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Fernanda Castillo compartió una emotiva felicitación de cumpleaños para su hermana Mariana, quien padece de síndrome de Down.

La actriz publicó en Instagram una foto con su hermana y el siguiente mensaje: “Hace 22 años llegaste a darnos el enorme regalo de tu existencia Mariana! Gracias por elegirme como hermana, por enseñarme con tu fortaleza, tu seguridad y tu precioso corazón! Feliz cumpleaños Marianita! Te quiero!”.

Fernanda es novia del actor Erik Hayser, con quien ya tiene tiempo y ha consolidado una excelente relación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: La Botana

El famoso «corazón roto» no es sólo una metáfora. Es la definición de un daño que puede resultar irreparable, un síndrome que deriva de las situaciones estresantes. Una fuerte discusión, terminar una relación afectiva o perder un familiar pueden provocar que falte el aire, que se tensen los músculos, que el corazón se acelere y aumente la velocidad a la que fluye la sangre en las venas o que se nuble la vista, entre otras cosas, todos síntomas que dan lugar a la aparición de la compleja patología.

El síndrome del corazón roto o cardiomiopatía de TakoTsubo es una afección cardíaca causada por estrés, descrita por primera vez en Japón en el año 1990. «Es una enfermedad que simula un infarto agudo de miocardio, a veces seguido de cuadro de insuficiencia cardíaca y que puede tener una mortalidad variable entre el 5 y 7 por ciento», explicó el doctor Daniel López Rosetti, Jefe del servicio de medicina del estrés del Hospital Municipal de San Isidro.

Las principales afectadas son las mujeres postmenopáusicas -entre 55 y 75 años-, protagonistas de alrededor del 95 por ciento de los casos. La otra cuestión llamativa, indica el especialista, es que las arterias coronarias se presentan sanas, sin alteraciones.

Surge debido a un golpe, trauma o shock emocional que la persona haya sufrido en los últimos días, semanas o meses. «Quiere decir que es un síndrome de naturaleza emocional afectiva, que altera la función cardíaca e incluso puede llevar a la muerte», sostuvo el experto aunque dijo que si el tratamiento es adecuado, la recuperación es integral y el paciente queda perfectamente bien del corazón, ya que no tiene alteraciones coronarias.

«Si bien la mayoría de las personas deben permanecer en el hospital mientras se recuperan, afortunadamente, los pacientes que lo sufren tienen buena evolución debido a que los trastornos o alteraciones de la motilidad ventricular son reversibles, por lo que se logra una recuperación completa en pocas semanas. Al egreso sanatorial, es conveniente un seguimiento cardiológico para monitorizar el tratamiento y evolución», agregó Carlos Reguera, jefe del área de cardiología y medicina preventiva en INEBA.

Existen dos puntos de interés que sirven para entender y prevenir la patología: primeramente, el corazón de la mujer biológicamente no es igual al del hombre y los dolores cardíacos son diferentes. El dolor de infarto agudo miocardio es una descripción masculina. Es un dolor típico intenso, detrás de la zona de la corbata, retroesternal, opresivo, que puede irradiarse a raíz de cuello, hombro izquierdo, brazo izquierdo, la espalda, la boca del estómago, y es seguido de nauseas, vómitos, transpiración, sudoración profusa, malestar general, sensación de hipotensión arterial.

En cambio, la mujer tiene una descripción distinta. «La mayoría de los dolores femeninos de orden cardíacos son llamados ‘atípicos’ porque el dolor en general nunca es tan intenso: es más suave, más difuso, por momentos viene y se va, y pueden haber síntomas como palpitaciones, sensaciones de falta de aire», aclaró López Rosetti.

La otra cuestión es de carácter informativo. Habitualmente se considera que la primera causa de muerte de la mujer son las de orden tumoral y no las cardíacas. Sin embargo, en la Argentina, el 32% de las mujeres muere por Enfermedad Cardiovascular (ECV), una cifra muy por encima de, por ejemplo, el cáncer ginecológico, que representa el 6%. Esta errónea percepción genera que ante un síntoma de infarto, las féminas realicen las consultas tiempo más tarde.

Las recomendaciones para evitar ser una paciente más consisten en llevar un correcto control del corazón y sensibilizar los mecanismos diagnósticos en mujeres porque la enfermedad cardíaca por una cuestión machista y educacional muchas veces pasan desapercibidas. Se sugiere una serie de estudios anuales a partir de los 40 años, que incluyen análisis de laboratorio que brinden datos de colesterol discriminado, electrocardiograma, ergometría y ecocardiograma.

