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Investigaciones de la Universidad de Nueva Gales del Sur revelaron que el mal humor es señal de tener alto cociente intelectual. La conclusión fue que el mal genio estimula la capacidad para argumentar, mientras que los niños optimistas tienen más facilidad para crear y cooperar.

 

Los especialistas aseguran que los niños y personas malhumoradas procesan mejor la información en situaciones difíciles y dan mejores respuestas ante las situaciones complicadas de la vida.

 

Cuando el temperamento de tus hijos se excede 

A medida los niños crecen, comienzan a cuestionarse todo lo que ocurre a su alrededor, lo cual es altamente positivo. Sin embargo, si tus hijos se extralimitan, aplica estos consejos:

 

– Estimúlalos para que expresen con palabras lo que sienten y no con gritos o golpes.

– Enséñales a apartarse de las situaciones o personas que los alteran significativamente.

– Si explotan, pídeles que vayan a su habitación y explícales que no les harás caso hasta que se tranquilicen.

– Sé un ejemplo y no muestres un carácter desmedido en situaciones cotidianas.

 

 

Fuente: Revista Mariela

Es común que tengamos variedad de prendas en nuestro clóset y no sepamos qué ponernos. O –peor aún– que exista ropa colgada y ni siquiera la usemos. Para evitar este desperdicio de tiempo, energía y espacio, ingenieros australianos de Melbourne (Australia) crearon un guardarropa con tecnología de punta, que da seguimiento a la indumentaria de cada día para luego darnos consejos sobre cómo vestirnos según la ocasión. Su sistema utiliza etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID), muy similares a las que emplean los comercios para hacer sus inventarios y garantizar la seguridad de sus productos. La información de las etiquetas llega a un ordenador que genera un perfil de preferencias de cada usuario.

 

Hasta que esta maravilla llegue a tu hogar, te damos un sencillo tip que te ayudará a saber qué no utilizas, liberando tu ropero y dándote la oportunidad de comprar lo que sí necesites: simplemente coloca todos los ganchos en una dirección y, cuando retires tu ropa para vestirte, cuélgalos de nuevo hacia el lado contrario. Después de un tiempo, deshazte –sin piedad– de todo lo que permanezca en el sitio original.

 

Fuente: Revista Mariela. Edicción 98