Nunca dejes que nadie te diga que no puedes llegar a conseguir algo por haber nacido niña. Si lo deseas de verdad, inténtalo con todas tus fuerzas. Cuanto más alto dispares tus flechas, más lejos llegarán.
No permitas que te hagan de menos, que te miren pequeña y corten tus alas. Huye de aquellos que son tan mezquinos que necesitan verse grandes a costa de otros.
Escapa también de los que ponen zancadillas, de los que pretendan poseerte, de los celos, de los que frenan, restan o te hacen sufrir. Hay mucha gente que merece la pena, no pierdas el tiempo con aquellos que te harán infeliz.
No creas a los que dicen que hay trabajos, aficiones, sueños o actitudes que no están hechos para las mujeres. Están equivocados. Demuéstraselo.
Si persigues o disfrutas algo en lo que estás en minoría no eres rara, simplemente eres tú. Aprende a sentirte cómoda con cómo eres.
Serán muchos los que tenderán a valorarte por tu carcasa. Da igual cómo seas, da igual si creces según sus estándares de belleza o completamente alejada de ellos. No lo permitas. Jamás les creas.
Tampoco juzgues tú a los demás por aquello que no es esencial.
Busca a los que te ven como eres, no como aparentas ser ni a través del filtro de ser una mujer.
Mira a los demás como a iguales. Nunca les veas desde abajo. Tampoco desde arriba.
Sé independiente. Sigue tu camino y sé capaz de mantenerlo. No dependas nunca tanto de alguien como para dejar de escuchar a dónde quieres que te lleven tus pasos.
Respeta. Exige respeto.
Prepárate para pelear cuando sea necesario. Lo será. No has venido a un mundo en el que todo es justo e igualitario.
Asume que vivir implica tomar decisiones, encontrarte frente a encrucijadas en las que tendrás que decidir el camino a seguir. No temas asumir renuncias, pero no mires atrás. Tampoco tengas miedo a desandar parte del camino recorrido si es necesario.
Conócete y quiérete. Ama sin cadenas.
Sueña con volar tan alto como quieras. Yo siempre estaré ahí cuando me necesites. También soñando. También volando.
Autora: Melisa Tuya