«Las pacientes y los hombres que las rodean siempre deben pensar que el corazón puede estar afectado aunque la sintomatología no sea tan clara, con lo cual a la rutina de los exámenes ginecológicos, papanicolau, mamografía y demás, siempre es conveniente agregar una consulta con el médico clínico para ver cómo se encuentra el corazón», concluyó López Rosetti.

Fuente: infobae

Muchas personas sufren el así llamado «síndrome de enero», este consiste en una preocupante falta de dinero en los primeros días del año.

Parte de este fenómeno radica en la situación contraria que vivimos en el mes de diciembre, cuando en vísperas de la Navidad y del Año Nuevo tendemos a hacer más compras de lo normal a medida que se acercan los días festivos.

Entre el listado de como reconocer este síndrome está el exceso de decisiones emocionales, la desesperación y los esfuerzos para evitar todo tipo de gastos, así como el miedo a la inflación e incluso a la tarjeta.

Para afrontar dichos problemas se aconseja pensar en el presente en vez de en el futuro, tratando de ser objetivos y evitando una emocionalidad excesiva. Asimismo se considera muy útil no tocar los ahorros y tratar de desarrollar la capacidad creativa, por ejemplo, pensando en qué ‘hobbie’ podría convertirse en una fuente de ingreso.

Siguiendo estos sencillos consejos, podremos sentirmos más felices en el primer mes del año y evitar esa incómoda sensación de que empezamos el año con el pie izquierdo.

 

A la hora de hablar del síndrome de Wendy no es nada más que la necesidad de cuidar a nuestras parejas, de darlo todo por ellos y de priorizar sus necesidades antes que las nuestras es algo que se da hoy en día con normalidad. Son muchas las mujeres que cometen el error de “amar demasiado” a la pareja, perdiendo con ello su propia autoestima.

Hay que mantener un límite, un equilibrio. Puedes adorar a tu pareja, querer mucho a tus padres o a tus amigos, pero nunca se debe llegar al extremo de olvidar nuestras necesidades y pasar por alto nuestro crecimiento personal.

El síndrome de Wendy, la mujer perfecta para un Peter Pan

Recordemos un poco las personalidades de Wendy Darling y Peter Pan. Peter es ese joven que se niega a crecer, que no desea tener las responsabilidades de un adulto y busca, ante todo, vivir una existencia de aventuras sin tener que entrar jamás en esa esfera de la estabilidad y de la madurez.

Peter Pan describiría, pues, a todos esos hombres más bien inmaduros, incapaces no solo de responsabilizarse de su propia vida, sino también de la de los demás. ¿Y qué hay de Wendy Darling? Ella es esa muchacha que ya desde el primer día cose la sombra de Peter para que este no vuelva a perderla, que se preocupa por limpiar su casa, por atender a los “niños perdidos”… Lo da todo por los demás porque es así como ella es feliz.

Veamos ahora qué características son las que suelen definir a las personas con el síndrome de Wendy:

– Sienten la necesidad de cuidar, de atender a los demás, porque ese es el modo en que sienten que hacen felices a los demás.

– Priorizan las necesidades de los demás a las propias, de ahí que lleguen a sacrificar sus aficiones e incluso aquello que para ellas es importante.

– Para estas personas, cuidar es un modo de ofrecer amor y lo hacen, por tanto, libremente y porque así lo quieren. Nadie les impone el que deban cuidar a otras personas. No obstante, suelen “encajar” muy bien con parejas con el síndrome de Peter Pan, es decir, hombres inmaduros que se dejan cuidar, que no quieren responsabilizarse y para quienes es cómodo contar con una pareja que se haga cargo de todo, incluidos los niños.

– Las personas con el síndrome de Wendy tienen miedo, sobre todo, a dos cosas: a que las otras personas dejen de necesitarlas y a quedarse solas.

– Hay que tener en cuenta un importante aspecto. Es posible que el cuidar y el atender les haga felices, pero siempre llega un momento en que se dan cuenta de que los demás pueden estar manipulándolas, o que están dando demasiado a cambio de nada. Llegará un día en que se sientan frustradas e infravaloradas, y es ahí cuando aparece el problema. Hay que ir con cuidado para que estos comportamientos no deriven en una posible depresión.