Ser sanas no sólo depende de ingerir los alimentos adecuados, sino también de expulsar las toxinas que nos dañan o envejecen. Hay muchos métodos para limpiar tu organismo pero uno de los más sencillos es simplemente utilizando la temperatura del agua de la ducha a tu favor.
El baño de contraste consiste en bañarte con agua caliente por 3 minutos, después cerrar el agua caliente y bañarte con agua fría por un minuto. Repite esto al menos tres veces.
Este simple acto te ayuda a mejorar la circulación, lo que provoca la eliminación de toxinas, además de estimular y mejorar tu sistema inmunológico. Debido al cambio de temperatura las células más cercanas a tu piel se expanden y contraen, reduciendo la fricción entre las mismas.
Además, el agua fría es mejor para la piel y el cabello por lo que notarás un cambio desde los primeros días. Acompaña estas duchas de una dieta más balanceada y ejercicio.
Fuente: actitudfem.com