Lo más fácil y lo que solemos pensar todo el mundo es que comer fruta solo implica comprarla o cosecharla del árbol frutal, el que se lo pueda permitir y llevársela a la boca después de haberla lavado, cortado etc?pero el tema es mucho más que eso y para comer fruta también hay que saber cómo comerla y sobre todo cuando comerla.
La fruta nunca se debería de comer después de las comidas, algo que es costumbre en millones de hogares en todo el mundo.
La fruta para poder aprovechar todas sus propiedades y para que no estropeé las propiedades y la digestión de los otros alimentos, se debe de comer con el estómago vacío.
Esto es por lo siguiente:
Supongamos que hemos comido 2 rebanadas de pan y una rodaja de alguna fruta. El trozo de fruta ingerido está preparado para pasar a través del estómago y de nuestros intestinos pero el pan no lo estará.
Cuando la fruta entra en contacto con otro alimento y los jugos digestivos del estómago, la masa entera que forman los alimentos comienza a estropearse.
Por lo tanto lo mejor es comer la fruta bien antes de las comidas, una media hora antes de comer o bien entre horas, pero nunca junto con otros alimentos.
También al mezclar una pieza de fruta con otros alimentos se producen gases y nos vamos a sentir más hinchados.
Otro aspecto muy importante en el consumo correcto de la fruta, es que muchas personas cocinan sus manzanas, peras y demás piezas de fruta, sin tener en cuenta que al cocinarlas pierdan la mayoría de su valor nutritivo.
Uno solo se beneficia de su sabor, pero si lo que queremos es aprovechar la fruta para obtener todos sus beneficios, la manera de hacerlo es comer la fruta siempre cruda.
Una buena manera de limpiar el organismo es tomando por las mañanas solo fruta en ayunas, lo cual puede hacerse mediante jugos de frutas o incluso mezclados con vegetales, lo cual aumentará la alcalinidad de los jugos y su poder desintoxicante.
En definitiva podemos decir que vivimos en una sociedad marcada por las costumbres, lo cual no quiere decir que siempre estas sean las más adecuadas o las más recomendables desde el punto de vista de la salud, como sucede en este caso con la fruta.