de 1912, hace tan solo algunos años fue revelado por la propia nieta de uno de los pocos integrantes de la tripulación que sobrevivió a la tragedia: el segundo oficial, Charles Lightoller.

 Según lo dicho por Lightoller, una vez se avistó el iceberg, el primer oficial William Murdoch ordenó de inmediato al timonero del Titanic girar todo a estribor.Sin embargo, éste, perturbado y nervioso con la moderna tecnología del transatlántico británico, hizo lo opuesto a la instrucción ordenada.

Un simple pero significativo error humano, que cobró la vida de 1513 personas.

De acuerdo a la declaración de la nieta de Lightoller, el motivo por la cual no fue revelada antes la verdad, fue el código de honor que existe entre los marineros, que ocultaron lo sucedido para evitar la humillación de su camarada.

Fuente: grandesmedios.com