Según un nuevo estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), adoptar como estilo de vida la dieta mediterránea o la dieta nórdica podría cortar las tasas de cáncer, diabetes y enfermedad coronaria. El análisis, realizado sobre literatura médica existente, se hizo para buscar recomendaciones ante la «emergencia de obesidad».
Se estima que la obesidad interviene en uno de cada 20 casos de cáncer. En América Latina y el Caribe, el sobrepeso, la obesidad y el hambre son un «problema desbocado», según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y las enfermedades asociadas como diabetes y la presión alta, están entre las principales causas de muerte. «La obesidad matando a más personas que el narcotráfico, el crimen, la violencia y los conflictos en nuestra región», dice el informe.
La dieta mediterránea es rica en vegetales, frutas, nueces, cereales y aceite de oliva, con proteína animal como pescado o pollo y pocos lácteos, carne roja y alimentos procesados. La dieta nórdica es similar, aunque menos conocida porque se comenzó a popularizar hacia 2004, sistematizada por el famoso restaurante NOMA de Copenhagen, y se concentra más en frutos rojos, legumbres, granos enteros y pescados grasos, y prefiere el aceite de canola.
Como se infiere de su nombre, parte de alimentos que son comunes o tradicionales en Suecia, Noruega, Finlandia, Islandia y Dinamarca. Varios estudios han demostrado que es buena para bajar de peso y mejorar la salud en general en un plazo corto.
Según Harvard Heart Letter, sus marcas son cereales como centeno, cebada y avena; vegetales como col, patatas, brócoli, repollitos de Bruselas, remolachas, nabos y zanahorias; legumbres como frijoles y arvejas; semillas comestibles, como las de girasol y sésamo; algas; pescados como el arenque, el salmón y la caballa, y mariscos.
La publicación del área de cardiología de la Universidad de Harvard la recomendó como protectora del corazón al igual que la mediterránea, en particular porque limita el procesamiento (se cocina de cero), los dulces y la carne roja.
Al analizar las diferencias, el artículo observó que, al igual que el aceite de oliva, el de canola tiene una alta concentración de grasa monoinsaturada, que es saludable. Pero también contiene ácido alfa-linolénico, un ácido graso de origen vegetal similar a los del omega-3 animal. Su valor calórico, además, es inferior.
Los carbohidratos de los cereales son de alta calidad: los panificados que se elaboran con centeno, cebada y avena son ricos en fibras, además, como la masa fermentada del Rugbrød danés. También contienen vitaminas, minerales y antioxidantes.
Además de manzanas y peras, los escandinavos consumen muchos frutos rojos: fresas, arándanos azules y rojos, frambuesas, moras y escaramujos. La investigación de Harvard ha vinculado la ingesta abundante de frutos del bosque con menos riesgo cardíaco: «Los frutos del bosque son fuentes excelentes de químicos de las plantas, las antocianinas, que parecen bajar la presión sanguínea y hacer más flexibles los vasos sanguíneos«.
En la dieta nórdica se desaconseja el consumo de carnes, lácteos, azúcar y alcohol. A diferencia de la mediterránea, también, incorpora un poco de carne de caza.
En síntesis, las líneas principales de la dieta nórdica son:
Para comer en abundancia: Verduras, legumbres, semillas, granos enteros, nueces, pescados (en particular grasos), mariscos, frutos rojos y aceite de canola.
Para comer con moderación: huevos (de gallinas libres), queso, yogur, carne de caza.
Para comer excepcionalmente: Carnes rojas.
Lo que hay que evitar: azúcar añadido en cualquier forma (bebidas azucaradas, por ejemplo), alimentos procesadas, aditivos y comida rápida.
Fuente: Infobae