El amor es para siempre
El amor es eterno mientras dura. Muchos escritores y poetas lo han expresado así. «El amor puede ser para siempre, pero no la etapa del enamoramiento sino la relación con los cambios que se dan al pasar el tiempo. Las sensaciones y los sentimientos van modificándose y la pareja puede durar toda la vida, o sólo ‘una temporada'».
El amor todo lo puede
«Si consideramos el amor puesto al servicio de conseguir todo lo ‘humanamente posible’ podemos decir que ‘todo lo puede’, realmente es una fuerza increíble que nos pone en ‘modo positivo’ y nos lleva a superar obstáculos. Pero no tenemos que confundir esto con los logros mágicos de los mitos y leyendas o con las fantasía desencadenadas por el famoso ‘…y comieron perdices y fueron felices para siempre'».
El amor y las novelas
Uno de los mitos románticos que reflejan cientos de historias en libros y películas es que el hechizo del amor, la flecha de Cupido, cambia la vida, salva y soluciona los problemas. El amor convierte a los sapos en príncipes, rescata a las chicas de su encierro de soledad y las transforma en princesas.
«Eso no sucede, pero porque es exagerado y distorsionado. En realidad, el amor nos embellece en todo sentido, dar amor nos hace sentir bien y recibirlo nos da seguridad. Si esperamos milagros, la decepción es constante. Cuanto mayor es la distancia entre los sueños románticos y la realidad, mayor es la frustración».
Tenemos que sufrir por amor
Se sufre cuando el ser amado sufre, ya que incorporamos las vicisitudes de la vida del otro a la nuestra y nos alegramos y sufrimos por ellas. Pero no ‘tenemos’ que sufrir, el amor que hace sufrir no es amor.
«A veces se sufre por un amor no correspondido, en cuyo caso la intensidad del sufrimiento dependerá del momento de la relación, y de la capacidad del ‘sufriente’ para darse cuenta de que el amor no correspondido ya no es amor sino la expresión de alguna necesidad. Lo dijo muy bien Mario Benedetti: ‘Para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, de que uno también inspira amor'».
Creer que los celos son un signo de amor
Es una equivocación. Una cosa es una demostración de celos equivalente a «me molesta pensar que pueda interesarte otra persona» y otra es «vivir enloquecido por que exista esa posibilidad». El primer caso es equivalente a un halago; el segundo es egoísmo y está íntimamente relacionado con la violencia de género que surge cuando se trata al otro como una posesión e implica serios problemas psicológicos. En este punto es bueno recordar que amar es dar libertad y ser libre, amar no es poseer ni ser poseído.
FUENTE: INFOBAE