1- Rogue one
Confieso que soy fanático de Star Wars desde que tengo uso de razón, así que mi percepción está prejuiciada, pero ningún otro blockbuster del 2016 se le acercó a este en términos de ejecución cinematográfica y como puro espectáculo. Este popular universo jamás se había expuesto en pantalla de manera tan asombrosa como lo que logró el director Gareth Edwards, quien borró la connotación negativa que carga la palabra “precuela” dentro de esta saga con una trama pertinente al panorama político actual y las mejores secuencias de acción que se han visto en la franquicia. Los últimos 45 minutos de esta película fueron el mejor rato que pasé en el cine este año.
2- The lobster
El largometraje más extraño del 2016 no podía ser dirigido por otro que el cineasta detrás de la magistral Dogtooth, el griego Yorgos Lanthimos, quien continúa explorando la complejidad de las relaciones humanas desde su singular perspectiva. En esta nos presenta una distopia en la que las personas solteras son internadas en un hotel donde deben encontrar pareja dentro de 45 días o serán transformadas en animales. Mitad surrealismo buñuelesco, mitad retorcida comedia romántica, Lanthimos continúa consagrándose como una de las máximas luminarias del cine contemporáneo.
3- Moonlight
Hay tanto dolor como amor en esta película acerca de un joven negro que es víctima de constantes abusos por su homosexualidad. Ese amor queda expuesto dentro del recuadro como fuera de él. Dentro, a través de las estupendas actuaciones a cargo del mejor elenco que se vio en pantalla este año. Dentro, gracias a la manera como el director Barry Jenkins captura la ternura en los gestos más mínimos. Dentro, por la por oportunidad que el libreto nos ofrece de seguir a este personaje a lo largo de tres etapas de su vida y verlo hallar consuelo a sus profundas penas. Fuera, porque lo que consiguieron todos los involucrados en esta magnífica obra no es nada menos que el bálsamo que muchos necesitábamos este año, la empatía en respuesta al odio, la comprensión ante la intransigencia. Acabé de verla queriendo abrazar a todos los personajes, sentir un abrazo de vuelta, y con la confianza –quizás ingenua– de que todo va a estar bien.
4- The Wailing
Para encontrar los filmes más escalofriantes y perturbadores de los últimos años, solo hay que mirar hacia Corea del Sur, y en el 2016 no fue la excepción. El tercer largometraje de Na Hong-Jin es por momentos impenetrable con su fusión de conceptos religiosos del cristianismo, el budismo tibetano y el chamanismo surcoreano. En otros, sorprende con risas inesperadas que chocan tonalmente, mas son necesarias para subsanar el terror que va in crecendo hasta el estremecedor desenlace en el que –tras más de dos horas de ver cómo un pequeño poblado cae víctima de una serie de posesiones demoniacas– convergen la fe, la sangre y el misticismo.
5- O.J. Made in America
El caso de O.J. Simpson es tan solo la cima del iceberg en este épico documental de 7 horas y media de duración en el que el director Ezra Edelman realiza una abarcadora radiografía de Estados Unidos y los profundos prejuicios raciales que rigen prácticamente todos los aspectos de su sistema social y judicial. Desde los triunfos deportivos de Simpson hasta el crimen que acabó reafirmando la ridícula quimera del llamado “Sueño Americano”, el ascenso y la caída de este ícono estadounidense presenta todos los ángulos imaginables de esta historia a través de un extraordinario trabajo investigativo que toca la fibra de esta nación dividida desde su fundación por el color de la piel.