Un tratamiento láser para Kim Phuc Phan Thi, «la niña del napalm», permitió que a los 53 años pueda sentir la caricia de su nieto en la piel quemada en 1972 por una bomba lanzada desde un avión de Vietnam del Sur.
Phan Thi tenía nueve años cuando el 8 de junio de 1972 el fotógrafo de la agencia estadounidense The Associated Press Nick Ut la inmortalizó mientras, aterrorizada y desnuda, huía de las bombas. Esa foto se convirtió en un ícono de los horrores de la Guerra de Vietnam, además de ser galardonada con el Premio Pulitzer.
La mujer, que vive desde hace años en Canadá, finalizó en estos días un ciclo de terapias en un hospital de Miami que removieron las cicatrices de las quemaduras en la espalda y en un brazo, permitiéndole recuperar la sensibilidad.
La ex «Napalm Girl», cuya foto fue eje de una polémica porque hace poco fue censurada en Facebook, se había resignado a vivir con el dolor hasta que conoció, a través de la televisión, el método terapéutico de la doctora Jill Waibel en Miami. Tomó contacto con el Instituto de Dermatología y Láser de Miami pero el tratamiento era muy caro, desde 1.500 a 2.000 dólares cada sesión, pero la médica decidió no cobrarle luego de conocer a Phan Thi y escuchar su historia.
El éxito no estaba garantizado. El uso del láser para borrar las cicatrices es relativamente nuevo y el daño en el cuerpo de la mujer era enorme. El napalm le había causado quemaduras de cuarto grado, cocinando la carne y los músculos y fundiéndolos con los huesos.
«Nunca pensé poder curar las heridas o el dolor. Siempre pensé que el alivio llegaría solo en el paraíso, ¡pero ahora la Tierra se convirtió en mi paraíso!», declaró la mujer al iniciar el tratamiento.
Weibel usó 50 tipos de láser distintos sobre la piel de Phan Thi. Los rayos incandescentes fundieron la piel cicatrizada y permitieron que se regeneraran capas de piel nueva y colágenos. Serán necesarias algunas semanas antes de ver los efectos del último tratamiento, pero los resultados de los ciclos anteriores dejan percibir una mejora clara.
«En algunos puntos la piel es suave, ¡es bellísima!», afirmó la mujer al diario Miami Herald. También los dolores disminuyeron, pero el efecto para Phan Thi más extraordinario fue la recuperación de la sensibilidad porque el proceso regenerativo incluyó a algunos nervios cercanos a la superficie de la piel. «Ahora puede sentir la caricia del nieto en su brazo», contó Weibel.
Fuente: Infobae